Cada vez son más los abusos y discriminaciones para los colectivos sin recursos o en riesgo de vulnerabilidad en España. Es el caso de los parados, que en ocasiones se enfrentan a situaciones injustas, como si no tuvieran suficiente desgracia con haber terminado en una oficina de subsidios y prestaciones. “Hay bancos que no asumen las cuentas nómina para desempleados”. Con estas palabras, fuentes oficiales del SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) –el organismo autónomo adscrito al Ministerio de Trabajo y Economía Social encargado de tramitar las prestaciones por desempleo– dejan caer que podría existir una grave discriminación con este colectivo. ¿Se está tratando peor a las personas paradas en España por el mero hecho de serlo hasta el punto de que no pueden acceder a determinados servicios bancarios?
En nuestro país, los bancos admiten domiciliar la prestación por desempleo abonada por el Gobierno. En la práctica, la mayoría de las entidades financieras permiten domiciliar el paro y, de hecho, varios adelantan la paga mensual por prestación antes de la fecha oficial de pago. Lo que ocurre, y ahí es donde puede venir la discriminación por razones laborales, es que algunas entidades diferencian entre “cuentas nómina” (pensadas para ingresos del trabajo) y “cuentas corrientes” o “cuentas de ingresos recurrentes”. Los parados no tendrían acceso a las primeras, las cuentas nómina, aunque su situación patrimonial sea solvente. Algo que podría chocar de lleno contra el derecho a la igualdad consagrado en la Constitución Española del 78.
En principio, las “cuentas nómina” tradicionales están diseñadas para ingresos salariales procedentes del rendimiento del trabajo personal, pero no tendrían por qué marginar a desempleados o jubilados, toda vez que estas personas perciben un salario tan digno como cualquier otro y sometido al mismo marco legal. Es decir, estos grupos sociales deberían poder contratar cuentas nómina. Sin embargo, por lo que deslizan las citadas fuentes del SEPE, esto no siempre ocurre así.
El SEPE paga las prestaciones por desempleo entre los días 10 y 15 de cada mes. Algunos bancos adelantan el ingreso entre los días 3 y 7. El problema llega en las condiciones comerciales. Lo que sí cambia es que las promociones de “cuentas nómina” (con bonificaciones de hasta 400-700 euros por domiciliar el sueldo) suelen exigir que el ingreso provenga de una empresa como nómina laboral. En esos casos, el paro no siempre se considera válido para la oferta. Y ahí es donde surge la discriminación.
Para quienes cobran el desempleo, las entidades ofrecen cuentas corrientes sin comisiones o cuentas específicas para ingresos recurrentes, que funcionan igual para domiciliar el paro. Pero quedan fuera de las bonificaciones de las “cuentas nómina”. Este tipo de productos financieros en España ofrecen beneficios como ausencia de comisiones, regalos en efectivo, remuneración del saldo y ventajas adicionales (descuentos, tarjetas gratuitas, adelanto de nómina). Los desempleados que quieran acceder a estos incentivos quedan excluidos.
Entre los beneficios principales de una “cuenta nómina” están las cuentas sin comisiones (la mayoría elimina gastos de mantenimiento y administración si se domicilia la nómina); regalos en efectivo o incentivos; y hasta 500 euros por domiciliar la nómina. Otros beneficios son la remuneración del saldo con un 4,94 por ciento del tipo de interés nominal el primer año; la remuneración del saldo (algunas cuentas pagan intereses por el dinero depositado); tarjetas gratuitas como tarjeta de débito y crédito sin coste anual; y adelantos de nómina: posibilidad de disponer del ingreso antes de la fecha oficial. Además, hay otros descuentos y ventajas adicionales, como promociones en compras, seguros, viajes, etcétera; integración con pago a Bizum, Apple Pay, Google Pay; acceso a financiación preferente (créditos o hipotecas con condiciones más ventajosas si se mantiene la nómina domiciliada); y domiciliación de recibos. Un paraíso bancario del que estén desterrados los desempleados.
En definitiva, una “cuenta nómina” no es solo una cuenta corriente: es un producto con ventajas económicas y comerciales que los bancos usan para fidelizar clientes. El atractivo está en los incentivos (dinero, intereses, descuentos), pero siempre hay que revisar los requisitos y permanencia para evitar penalizaciones. Incentivos y ventajas sustanciosas a los que, por lo visto, no tiene derecho una persona por el mero hecho de ser desempleada y cobrar una prestación.
