Trabajadores españoles criminalizados por sus explotadores

A lo largo de varios veranos desde diferentes sectores empresariales, sobre todo desde la hostelería, se pretende transmitir a la ciudadanía de que no se cubren vacantes porque los trabajadores no quieren, lo cual es absolutamente falso

21 de Septiembre de 2025
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trabajadores precarios
Un trabajador precario | Foto: Darwin Boaventura / Unsplash

España vive una paradoja económica que desafía la lógica clásica: millones de personas buscan trabajo mientras miles de vacantes permanecen sin cubrir. El dato es especialmente llamativo en sectores como la hostelería, la construcción, el transporte o la agricultura. Sin embargo, esta escasez aparente no se explica por falta de trabajadores, sino por la calidad de los empleos ofrecidos, según advierten economistas como Santiago Niño Becerra.

“¿Tiene algo que ver en esas vacantes las condiciones ofrecidas en esos puestos de trabajo que nadie cubre?”, preguntaba Niño Becerra, cuestionando el discurso empresarial que culpa a los desempleados de no aceptar ciertas ocupaciones.

La realidad es que muchas ofertas laborales ofrecen salarios insuficientes para cubrir el coste de vida, contratos temporales o por horas, jornadas extensas y sin conciliación, y sin beneficios sociales ni perspectivas de desarrollo profesional.

Erosión del salario mínimo

El salario mínimo interprofesional (SMI) ha crecido en los últimos años (de 950 euros en 2020 a 1.184 euros en 2025 en 14 pagas), pero el aumento del coste de la vida ha neutralizado prácticamente ese avance. Gonzalo Bernardos ha denunciado esta dinámica con crudeza: en sectores como la hostelería, los beneficios de las subidas de precios permanecen concentrados en los propietarios y gerentes de los negocios, mientras camareros, cocineros y personal temporal continúan recibiendo retribuciones insuficientes. “Os estáis forrando, pero los cocineros y los camareros no. Hay una distribución desigual: mucho para vosotros y muy poco para los trabajadores”, afirmaba Bernardos en un debate con empresarios del sector en LaSexta.

La combinación de bajos salarios, temporalidad y jornadas extensas convierte lo que podría considerarse un aumento nominal en un efecto prácticamente nulo sobre la capacidad adquisitiva de los trabajadores. Así, el problema deja de ser únicamente cuantitativo (falta de empleados) y se convierte en un desafío cualitativo: falta de empleos dignos que permitan un nivel de vida adecuado.

Círculo vicioso

España parece atrapada en un círculo vicioso. Por un lado, depende de sectores de bajo valor añadido y alta rotación para sostener parte de su economía; por otro, genera condiciones laborales que desincentivan la cobertura de vacantes. La oferta laboral se ajusta más a la flexibilidad empresarial que a las necesidades de los trabajadores. Esta situación erosiona no solo el poder adquisitivo, sino también la moral laboral y la estabilidad social.

El relato que culpa a los trabajadores de “no querer trabajar” oculta la raíz del problema: un modelo productivo que premia la precariedad y la desigualdad en la distribución de beneficios. La hostelería, con sus contratos temporales y salarios estancados, es solo un ejemplo visible de un fenómeno mucho más amplio que afecta también a la logística, la agricultura y el transporte.

Solución: empleo digno y sostenible

La solución requiere un enfoque integral. No basta con aumentar nominalmente el SMI. Es imprescindible que los incrementos salariales se acompañen de mejores condiciones laborales, estabilidad contractual, conciliación y perspectivas de desarrollo profesional. Revalorizar el trabajo no es solo una exigencia ética, sino una estrategia económica: empleos dignos generan mayor productividad, reducen la rotación y fomentan el consumo interno.

La cuestión fundamental no es si los españoles quieren trabajar, sino si los trabajos que se ofrecen merecen ser aceptados. Mientras las políticas públicas y las empresas sigan ignorando esta realidad, millones de trabajadores seguirán atrapados en un ciclo de precariedad, y miles de vacantes continuarán sin cubrirse. España, por tanto, no necesita más trabajadores; necesita mejores empleos.

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