El discurso de Felipe VI ante la Asamblea General de la ONU, donde aseguró que a España le cuesta comprender lo que el Gobierno israelí está haciendo en Gaza, no ha dejado indiferente a nadie ni dentro ni fuera de nuestras fronteras. Y mucho menos a la extrema derecha internacional prosionista y negacionista del genocidio del pueblo palestino. El lobby proisraelí Acción y Comunicación sobre Oriente Medio (ACOM) ha lanzado un comunicado en el que asegura que “el rey de España ya no es amigo de los judíos” y que “los judíos que amamos a Israel” nunca “más lo reconoceremos como tal”.
Según ACOM, “el rey ha elegido anclar su futuro y su reputación al destino de un gobierno corrupto, felón y miserablemente antisemita”, sin duda un dardo envenenado también dirigido contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Tras calificar su discurso ante la ONU de “escandaloso”, el grupo judío manifestó que Felipe VI se hizo eco de “libelos de odio, mentiras y bulos dictados por un gobierno radical y profundamente hostil a los judíos”. “La criminalización del Estado de Israel, de sus instituciones, de su gobierno, de su ejército y de sus ciudadanos constituye una vergüenza histórica que jamás se borrará”, añadió el citado lobby proisraelí. Además, en su perfil en la red social X también ha criticado la fotografía de Felipe VI con el presidente del Gobierno, en la que ambos sonríen con complicidad en un momento de la cumbre de la ONU: “Uña y carne”, escriben los responsables de ACOM.
Llama la atención, sin embargo, la contención en todo este asunto de Vox, el representante del trumpismo radical en España. El partido de Santiago Abascal, a través de su portavoz en el Congreso de los Diputados, Pepa Millán, no ha querido comentar las palabras del rey sobre la destrucción de Gaza y el reconocimiento del Estado palestino, pero sí ha acusado al Gobierno de intentar “asaltar todas las instituciones”, incluida la Corona, informa Europa Press. Al ser preguntada por las palabras del jefe del Estado, Millán prefirió no hablar del discurso del monarca español y enfocó su diatriba hacia el líder del PSOE. “A nosotros no nos corresponde opinar sobre eso, pero lo que sí digo es que el Gobierno se está afanando por asaltar todas las instituciones. Tenemos a un presidente del Gobierno que quiere ser Rey y mientras no lo sea, pues va a hacer todo lo posible por arrodillar las instituciones ante sus pretensiones y politizarlo absolutamente todo”, añadió.
Es evidente que la derecha española está completamente perdida y desnortada en el asunto del exterminio del pueblo palestino. A Feijóo le ha costado hablar de genocidio; Ayuso se ha situado claramente al lado del criminal de guerra Netanyahu; y solo Alfonso Rueda, el barón gallego del Partido Popular, se ha atrevido a condenar las matanzas de Gaza, sumándose al minuto de silencio por las víctimas: “Sabemos conscientemente que acabamos de condenar un genocidio”, manifestó la cámara autonómica alcanzando un consenso entre todas las fuerzas políticas inédito a nivel nacional.
En cuanto a Vox, cada día que pasa queda más patente el enfriamiento sentimental de la extrema derecha española hacia el monarca. Empezaron mostrándose muy monárquicos y felipistas, pero a medida que el rey ha ido mostrando sus posiciones más moderadas en defensa de los derechos humanos, del feminismo, de la igualdad y contra el racismo, el grupo político de Abascal ha ido distanciándose de la Casa Real. No hay más que recordar las cosas que se suelen escuchar en las manifestaciones ultras: “Borbones a los tiburones” y “Abajo la Constitución y el Régimen del 78”. Ya se han quitado las caretas y solo reconocen un solo y único régimen: el que fue fundado por Francisco Franco en 1939 tras un traidor golpe de Estado contra el Gobierno democrático legítimamente elegido por el pueblo y una sangrienta guerra civil.
En su alocución ante la ONU, Felipe VI pidió que la comunidad internacional no mire para otro lado y se ha dirigido a Israel: “Clamamos, imploramos, exigimos, detengan ya esta masacre”. El monarca tomó la palabra en representación de España al inicio de la segunda jornada de apertura del nuevo periodo de sesiones de la Asamblea y se refirió a la situación en Gaza para advertir de que no puede guardarse silencio ante la devastación y los bombardeos, incluso de hospitales, escuelas o lugares de refugio.
El monarca aseguró que España es un pueblo profundamente orgulloso de sus raíces sefardíes, y por eso le duele tanto y le cuesta comprender lo que hace Israel, a quien pidió: “No más muertes en nombre de un pueblo tan sabio y tan antiguo, que tanto ha sufrido a lo largo de la historia”.
Felipe VI dijo que las Naciones Unidas son “insustituibles” frente a discursos críticos. El monarca hizo además una cerrada defensa de la labor de Naciones Unidas, a las que calificó de “imprescindibles” frente a quienes la critican por ineficacia, y reconoció que no faltan voces que preconizan el fin del multilateralismo y la obsolescencia e ineficacia de la ONU. Todo un zasca contra Donald Trump, que poco antes había lanzado una diatriba en toda regla contra Naciones Unidas, a la que calificó de organización poco eficiente y nula para resolver los conflictos internacionales. El presidente estadounidense presumió de haber logrado pacificar hasta siete guerras en todo el planeta y profirió un discurso contra el Derecho internacional y el multilateralismo como forma de solucionar problemas entre naciones.