Juan Manuel Moreno Bonilla llegó al poder en Andalucía en enero de 2019. Casi siete años después, y a las puertas de unas elecciones autonómicas decisivas que creía tener perfectamente controladas, el presidente andaluz se enfrenta al mayor escándalo sanitario de la historia de la comunidad, que afecta a más de 2.000 mujeres no diagnosticadas correctamente de cáncer de mama, y que el ejecutivo autonómico se empeña en todo momento en circunscribir al 90% en el hospital andaluz de referencia, el Virgen del Rocío de Sevilla, pese a que se han conocido en estos últimos días numerosos casos registrados en las siete provincias restantes.
El plan de choque anunciado reiteradamente por el ejecutivo andaluz para hacer frente a este descomunal caso de negligencia de gestión en el sistema público de salud se puede resumir con una simple regla de tres: intentar resolver en siete meses lo que no se ha hecho en siete años. Tanto es así que el clamoroso error reconocido por el propio Moreno Bonilla ha estallado en las manos del presidente andaluz cuando lo tenía todo encarrilado para convocar, y ganar según todos los sondeos, las próximas elecciones autonómicas, que debe convocar antes del próximo junio.
La elección de Antonio Sanz, su número dos, como consejero de Sanidad es toda una declaración de intenciones: respuesta política para un problema sanitario de primer orden del que aún no ha detectado su origen para poder atajarlo de raíz pese a que saltó a la luz el pasado 28 de septiembre, hace ya casi tres semanas. Sanidad es un departamento fundamental que gestiona uno de cada tres euros del Presupuesto andaluz, más de 15.000 millones de euros, y le es ajeno por completo al nuevo consejero, el cuarto en seis años y medio que nombra Moreno Bonilla. Ninguno de ellos ha sabido atajar las escandalosas listas de espera quirúrgicas y diagnósticas ni su gestión ha sabido apaciguar las demandas de los sanitarios, que no se cansan de denunciar la falta de profesionales y una estructura organizativa con muchos agujeros que tira con demasiada frecuencia hacia la externalización y los conciertos con aseguradoras privadas como única vía de solución de sus incontables problemas.
Una semana después de las 120 contrataciones prometidas para atajar la crisis del cribado de cáncer de mama, el balance es desolador: un radiólogo al 50% por tres meses, cinco técnicos de rayos, un auxiliar administrativo, un enfermero y un celador
El plan de choque anunciado ahora por el nuevo titular de Sanidad es más de lo mismo: promesas y más promesas de nuevas contrataciones de personal (más de 700 en esta ocasión) y una reorganización del sistema difícil de asumir a estas alturas de gestión sanitaria. Si no lo ha hecho en siete años de mandato con “el mayor presupuesto de su historia”, ¿quién puede creer que lo conseguirá ahora, con apenas siete meses por delante de legislatura, de forma atropellada y obligado por las circunstancias? Todo ello evidencia que el ejecutivo andaluz ha actuado en todo momento tarde y de forma improvisada como respuesta a un escándalo que puede llevarse por delante sus ansias electorales de un plumazo.
Sanz, recién nombrado, trae este miércoles del Consejo de Gobierno otro plan de choque que aglutina cribados ya no solo para el cáncer de mama sino también para los de cólon y cuello de útero, también en vigor desde años atrás. En total, la Junta anuncia que este plan integral de cribados tendrá un coste adicional de 101 millones de euros para contratar a 705 profesionales. Una tarea más que ardua que se puede resumir con los profesionales que en estas dos semanas de crisis del cáncer de mama han logrado sumarse al plan de choque de la nueva Consejería de Sanidad para atajar el escándalo del cribado del cáncer de mama en el Virgen del Rocío sevillano: un radiólogo al 50% por tres meses, cinco técnicos de rayos, un auxiliar administrativo, un enfermero y un celador, según el responsable de Sanidad de UGT Andalucía, Antonio Macías.
El propio presidente andaluz prometió hace solo unos días en una comparecencia extraordinaria que se realizarían 120 contrataciones, de ellas más de 60 radiólogos. Unas cifras muy alejadas de la realidad a día de hoy y posiblemente también para dentro de siete meses cuando finalice la actual legislatura y sean los andaluces los que decidan el sentido de sus votos y del nuevo gobierno andaluz.