Santos Cerdán ya está en la calle. La prensa da grandes titulares sobre el escándalo, mientras el exsecretario de Organización del PSOE, tras su salida de prisión, asegura que sobre él “se están diciendo muchas mentiras y manipulaciones”. “Espero que la verdad se imponga y que con esa verdad se haga justicia”. ¿Tiene argumentos Cerdán para mantener su inocencia, pese a los indicios policiales que apuntan a un gran caso de corrupción? El político socialista se aferra a sombras y dudas en la instrucción que le permiten asegurar que está siendo presa de una cacería política y mediática.
Para empezar, los informes de la Unidad Central Operativa han aparecido en prensa antes de ser conocidos por las defensas, lo que genera sospechas sobre la intencionalidad de las filtraciones. Es decir, una vez más, la unidad de élite ha filtrado información en un día crítico para el PP, justo cuando se destapaba una trama de corrupción por el tráfico de mascarillas en lo peor de la pandemia en la Diputación de Almería gobernada por los populares. ¿Simple coincidencia? Últimamente, cada vez que estalla un asunto turbio que afecta a Génova se produce una filtración en la UCO, lo cual nos lleva a pensar que hay cierta connivencia con la derecha.
Se cuestiona si estas filtraciones buscan condicionar la opinión pública o presionar al poder político. La puesta en libertad de Santos Cerdán se produjo justo después de que la UCO presentara sus informes más contundentes. La coincidencia temporal entre la excarcelación de Cerdán y la imputación de dirigentes del PP en la trama de mascarillas en Almería ha alimentado la sospecha de “equilibrio político” en los tiempos judiciales. Analistas señalan que ambos casos afectan a los dos grandes partidos y que la simultaneidad puede diluir el impacto mediático de cada uno. ¿Quién filtra y por qué? ¿Se busca neutralizar el daño político? La reiteración de filtraciones de la UCO cuando el PP está en apuros plantea serias dudas sobre si hay intereses internos en la Guardia Civil o externos en el poder político. La coincidencia con el caso mascarillas sugiere que los tiempos judiciales podrían estar influidos por la necesidad de repartir desgaste entre PSOE y PP.
En segundo lugar, hay otro asunto cuando menos extraño o llamativo. ¿Por qué la Justicia excarcela a Santos Cerdán precisamente ahora, cuando aparecen las pruebas más sólidas sobre presunto cobro de comisiones entre Acciona y Servinabar, la empresa en la órbita de la familia Cerdán? Algunos juristas hablan de “desajuste” entre la instrucción y las medidas cautelares. Lo más lógico sería que el juez hubiese prorrogado la prisión preventiva hasta agotarla, ya que ahora es cuando se está empezando a conocer el meollo de la supuesta trama de corrupción. Unas semanas más en prisión preventiva, con todo lo que se está conociendo, y es más que probable que Cerdán se desmoronara totalmente. Sin embargo, el auto de excarcelación asegura que ya no existe riesgo de destrucción de pruebas. Sorprendente. ¿Significa eso que Santos Cerdán tiene un pacto de colaboración con la Fiscalía? Eso supondría que ya está tirando de la manta, aunque en silencio. Y eso supondría también que Pedro Sánchez tendría muchos más motivos para estar preocupado. La UCO apunta a una trama de financiación del PSOE, una idea que hace temblar a Ferraz. Si se descubriese esa presunta trama, el Gobierno caería al día siguiente. Ya lo ha dicho Gabriel Rufían, portavoz de Esquerra y uno de los socios del Ejecutivo de coalición. En el caso de que se detectara una red de financiación en el seno del PSOE, el partido independentista retiraría el apoyo de inmediato.
Y luego está el problema del dinero. Se habla de 7 millones en comisiones ilegales. Más allá de que la esposa de Cerdán haya sido “cazada” por la prensa de la derecha haciendo uso de una tarjeta de crédito de Servinabar en centros comerciales como El Corte Inglés, el montante grande de la corrupción sigue sin aparecer. Si hubo adjudicaciones de obra pública con sobornos, ¿dónde están las mordidas? Este es precisamente uno de los puntos más delicados del caso Santos Cerdán: las sombras sobre su patrimonio personal y el rastro del dinero. En cuanto a los ingresos declarados, Cerdán ha sido diputado y secretario de Organización del PSOE, con un sueldo público conocido. Sin embargo, los investigadores apuntan a que su nivel de vida podría no cuadrar con esos ingresos. Está el asunto del famoso ático en Madrid, que se ha convertido en una de las piezas clave de la investigación de la UCO, porque según los informes no fue sufragado con sus ingresos oficiales, sino por la empresa Servinabar, vinculada a la trama del 2 por ciento. La UCO investiga si la compra se corresponde con sus ingresos oficiales o si hay indicios de financiación irregular.
En cuanto a la tarjeta de Servinabar, ya mencionada, la empresa vinculada a la trama habría puesto a disposición de Cerdán esa tarjeta para gastos. Se sospecha que pudo usarse para cubrir gastos personales, lo que reforzaría la hipótesis de comisiones encubiertas. De hecho, los agentes se centran en investigar el patrimonio de todo el clan Cerdán, ya que las mordidas podrían esconderse a través de movimientos financieros o vinculados a cuentas familiares. Esto abre la duda de si se intentó diversificar el rastro del dinero.
La UCO sostiene que hubo comisiones del 2 por ciento en adjudicaciones de obra pública. Sin embargo, el dinero sigue sin aparecer: no se han localizado cuentas claras ni depósitos que reflejen esas cantidades. No hay, de momento, paraísos fiscales. Esto genera dos hipótesis: que el dinero se moviera en efectivo o mediante sociedades pantalla o que los indicios sean insuficientes y no haya pruebas materiales de enriquecimiento personal.
El caso Santos Cerdán está marcado por dudas sobre su patrimonio personal y el destino de las supuestas comisiones. El ático, la tarjeta de Servinabar y los movimientos vinculados a su mujer son piezas de un puzle en el que, de momento, no aparece el dinero. Esa ausencia de pruebas materiales es lo que complica la instrucción y alimenta las sospechas de manipulación o de falta de solidez en la acusación.