La intervención de Pedro Sánchez puso el foco en la Comunidad de Madrid para denunciar lo que definió como un “modelo de desmantelamiento” del Estado del bienestar. Su tesis es sencilla de entender: el Gobierno central ha enviado más dinero que nunca a las autonomías y, sin embargo, allí donde gobierna la derecha se degradan los servicios. En Madrid, dijo, el resultado son esperas más largas, citas a horas imposibles y una creciente deriva hacia la sanidad y la educación privadas.
Más dinero recibido, menos refuerzo de lo público
Según los datos expuestos por Sánchez, en los últimos siete años la Comunidad de Madrid recibió casi 130.000 millones de euros en transferencias del Estado. Con ese extra, acusó, el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso rebajó impuestos a las rentas más altas en 5.670 millones y contrató más de 5.000 millones con empresas privadas sanitarias, como Quirón, en apenas seis años. La consecuencia: uno de cada tres euros del gasto sanitario madrileño se destina hoy a conciertos con clínicas privadas.
El presidente cuestionó el argumento de la “eficiencia” que suele esgrimirse para justificar la privatización. “Ha ocurrido lo contrario”, resumió, apoyándose en tres indicadores comprensibles: la confianza ciudadana en la sanidad madrileña cayó 23 puntos desde 2019, el número de pacientes en espera de especialista se ha duplicado y las pruebas diagnósticas acumulan retrasos de hasta dos años para algo tan sensible como una ecografía por bultos en pecho o cuello.
Citas de madrugada y penalizaciones
Sánchez denunció prácticas que, dijo, vulneran el espíritu del derecho a la salud: citas a las tres o cuatro de la madrugada y penalizaciones si el paciente no puede acudir, con meses extra de espera. “No importa si trabajas sin flexibilidad, si cuidas a tus hijos o si eres mayor”, lamentó. El resultado previsible: 360.000 madrileños más han contratado un seguro privado, un aumento del 16%. “El casino en el que Quirón siempre gana”, ironizó.
Educación: becas para la privada y falta de plazas públicas
La crítica se extendió a la educación. En formación profesional, subrayó, Madrid ha concedido más de 30 millones en becas para FP privada, mientras 30.000 alumnos se quedaron sin plaza en la pública. El mensaje, en palabras sencillas: ayudas para estudiar en centros privados, pero carencia de plazas donde no se paga matrícula. Esa dinámica, insistió, agrava la desigualdad porque quien tiene recursos accede y quien no, se queda fuera o paga.
En educación infantil y escuela pública, el discurso fue en la misma línea: el Estado ha invertido más, pero el crecimiento de plazas públicas en territorios gobernados por la derecha ha sido inferior al posible, priorizando cheques y ofertas privadas frente a nuevas aulas públicas. El presidente pidió fijarse en el efecto real para las familias: guarderías privadas con precios medios en torno a 500 euros mensuales y costes “muy por encima” de la inflación.
Universidad y dependencia: señales de alerta
Sánchez recordó la situación de la Universidad Complutense, que solicitó un crédito de 35 millones para pagar nóminas, como síntoma de infrafinanciación pública mientras se multiplican las ayudas a la oferta privada en otras etapas.
En dependencia, comparó a Madrid con Andalucía para subrayar una pauta que, dijo, se repite: listas de espera crecientes y beneficios al alza en las residencias privadas (56 millones más), pese a que el Gobierno central ha transferido más de 8.000 millones adicionales a las autonomías en esta materia desde 2018. La idea fuerza: no es falta de dinero; es un modelo.
“Se acabó”
Como respuesta, el presidente anunció exigencias de transparencia total a las comunidades en sanidad, educación y dependencia: publicación y auditoría de datos “que son de la gente, no de los gobiernos”. Advirtió de que no se tolerará que los recursos para servicios públicos se desvíen a “regalos fiscales” o a “trocear y vender derechos” a empresas, e invocó responsabilidad, convicción y patriotismo para defender lo común: escuelas abiertas cada mañana, centros de salud que no cierran y residencias que cuidan con dignidad.
El mensaje de fondo
En lenguaje llano, Sánchez planteó un choque de modelos: usar el dinero público para fortalecer lo público, o usarlo para reducir impuestos a unos pocos y contratar a la privada. En Madrid, concluyó, la elección está teniendo efectos visibles: más espera, más gasto de las familias y menos confianza. Y advirtió: el Gobierno central no permitirá que el Estado del bienestar se “apague poco a poco” allí donde hay alternativas reales para sostenerlo.