Los planes expansionistas de Trump pasan por convertir América Latina en su "patio trasero"

La orden de la Casa Blanca para que la CIA lleve a cabo acciones de sabotaje y desestabilización en Venezuela no presagia nada bueno para el continente

20 de Octubre de 2025
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Trump ha puesto a sus militares en estado de alerta
Trump ha puesto a sus militares en estado de alerta | Foto: The White House

Las últimas amenazas de Donald Trump contra Venezuela han reactivado la política intervencionista norteamericana en América Latina, reviviendo la noción del “patio trasero” con medidas militares, económicas y diplomáticas que han generado tensiones en la región. La expresión no tiene un inventor único y concreto, pero se popularizó en el siglo XX como una metáfora para describir la influencia de Estados Unidos en el cono sur, especialmente en el contexto de la Doctrina Monroe.

La Doctrina Monroe (1823) proclamaba que América debía estar libre de intervención europea, lo que con el tiempo se interpretó como una justificación para la hegemonía estadounidense en el hemisferio occidental. A principios del siglo XX, caricaturas satíricas y artículos en revistas como Judge ayudaron a consolidar la imagen de América Latina como el “patio trasero” de EE. UU., mostrando a sus líderes como guardianes o interventores en la región. El término ha sido retomado por políticos, analistas y medios para criticar o describir la política exterior estadounidense, especialmente cuando se percibe como intervencionista o paternalista.

La Doctrina Monroe fue empleada por funcionarios estadounidenses en discursos informales desde mediados del siglo XX y ha sido citada por secretarios de Estado como John Kerry, quien en 2013 declaró que “la Doctrina Monroe está muerta”, en un intento por distanciarse de esa visión.

Desde el inicio de su segundo mandato en enero de 2025, Donald Trump ha intensificado su enfoque hacia América Latina, retomando una postura que recuerda la Doctrina Monroe, con la intención de reafirmar la influencia estadounidense en la región. Lo que Putin pretende hacer en Europa (ensanchar fronteras conquistando tierra hacia el Occidente) quiere hacerlo el líder de MAGA en América Latina. El plan, sin duda, contempla un retorno a la doctrina del “patio trasero”. Estados Unidos ha desplegado barcos de guerra y un submarino nuclear frente a la costa de Venezuela, bajo el pretexto de combatir el narcotráfico. Además, ha dado carta blanca, patente de corso, para que la CIA pueda llevar a cabo actos de desestabilización en los países latinoamericanos. Esta acción ha sido interpretada como una amenaza directa al gobierno de Nicolás Maduro. Donald Trump ha autorizado ya estas operaciones encubiertas de la CIA en Venezuela, misiones que incluyen potenciales maniobras y despliegues militares en el Caribe.

Desde octubre de 2025, la administración Trump ha intensificado su estrategia contra el régimen bolivariano. El objetivo político sería acabar con Maduro. Como justificación oficial, Trump alegó que Venezuela ha estado liberando presos, incluso de centros de salud mental, que luego cruzan hacia EE.UU., y que el país es una fuente importante de tráfico de drogas. Trump no ha renunciado a posibles invasiones si considera que los gobiernos latinoamericanos representan un riesgo para los intereses estadounidenses. Ya puso en su punto de mira a México, también Venezuela está en la diana.

Medidas económicas y migratorias

Trump ha anunciado aranceles agresivos contra países como México y Brasil, buscando presionar a sus gobiernos en temas comerciales y migratorios. Amenaza con deportar a “millones y millones” de inmigrantes, lo que ha generado preocupación en países con grandes comunidades migrantes en EE.UU.

Alianzas con líderes afines

Trump ha fortalecido vínculos con líderes de derecha como Javier Milei (Argentina), Daniel Noboa (Ecuador), José Raúl Mulino (Panamá) y Nayib Bukele (El Salvador). Su equipo diplomático incluye figuras como Marco Rubio, secretario de Estado, conocido por su postura dura contra Cuba y Venezuela.

Reacciones en la región

En Nicaragua, la presión estadounidense ha coincidido con una gira del jefe del Ejército hacia China, lo que sugiere una búsqueda de contrapesos frente a la política de Trump. Analistas advierten que esta estrategia podría reavivar tensiones históricas y fomentar una nueva ola de antiamericanismo en América Latina.

Trump ha reactivado una política exterior que trata a América Latina como una zona de influencia directa. Esta postura ha generado inquietud en gobiernos y ciudadanos de la región, que temen una nueva etapa de intervencionismo estadounidense.

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