Con el texto “Consecuencias ambientales de la digitalización escolar”, Ecologistas en Acción pone en evidencia que la creciente digitalización de las aulas es “un problema social y ambiental acuciante que dispara la emisión de gases de efecto invernadero”. Un factor que aumenta hasta 160 si se tiene en cuenta la cuota de participación de cada dispositivo en el mantenimiento de la red (conectividad, centros de datos, etc.).
Según los datos recabados, los 800.000 equipos repartidos en los centros escolares del Estado español entre 2021 y 2024 en el marco del programa Educa en Digital supusieron la emisión de 560.000 toneladas de CO₂ a la atmósfera.
En el informe, realizado en el marco de la campaña Escuela Saludable, también se señala que la política digitalizadora de los centros en España agrava el crecimiento del volumen de residuos electrónicos, por su baja reciclabilidad y su nula biodegradación.
Además, la digitalización de las aulas conlleva un problema de consumo de agua, ya que, según los cálculos realizados, el uso de ordenadores portátiles en el aula multiplica por 11 la huella hídrica con respecto al uso de material impreso.
Por último, el informe llama la atención sobre la imposibilidad de reciclar sustancialmente un dispositivo digital. En la fabricación de cada dispositivo intervienen 70 minerales (entre ellos, tierras raras de difícil extracción) obtenidos con un enorme impacto ambiental y social a partir de 800 kilos de materias primas.
Ecologistas en Acción recuerda que, tal y como se estipula en la ley de educación LOMLOE, se reserva a los centros educativos un papel de custodia y cuidado del medio ambiente, "un principio incompatible con el despliegue digital escolar2, según la oirganización..
Por ello, reclama la reformulación del concepto de competencia digital, que prepare al alumnado para la sociedad tecnológica sin necesidad de convertirlos en usuarios digitales.
Julio Carmona, portavoz de Ecologistas en Acción, sostiene que “urge afrontar la desescalada digital en los centros educativos en base al criterio científico y a las recomendaciones de paneles de expertos y sociedades sanitarias. La digitalización escolar solo ha supuesto un quebranto de las capacidades de aprendizaje del alumnado y sus resultados académicos, así como de los problemas de salud y desarrollo ligados a su introducción precoz”.
Consecuencias ambientales de la digitalización escolar
Aún es frecuente escuchar que el empleo de dispositivos digitales tiene, como efecto ambiental, reducir la cantidad de papel que se emplea en los colegios. Sin embargo, la huella ambiental no se mide sólo considerando uno de los recursos naturales utilizados, en este caso la celulosa, sino el conjunto de todos aquellos factores implicados en la fabricación de libros o de tablets, la energía que se precisa para hacerlo, con las consiguientes emisiones de CO₂ asociadas, el agua consumida y la reciclabilidad o biodegradabilidad de los componentes. A todos ellos hay que añadir la huella social relacionada con las condiciones laborales de las personas que hacen posible su fabricación.
El uso de ordenadores reduce básicamente el gasto de papel en colegios e institutos, pero a costa de multiplicar por 80 las emisiones finales de CO₂ cuando se sustituyen los libros de texto por ordenadores portátiles para uso del alumnado.
Si se cuenta, además, con la cuota de participación de cada dispositivo en el mantenimiento de la red (conectividad, centros de datos…), el impacto ambiental puede multiplicarse por 160.
- Fabricación y uso (electricidad durante vida útil) de un portátil: 240 kilos + 60 kilos de combustible = 300 kilos de combustible.
- Emisiones de CO₂ asociadas al uso de este combustible: 700 kilos de CO₂ (sin incluir cuota de participación en emisiones asociadas a la conectividad, como redes físicas, centros de datos o tráfico de datos.
- Emisiones por consumo de energía para la impresión: 200 gramos de CO₂.
- Emisiones atribuidas a la fabricación de tinta utilizada: 1.000 gramos de CO₂.
- Emisiones por papel utilizado de 100 hojas (200 páginas), incluyendo las pastas (que requieren más material): 518 gramos de CO₂.
- Total emisiones estimadas en la fabricación de un libro de texto: 1.718 gramos de CO₂.
- Libros que se utilizan como media en un centro estándar: 5 libros.
- Emisiones por la fabricación de los 5 libros: 8.590 gramos = 8,59 kilos de CO₂.
- Factor comparativo entre emisiones de CO₂ correspondientes a cinco libros y a un ordenador portátil: 700 kilos / 8,59 kilos = 81,49 de factor comparativo.
Además de las cifras de emisiones de CO₂, que ya son en sí mismas contundentes como para reconsiderar la extendida opinión del carácter “verde” de la digitalización escolar, se las debería matizar al alza si tenemos en cuenta el consumo de agua (la adopción del ordenador portátil en el aula multiplica por 11 la huella hídrica).
- Huella hídrica en la fabricación de cinco libros de texto: 137,13 litros de agua.
- Huella hídrica en la fabricación de un ordenador portátil: 1.500 litros de agua.
- Factor comparativo entre ambas huellas hídricas: 1500 l / 137,13 l = 10,94.
Por último, el caso del libro y del ordenador ya obsoleto merece consideración aparte. Mientras que los libros son reciclables casi en su totalidad (exceptuando algunas partes plásticas y porción de tinta), reciclar sustancialmente un dispositivo digital es prácticamente imposible.
Las tablets escolares de los colegios digitalizados acabarán formando parte de los nueve millones de toneladas de residuos digitales previstos para 2030, unos 225.000 camiones con 40 toneladas cada uno: una fila continua de trailers que podría unir Toledo con Riga (Letonia). Estos restos terminarán, en un 80 %, valorizados en centrales térmicas, enterrados o extendidos en vertederos del Sur Global.