El Gobierno convierte la Real Casa de Correos en símbolo de memoria democrática en contra de Ayuso

El edificio de la Puerta del Sol, sede hoy de la Comunidad de Madrid, es reconocido por su papel central en la represión durante la dictadura, con el objetivo de preservar la verdad histórica y dignificar a las víctimas.

22 de Octubre de 2025
Actualizado a las 12:11h
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El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática
El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, durante la rueda de prensa

El Gobierno de España ha declarado la Real Casa de Correos, en la Puerta del Sol, como Lugar de Memoria Democrática, un reconocimiento que busca recordar el sufrimiento causado por la represión franquista y rendir homenaje a quienes fueron perseguidos por defender la libertad y la democracia.

El anuncio se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el 22 de octubre de 2025 y marca un paso más en la recuperación de la memoria histórica en España. Este edificio, hoy sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, fue durante décadas un símbolo del miedo y la violencia política, al albergar la antigua Dirección General de Seguridad (DGS) del régimen franquista.

El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, celebró la declaración asegurando que “todos los demócratas deberíamos alegrarnos de esta decisión, para que nunca más se repitan actos tan ignominiosos”. Torres destacó que “hubo torturas y personas que perdieron la vida por defender el regreso de la democracia”, por lo que la designación “es un acto de justicia y reparación”.

Un edificio con una historia marcada por la represión

Tras el final de la Guerra Civil, la Real Casa de Correos se convirtió en uno de los epicentros de la represión política del franquismo. Desde allí se organizaban interrogatorios, detenciones y torturas a quienes eran considerados “enemigos del régimen”: republicanos, socialistas, anarquistas, comunistas, masones, liberales y cualquier persona sospechosa de tener ideas contrarias al franquismo.

El BOE recuerda que existen “numerosos testimonios de supervivientes que coinciden en señalar la extrema brutalidad con la que se ejecutaban estas prácticas”, lo que convierte el edificio en un símbolo de las violaciones de derechos humanos cometidas durante la dictadura.

Durante décadas, la Real Casa de Correos fue sinónimo de miedo, pero también de resistencia. Muchas personas encarceladas allí participaron después en la lucha clandestina por las libertades y en la construcción de la democracia.

Más lugares de memoria en Madrid

El Gobierno ha anunciado además que otros espacios históricos madrileños serán reconocidos próximamente como Lugares de Memoria Democrática:

  • La tapia del Cementerio del Este, en la Almudena, donde fueron fusiladas casi 3.000 personas entre 1939 y 1944, entre ellas las conocidas “Trece Rosas”.

  • La antigua prisión de Carabanchel, construida entre 1940 y 1944 por presos políticos, que se convirtió en uno de los símbolos del sistema represivo franquista y, con el tiempo, en un foco de resistencia democrática.

Estos reconocimientos forman parte de la Ley de Memoria Democrática, que busca preservar los lugares donde se vulneraron los derechos humanos, y garantizar que las generaciones futuras comprendan lo ocurrido.

Una mirada al pasado para no repetirlo

El ministro Torres subrayó que la declaración de la Real Casa de Correos como Lugar de Memoria “no borra el pasado, sino que lo ilumina”. Añadió que “recordar no es abrir heridas, sino cerrarlas con verdad, justicia y reparación”.

Sin embargo, la decisión no ha estado exenta de controversia. Desde la Comunidad de Madrid, su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, calificó la medida como una “aberración histórica”, alegando que “reducir el edificio al franquismo” es un error.

Pese a las críticas, el Gobierno insiste en que el reconocimiento no pretende reescribir la historia, sino dar voz a quienes fueron silenciados. En palabras del propio ministro: “La democracia también se defiende recordando dónde fue destruida”.

Con esta declaración, la Real Casa de Correos deja de ser solo la sede del poder autonómico madrileño para convertirse, también, en un espacio de memoria colectiva, donde España mira de frente a su pasado para seguir construyendo un futuro más libre y consciente.

 

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