Casi siete años de mandato del Partido Popular en Andalucía sirven perfectamente para hacer un balance meridianamente claro de qué hoja de ruta tiene el ejecutivo de Juan Manuel Moreno Bonilla para la sanidad pública andaluza, esa que tanto se enorgullece de palabra de mantener “con el mayor presupuesto de su historia” y “cero privatizaciones”. El escándalo de los cribados de cáncer de mama fallidos, que han dejado a miles de mujeres (previsiblemente son muchas más de las 2.000 que ha avanzado la Administración autonómica) sin un diagnóstico fiable por parte del Servicio Andaluz de Salud (SAS), ha destapado las vergüenzas de una gestión que venía haciendo aguas desde mucho tiempo atrás, como vienen denunciado reiteradamente todos los sindicatos con representación en la Mesa Sectorial sin excepción.
Pero lo peor de llegar a esta situación alarmante es que Moreno Bonilla no tiene un plan B alternativo para reconducir los lacerantes números de su gestión sanitaria: listas de espera quirúrgicas y diagnósticas insoportables que siguen sin reducirse drásticamente pese a los continuos contratos con la sanidad privada, descontrol en la gestión de estas listas de espera como se ha podido comprobar, atención primaria con una falta clamorosa de profesionales y sorteando a diario una odisea absoluta para que el paciente pueda ser visto por su médico de cabecera… El cuadro diagnóstico no puede ser más desalentador.
El actual número dos de Moreno Bonilla es la mano que mece la cuna de Canal Sur y echó los dientes políticos bajo los brazos de un histórico del PP andaluz, Javier Arenas, aún plenamente activo en el Senado
A todo esto, y sólo tras el escándalo de los cribados de cáncer de mama, con miles de mujeres manifestándose en todas las capitales andaluzas, el presidente andaluz cree haber cercenado la crisis cortándole la cabeza a su tercera consejera de Salud en menos de siete años, con varios altos cargos imputados por la justicia por presuntos contratos irregulares con las clínicas privadas y dos ex consejeros ‘premiados’ por sus años al frente de Salud. El primero, Jesús Aguirre, es actualmente el presidente del Parlamento andaluz, y Catalina García, la que fuera segunda titular de Salud, es hoy consejera de Medio Ambiente. De Rocío Hernández sabremos pronto si recibe también por parte del presidente andaluz otro aguinaldo a su gestión de apenas 12 meses al frente de Salud, como ya hizo con sus dos predecesores.
La elección temporal de Antonio Sanz como sustituto de Hernández al frente de Salud lo dice todo: respuesta política para una crisis sanitaria descomunal. El actual número dos de Moreno Bonilla, tras la marcha de Elías Bendodo a Madrid junto a Alberto Núñez Feijóo, echó los dientes políticos bajo los brazos de un histórico del PP andaluz, Javier Arenas, aún plenamente activo en el Senado. Desde entonces no se ha bajado de la política y lo público un fajador nato que defiende a ultranza los principios liberales del PP. El también consejero de la Presidencia es la mano que mece la cuna de Canal Sur y controla con mano de hierro todos los hilos de la radiotelevisión pública andaluza (RTVA). Son vox populi las incontables injerencias políticas en el trabajo profesional del ente público autonómico, denunciado reiteradamente por sus propios trabajadores con exhaustivos informes periódicos.