¿Presentará Feijóo la moción de censura contra Sánchez? Esa es la pregunta que a esta hora circula por los mentideros políticos madrileños. Hasta la fecha, el gallego se ha limitado a convocar manifestaciones domingueras contra el Gobierno. Pero su poder de convocatoria, justo es reconocerlo, ha ido menguando con los años. Al principio lograba convocar a algunas decenas de miles de personas en la emblemática plaza de Colón. Últimamente concita a su gente en lugares algo más reducidos, como la plaza del templo de Debod, donde caben bastantes menos. Gran metáfora de lo que le está ocurriendo al Partido Popular, cada vez más mermado de votantes por culpa de la fuga a Vox.
La pasada semana fue un mal momento para Feijóo. Hizo un espantoso ridículo en el Parlamento cuando trataba de trolear a Sánchez comparando sus casos de corrupción con una hipotética serie de Netflix titulada Anatomía de un farsante. El problema es que se trastabilló en el momento más trascendental, se trabucó y terminó diciendo una cosa muy rara, algo así como “Anotop Ad… perdón”. Tras las risas generalizadas en el hemiciclo, las redes sociales se llenaron de menes, uno de los más ingeniosos el que puso el ministro Óscar Puente en el que se veía una imagen de Feijóo caricaturizado de faraón (“Anotop Ad III”) y un zasca sobre el lugar elegido por el PP para la protesta contra Sánchez: “¿En el Templo de Debod? ¿En serio? Ahora se entiende todo”.
“No me faltan ganas para presentar una moción de censura, me faltan votos”, aseguró Feijóo en una reciente reunión con empresarios catalanes en Foment del Treball, apelando a Junts y ERC para que le den apoyo. El presidente del PP se refirió a la decisión del juez del Tribunal Supremo Leopoldo Puente de enviar a prisión provisional al exministro José Luis Ábalos y a su exasesor Koldo García al apreciar riesgo “extremo” de fuga ante las elevadas peticiones de prisión que afrontan por presuntas comisiones irregulares en contratos de mascarillas.
Feijóo destacó que Ábalos fue “el arquitecto de la era Sánchez, tanto en el Gobierno como en el PSOE”, por lo que “el ‘sanchismo’ ha entrado en prisión”. Eso significa, a su juicio, que el Gobierno de Pedro Sánchez ha quedado “inhabilitado” por el caso Koldo. Según el líder del PP, “quienes hoy duermen en la Moncloa y han dormido en la cárcel tienen mucho que compartir y mucho que callar”. Este “calvario judicial” del Gobierno se suma, dijo, a una “precariedad parlamentaria total”, que impide a Sánchez aprobar presupuestos.
Dirigiéndose a los empresarios presentes en el auditorio, se mostró convencido de que “en esta sala seguro que hay muchas personas que han votado a Junts” y quizá algunas a ERC. “Me faltan votos de los suyos”, apuntó Feijóo, antes de añadir: “A mí no me faltan ganas para presentar una moción de censura, me faltan votos”.
Feijóo ha reconocido que hay cosas que no puede ofrecer a esos partidos de quienes necesitaría sus votos para una moción de censura, pero sí se ha mostrado abierto a impulsar “una moción de censura con un único compromiso”: convocar unas nuevas elecciones generales en España para que “todos los ciudadanos de España puedan decidir en las urnas qué Gobierno futuro e inmediato quieren”. Mucho ataque contra el Gobierno, pero a la hora de la verdad, Feijóo no tiene poder de convocatoria. Si la manifestación la convoca Ayuso, llena el Bernabeu. Esa es la gran tragedia del actual jefe de la oposición. La lideresa madrileña lo adelanta por la izquierda mientras que Abascal lo hace por la derecha. El líder ultraderechista está encantado con el último pacto PP/Vox en la Comunidad Valenciana que ha entronizado a Juanma Pérez Llorca en sustitución del incompetente Mazón. Llorca le ha dado todo lo que ha pedido al partido de extrema derecha: recortes en la lucha contra el cambio climático (comprándole el discurso negacionista); recortes en la lucha contra el terrorismo machista y en derechos de los inmigrantes; y recortes que afectan a la Sanidad y la Educación. A Pérez Lorca solo le faltó jurar sobre la Biblia que la tierra es plana, lo cual hubiese hecho babear de gusto a Santiago Abascal. Muchos votantes del partido nostálgico son conspiracionistas de la escuela MAGA y ahí cabe todo, desde los antivacunas hasta los terraplanistas. Si Feijóo pacta con Vox, es que algo de tilín le hacen todas esas ideologías rupturistas, friquis y anticientíficas. Ya no queda ninguna duda: Feijóo se baja los pantalones ante todo el mundo, ante Aznar, ante Ayuso, ante Abascal. Su falta de liderazgo resulta alarmante. Es un estadista de broma.
