Diversas encuestas publicadas este año vienen a confirmar que Santiago Abascal ha superado ya a Alberto Núñez Feijóo en popularidad y en preferencias como líder político, aunque ambos siguen por detrás de Pedro Sánchez en valoración general. Según una consulta del CIS (a junio de 2025), por primera vez el líder de Vox aparece por delante de Feijóo como líder preferido para presidir el Gobierno. Pedro Sánchez arrastra el 21,8% de los posibles votos; Abascal el 9,5%; y Feijóo, 9,2%.
En cuanto a la encuesta 40dB para El País y la SER, salida del horno hoy mismo, Pedro Sánchez obtiene un 23% de las preferencias (nota media 3,34); Abascal un 20% (nota media 3,31); y Feijóo, un 17% (nota media 3,26). Según esta encuesta, Feijóo es un líder en decadencia superado no ya por Abascal, sino por Isabel Díaz Ayuso, que obtiene mejor puntuación que él entre los votantes del PP.
En otros sondeos a junio 2025, Abascal alcanzó un 17,1% frente al 16,6% de Feijóo, confirmando el “sorpasso” en valoración. Pedro Sánchez sigue siendo el líder mejor valorado, aunque con un suspenso generalizado en la nota media. De esta manera, Abascal logra superar a Feijóo en preferencias, reflejándose así un mayor entusiasmo entre los votantes de Vox frente a los del PP.
Hay diversos factores principales que explican la decadencia del jefe de la oposición. En primer lugar, su estrategia de pactos con la extrema derecha no convence a parte del electorado del PP. Es evidente que no ha logrado controlar la fuga de votantes del PP hacia el partido ultra Vox. Hasta un 16% de los votantes del PP aseguraban, ya en 2023, que optarían por Abascal, mientras que solo un 2,9% de los votantes de Vox harían el camino inverso hacia el PP. Esto refleja un trasvase neto de apoyos hacia la formación neofranquista, debilitando la base electoral de Feijóo.
Por otra parte, está el discurso más duro y contundente de Abascal. El líder del PP ha reforzado su mensaje nacionalista y antisistema sobre la inmigración, el cambio climático, la UE y las élites políticas que conecta con buena parte de la opinión pública de hoy. El dirigente popular, de forma oportunista, ha querido subirse a ese barco demagógico populista con el viento de cola del trumpismo soplando fuerte, pero el electorado ha decidido ya que la copia no le gusta y prefiere quedarse con el original, es decir, con el programa político ultraderechista. Todo ello por no hablar de que Feijóo no conecta con el voto joven, que se deja seducir por Vox, ni de los numerosos fallos, lapsus e incongruencias en los que ha incurrido el gallego en no pocas apariciones públicas e intervenciones en el Parlamento. “Señor Feijóo, no es usted un buen parlamentario”, le espetó Pedro Sánchez en una reciente sesión de control tras el último devaneo retórico del aspirante a la Moncloa, que se quedó sin habla, tartamudeó, balbuceó y terminó como carne de meme (caricaturizado como el faraón Anatop III en las redes sociales).
Además, el liderazgo de Feijóo está en cuestión por diversas gestiones nefastas llevadas a cabo por sus barones territoriales en comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular. Las graves negligencias de Carlos Mazón, el escándalo de las mamografías en Andalucía y los devastadores incendios en Castilla y León (agravados por las carencias en los servicios públicos de Protección Civil), han terminado por contaminar también su propia imagen, en buena medida porque le ha temblado la mano a la hora de cesar a los incompetentes, y esa evidente debilidad la terminado captando el electorado.
Y luego está la competencia interna en el PP. Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, aparece mejor valorada que Feijóo entre los propios votantes populares, lo que debilita el liderazgo del gallego. Esta división interna resta fuerza a Feijóo frente a un Abascal que mantiene cohesión en su partido. El fenómeno Ayuso es para estudiar en las facultades de Ciencias Políticas. La lideresa se ha convertido en una especie de diva pop símbolo de una libertad mal entendida y el votante se lo compra todo y se lo perdona todo, aunque sus propuestas ultraliberales sean letales para el Estado de bienestar (ya lo estamos viendo estos días de escándalos en el hospital de Torrejón de Ardoz bajo gestión público-privada). Ayuso ha tenido la habilidad de movilizar corrientes afectivas que van más allá de la política, y la izquierda no está sabiendo contrarrestar ese gancho y tirón. El principal damnificado por ese fenómeno contracultural y antisistema encarnado por la presidenta de Madrid no es Sánchez, es Feijóo. En definitiva, en 2025 los sondeos confirman que Santiago Abascal ha adelantado a Alberto Núñez Feijóo en popularidad y preferencia como líder político, aunque ninguno de los dos consigue superar a Pedro Sánchez, que mantiene la primera posición en las encuestas.
