Nadie quiere escuchar a un genocida desde el atril de la ONU

El primer ministro israelí lanza un discurso plagado de falsedades mientras la sala se vacía y crece la indignación internacional

26 de Septiembre de 2025
Guardar
Netanyahu se queda sólo negando el genocidio en Gaza en la Asamblea General de la ONU
El primer ministro israelí en la Asamblea General de la ONU, hablando en una sala casi vacía 

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, vivió uno de los mayores bochornos diplomáticos de su carrera en la Asamblea General de la ONU. Su discurso, en el que volvió a negar que Israel esté cometiendo un genocidio en Gaza, fue recibido con abucheos y deserciones masivas de delegaciones enteras. La imagen de un auditorio prácticamente vacío mientras pronunciaba sus palabras se ha convertido en símbolo del aislamiento internacional al que se enfrenta.

Un discurso en solitario

Netanyahu intentó presentar su ofensiva en Gaza como una supuesta lucha “por todo el mundo civilizado”, acusando a sus críticos de “querer arrastrar al planeta a la barbarie”. Sin embargo, el tono desafiante y las comparaciones ofensivas —llegó a preguntar si “los nazis pidieron amablemente a los judíos que abandonaran las ciudades”— generaron aún más rechazo. Para los observadores internacionales, esta afirmación banaliza el Holocausto y constituye un insulto a las víctimas, además de un intento burdo de justificar más de 65.000 muertes en el enclave palestino.

Netanyahu se queda solo en la ONU: su negación del genocidio en Gaza provoca un vacío histórico

El primer ministro insistió en que su Gobierno hace “todo lo posible” por evitar víctimas civiles, a pesar de que la propia ONU denuncia la obstrucción sistemática de la entrada de ayuda humanitaria. En un giro cínico, responsabilizó a Hamás de la falta de alimentos en Gaza, ignorando que el 99% de los hogares se encuentran en situación de inseguridad alimentaria extrema.

La realidad que Netanyahu intenta ocultar

Mientras Netanyahu hablaba de “humanidad” y de “derecho a defenderse”, la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) advertía que uno de cada tres niños en Gaza no ha comido en 24 horas y que casi el 20% ha dejado de hablar debido al trauma. El Comité Internacional de Rescate alertó de que miles de menores han perdido extremidades y sufren pesadillas constantes. Estos datos, respaldados por organismos internacionales, desmienten de manera contundente la narrativa del primer ministro.

Las cifras de víctimas son demoledoras: 65.549 personas han muerto desde el 7 de octubre de 2023, y más de 167.000 han resultado heridas. La destrucción de infraestructuras es tal que muchos cuerpos siguen sepultados bajo los escombros. Organizaciones de derechos humanos califican estas acciones como “castigo colectivo”, prohibido por el derecho internacional humanitario.

Rechazo global y acusaciones de antisemitismo

Netanyahu acusó a países como Francia, Canadá y Australia de antisemitismo por reconocer al Estado palestino, asegurando que con ello “premian el asesinato de judíos”. Estas declaraciones fueron duramente criticadas incluso por aliados tradicionales de Israel, que recordaron que reconocer el derecho de Palestina a existir no es un acto antisemita, sino un paso hacia la paz.

La estrategia del primer ministro —mezclar la memoria del Holocausto con su campaña militar— es vista como un intento desesperado de blindarse ante las investigaciones por crímenes de guerra en la Corte Penal Internacional. Cada vez más voces dentro de Israel y en el exterior señalan que su retórica no busca la seguridad del pueblo israelí, sino perpetuar su poder político en medio de una crisis interna.

Un aislamiento cada vez mayor

La soledad de Netanyahu en la ONU es un reflejo del creciente hartazgo internacional. La imagen de delegaciones saliendo en bloque es ya un gesto político en sí mismo, un aviso de que la impunidad no será eterna. Mientras él repite que “Israel no descansará hasta traer a casa a los rehenes”, ignora deliberadamente el sufrimiento de millones de civiles palestinos.

La presión diplomática continúa aumentando. La flotilla humanitaria que navega hacia Gaza, a pesar de los sabotajes y amenazas, cuenta ahora con apoyo logístico internacional, incluido un buque de la Armada española dispuesto a protegerla. El mensaje es claro: el mundo no tolerará más bloqueos ni ataques a misiones de ayuda.

Este episodio en la ONU marca un antes y un después en la percepción global de Netanyahu. Su discurso, en lugar de fortalecer su posición, ha evidenciado la desconexión entre la narrativa oficial israelí y la realidad documentada en Gaza. Con la sala vacía, el primer ministro parecía hablar solo, rodeado únicamente por el eco de sus propias excusas. La comunidad internacional, por su parte, parece cada vez más dispuesta a exigir responsabilidades.

Lo + leído