La relación entre Junts per Catalunya (JxCat) y el gobierno de Pedro Sánchez atraviesa su momento más tenso desde el inicio de la legislatura. La dirección del partido que lidera Carles Puigdemont sopesa ahora someter a consulta entre su militancia la continuidad de su apoyo parlamentario al Ejecutivo de coalición del PSOE y Sumar, una posibilidad que, según ha adelantado La Vanguardia, será debatida el próximo lunes en una reunión de la ejecutiva en Perpiñán.
El encuentro, que se celebrará “de acuerdo con el calendario previsto” en el espacio Les 5 Éléments llega tras varios días de creciente malestar interno por lo que Junts considera incumplimientos reiterados de los compromisos asumidos por el PSOE en el acuerdo de investidura.
La cúpula independentista catalana, instalada en un tono de creciente distanciamiento, advirtió esta semana que “quizás ha llegado la hora del cambio”, en alusión a una posible retirada del apoyo al Ejecutivo socialista.
Carles Puigdemont, presidente del partido y figura central de su estrategia política, ha convocado personalmente la reunión de la dirección, en la que se abordará si conviene mantener o replantear la relación con Moncloa. La cita culminará con una comparecencia de prensa a las 17:00 horas, aunque el partido no ha precisado aún quién tomará la palabra.
Desde JxCat reconocen que la opción de una consulta interna a la militancia “está encima de la mesa” como mecanismo para refrendar la decisión que adopte la dirección. En cualquier caso, subrayan que será la ejecutiva la que marque la hoja de ruta final.
No sería la primera vez que Junts recurre a este tipo de mecanismos de validación interna. En noviembre de 2023, el partido ya sometió a votación de sus bases el pacto que facilitó la investidura de Sánchez. Meses antes, había hecho lo propio para decidir su salida del Govern de Pere Aragonès, tras una etapa de intensas tensiones con Esquerra Republicana.
Incumplimientos y plazos
La dirección de Junts lleva semanas lanzando señales de impaciencia. Dirigentes próximos a Puigdemont han advertido públicamente que antes del verano “pasarían cosas” y fijaron como plazo máximo mediados de diciembre para decidir si seguir sosteniendo al Gobierno central.
Entre los reproches más frecuentes figuran la supuesta falta de avances en la aplicación de la ley de amnistía, los retrasos en inversiones comprometidas en Cataluña y la ausencia de diálogo político sustantivo sobre el futuro del conflicto catalán. “El gobierno no puede pretender que Junts sea un socio cautivo sin resultados tangibles”, señalan fuentes del partido.
La amenaza de ruptura con Junts llega en un momento delicado para el Ejecutivo de Sánchez, cuya estabilidad parlamentaria depende de la aritmética más ajustada de toda la legislatura. La pérdida del apoyo de los siete diputados de JxCat en el Congreso podría poner en riesgo votaciones clave, tanto en materia presupuestaria como en las negociaciones de nuevos paquetes legislativos.
Desde Moncloa se evita responder públicamente al desafío, aunque varios ministros admiten en privado que el clima con el entorno de Puigdemont se ha deteriorado notablemente en los últimos meses. En el PSOE se tiene la convición de que Junts juega con el reloj y con la presión.
Dilema estratégico
Para Junts, el dilema no es menor. Retirarse del apoyo a Sánchez podría reforzar su discurso de firmeza independentista ante su electorado, pero también aislarlo en el tablero político nacional y reducir su capacidad de influencia institucional. Mantenerse como socio crítico, en cambio, le garantiza poder de negociación, aunque a costa de asumir el desgaste de un gobierno que considera incumplidor.
La decisión, que podría tomarse en las próximas semanas, se perfila así como un test decisivo para la estrategia de Puigdemont y el futuro del bloque independentista en Madrid.
Por ahora, en Perpiñán se ultiman los preparativos para una reunión que, aunque anunciada como rutinaria, puede marcar un punto de inflexión en la política española. Si la ejecutiva opta por consultar a la militancia, la votación podría celebrarse antes de fin de mes.
Desde el partido independentista señalan que no se trata solo de Sánchez; se trata de si Junts quiere seguir siendo un actor influyente o convertirse en un espectador de su propia frustración.

