Las crecientes voces desde todos los frentes posibles que están exigiendo a Juan Manuel Moreno Bonilla que cese inmediatamente a su consejera de Salud, Rocío Hernández Soto, deben tener en cuenta que la experiencia en este sentido determina que el presidente andaluz, que afronta estos días la peor crisis desde que gobierna Andalucía desde hace casi siete años, es reacia por completo a cesar, ya sea para no provocar “vaivenes”, como ha reconocido el propio presidente, en plena carrera preelectoral o por no romper sus planes de estos últimos días de promoción de promesas de deducciones fiscales a la carta y por entregas.
La nula empatía de la actual consejera con algunas de las mujeres afectadas por el escándalo del cribado de cáncer de mama ya viene siendo denunciada por la oposición política de izquierdas y también por los representantes sindicales de los trabajadores sanitarios públicos desde que asumió el mando en julio de 2024, y también en general al abordar el escándalo de las al menos 2.000 mujeres no diagnosticadas durante meses y años tras someterse a un cribado de cáncer de mama. Hernández ha pasado de hablar de “tres o cuatro casos” a admitir que están afectadas al menos unas 2.000 mujeres en toda Andalucía. La consejera no solo ha tenido que pedir perdón porque no se trata de simples “casos”, sino de vidas de mujeres las que están en juego.
Lejos de castigarla al ostracismo por dejar las listas de espera más abultadas del país, Moreno Bonilla premió a la anterior consejera y le encomendó otra, la de Medio Ambiente
Tampoco sus dos predecesores en el cargo durante el mandato de Moreno Bonilla al frente de la Junta han tenido un paso triunfal por la cartera que maneja el mayor presupuesto de todos los departamentos, prácticamente un tercio del total de las cuentas públicas de la Junta. El primer consejero de Salud, Jesús Aguirre, fue nombrado en enero de 2019 y abandonó el puesto para hacerse cargo de la Presidencia del Parlamento andaluz en julio de 2022, tras las elecciones de junio de ese año que ganó Moreno Bonilla por mayoría absoluta. Protagonizó no pocas polémicas declaraciones, como la relativa al aborto, cuando dijo: “lo fácil es llegar, y el chupetón”, en clara alusión al procedimiento de interrupción voluntaria del embarazo y en defensa de dar “apoyo social” a las restantes. Durante su mandato, que coincidió con la pandemia, se cerraron los contratos millonarios con clínicas privadas que están siendo investigados actualmente por dos juzgados de Sevilla y Cádiz por presuntas irregularidades.
Catalina García cogió el testigo en el verano de 2022 del que había sido su inmediato superior en la Consejería de Salud los años precedentes. Su gestión, que apenas se prolongó dos años hasta el ecuador del actual mandato, en julio del pasado 2024, estuvo salpicada por las cifras más escandalosas de listas de espera quirúrgica y diagnósticas registradas en la historia de la sanidad pública andaluza, además de un malestar creciente por el colapso que se venía detectando en la atención primaria y otros servicios sanitarios. Moreno Bonilla se refirió a ella así, poco después de firmar el cese: “No cumplió y hubo cambios”. Pese a todo, lejos de castigarla al ostracismo, la premió y le encomendó el mando de otra consejería, la de Sostenibilidad y Medio Ambiente, que actualmente ocupa.
La actual consejera vino a tomar el relevo de un departamento que llegaba tocado y se estaba convirtiendo en el principal lastre de la gestión de Moreno Bonilla como presidente. Pero lejos de encauzar unas rotas relaciones con las centrales sindicales y atender las demandas de pacientes y las denuncias de la oposición, Hernández Soto ha mantenido una actitud de nula empatía con los principales agentes relacionados con la sanidad pública, que ha tenido su punto más bajo estos días al estallar el escándalo de los cribados fallidos de unas 2.000 mujeres sometidas a las pruebas de detección del cáncer de mama.