Begoña Gómez ha tenido que pasar, otra vez, por el juzgado, en esta ocasión para hacer frente al bulo difundido por un conocido ultraderechista que la acusa de tener dinero en cuentas ocultas. Se trata del activista en redes Alberto Royuela, quien ya fue procesado por presentar denuncias falsas contra magistrados y fiscales. Fuentes jurídicas informaron a Efe de que Begoña Gómez ha entrado por la puerta principal de los juzgados y ha pasado por el arco de seguridad como cualquier ciudadano.
Según Efe, Gómez ha declarado a título personal en el Juzgado de Instrucción número 51 de Plaza de Castilla, que investiga una supuesta falsedad en la difusión de una conversación en un canal en redes denominado Expediente Royuela en abril de 2024. Este panfleto que recorrió las redes sociales, replicándose millones de veces, es una teoría de la conspiración ampliamente desmentida por los medios de comunicación y la propia Justicia.
El supuesto dosier con miles de manuscritos atribuidos a un exfiscal, en los que se describiría una trama criminal de políticos, jueces y fiscales implicados en asesinatos y corrupción, es la mayor patraña que ha intoxicado a cientos de miles de ciudadanos en los últimos años. Los principales difusores son Alberto y Santiago Royuela, quienes han publicado estos documentos en webs, canales de YouTube y Telegram, según la agencia Efe.
Según ellos, el expediente demostraría más de mil crímenes encargados por altos cargos del Estado. Lógicamente, no existe ninguna prueba real que avale la autenticidad de esos manuscritos. Investigaciones periodísticas y judiciales han señalado que se elaboraban con plantillas de Word y carecen de toda validez.
En 2023, la Policía detuvo a varios ultraderechistas difusores del montaje. La Justicia los envió a prisión. El expediente se difundió principalmente a través de YouTube y Telegram, donde se publicaron vídeos y documentos que acusaban a figuras como José Luis Rodríguez Zapatero, Margarita Robles o Cándido Conde-Pumpido.
Estas publicaciones tuvieron un gran eco en círculos negacionistas y de ultraderecha, pero carecían de cualquier respaldo institucional o judicial. Y carecen de veracidad sencillamente porque el Expediente Royuela es una teoría conspirativa sin base probatoria, desmentida por verificadores y perseguida judicialmente por estafa y organización criminal.
Alberto Royuela es un ultraderechista que en 2007 entró en prisión para cumplir una pena de año y medio de cárcel por presentar denuncias falsas contra magistrados y fiscales, informa Efe. Además, en 2023 fue enviado a prisión provisional por ser parte de otra red que, según la investigación, se lucraba también con denuncias falsas, un caso por el que actualmente está en libertad.
El Plural ha publicado que la mujer del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha declarado como perjudicada en la causa que investiga bulos presuntamente realizados por Royuela, incluido un vídeo que se difundió ampliamente en el que se la vinculaba con conversaciones, transcripciones, reuniones inventadas, cuentas bancarias, propiedades y negocios en Marruecos.
La causa se abrió a raíz de la denuncia formal presentada por la entidad financiera Attijariwafa Bank, que también figura como perjudicada por la falsificación de documentos y la difusión de calumnias.
Royuela está vinculado a la ultraderecha española. Fue miembro de la Guardia de Franco en Barcelona, una estructura paramilitar del régimen franquista. Estamos hablando de la caverna más siniestra de este país, gente que se ha lucrado lanzando bulos, injurias y calumnias sin base real contra otras personas. Begoña Gómez ha demostrado valentía al enfrentarse a este grupo salvaje de embusteros por Internet. La noticia se produce horas después de que el abogado del sindicato fascista Manos Limpias haya abandonado la causa contra la esposa de Pedro Sánchez por la organización de un máster para la Complutense, un caso que instruye el juez Peinado. El letrado asegura que el asunto ha sido politizado. Las cosas, poco a poco, se van situando en su justo término. La verdad empieza a resplandecer.