Ayuso apuesta por el ladrillo: liberalización de suelo, apoyo a vivienda privada e hipotecas a los 50

La Comunidad de Madrid promete 15 medidas nuevas, 15.000 hogares extra en 15 años, ampliar el Plan Vive y avales hasta los 50 años; pero sigue sin garantizar parque público estable ni control real de precios

05 de Noviembre de 2025
Actualizado a las 16:26h
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La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha presentado en la Real Casa de Correos, sede del Gobierno regional, las medidas del nuevo Plan de Choque para la Vivienda 2026/2027
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha presentado en la Real Casa de Correos, sede del Gobierno regional, las medidas del nuevo Plan de Choque para la Vivienda 2026/2027

La presidenta madrileña presentó el paquete completo de su “Plan de Choque 2026-2027” con un discurso más detallado que los anuncios previos. Incorpora objetivos numéricos y ajustes legales que, según el Gobierno regional, acelerarían obra y licencias. Con la letra completa ya sobre la mesa, cambian algunos matices, pero persiste el núcleo del modelo: liberalizar, atraer promotores y usar concesiones a largo plazo. Lo que no aparece es un compromiso verificable para aumentar de forma sustancial y permanente la vivienda pública en alquiler social.

Lo que añade el discurso en cifras 

Ayuso puso números concretos:

  • Densidad y edificabilidad: +20% de viviendas y +10% de metros cuadrados edificables en parcelas de vivienda protegida, sin reabrir planeamiento.

  • 15.000 hogares en 15 años, que se sumarían a los 140.000 ya previstos en nuevos desarrollos.

  • AVS: licitación de 500 viviendas adicionales (hasta 2.100 en la legislatura) en varios municipios.

  • Plan Vive: “cerca de 14.000 viviendas” entre final de esta legislatura y el arranque de la siguiente; afirma 5.000 entregadas y 1.032 a licitar en Madrid, Alcalá y Villanueva de la Cañada.

  • Mi Primera Vivienda: amplía el acceso a avales hasta los 50 años e incluye obra nueva.

  • Plan Alquila: versión intergeneracional para compartir piso entre mayores y jóvenes, y un sello “Madrid Alquila Seguro”.

  • Plan Territorial de Vivienda para localizar suelo y ordenar crecimientos ante 30.000 hogares nuevos al año.

  • Ley de Medidas Urgentes: una sola plaza de garaje por vivienda protegida; permitir el cambio de uso desde oficinas y hoteles a vivienda protegida; y habilitar el citado aumento de densidad y edificabilidad.

  • Ley del Suelo “LIDER”: simplificación, seguridad jurídica a inversores y reducción de plazos (de 8-10 años a 4-6) integrando la evaluación ambiental.

  • Aceleradora urbanística y Consorcio público-privado en Leganés para 4.300 viviendas (un millón de metros cuadrados).

  • Balance normativo: 3.700 licencias para convertir oficinas en viviendas protegidas en 2024 (29% de las calificaciones provisionales) y “entrada al mercado de 54.000 viviendas” por los cambios aprobados.

Qué cambia en el análisis con el discurso completo

  1. Más precisión, mismo enfoque. Ahora hay metas y mecanismos mejor descritos. No obstante, el diseño sigue descansando en la colaboración público-privada y en desbloquear suelo y reglas para que la oferta privada aumente. Esto no equivale a crear parque público estructural de alquiler social.

  2. Densidad y edificabilidad. Elevarlas puede abaratar costes por unidad, pero sin condiciones estrictas de precio, duración y adjudicación, el beneficio puede diluirse en promociones “protegidas” de renta media, no necesariamente asequibles para los salarios habituales.

  3. Cambio de uso de oficinas y hoteles. Agiliza obra, sí; pero reconvertir no siempre produce viviendas con condiciones óptimas de luz, ventilación y habitabilidad. Además, sin topes de renta duraderos, el efecto en los precios finales es incierto.

  4. Una plaza de garaje por vivienda. En zonas con transporte público potente puede reducir costes. Sin embargo, en municipios con peor conexión puede generar fricción (aparcamiento en superficie) o desplazar costes a las familias.

  5. Plan Vive. La presidenta reivindica 5.000 ya entregadas y camino a 14.000. El punto clave no es la cantidad, sino la propiedad y la duración: en buena parte son concesiones privadas a décadas. No incrementan el parque público en titularidad y, al finalizar la concesión, el activo no siempre queda para la Administración. El discurso no aclara este extremo.

  6. Mi Primera Vivienda hasta 50 años. Ampliar el rango y permitir obra nueva facilita hipotecas a quienes ya rozan la solvencia, pero no baja el precio de compra. Además, traslada riesgo público si hay impagos y puede tensar la demanda, empujando precios. Es una política de acceso al crédito, no de acceso asequible.

  7. Plan intergeneracional. Compartir vivienda puede aliviar la soledad y abaratar parte del alquiler. Útil a escala micro, pero no sustituye políticas de parque público, movilización de viviendas vacías y regulación de precios.

  8. LIDER y aceleradora. Simplificar planeamiento y licencias acelera la inversión. Sin embargo, la promesa de pasar de 8-10 años a 4-6 exige recursos técnicos reales (equipos, informes, participación y garantías ambientales). Si la “seguridad jurídica” se orienta sobre todo a promotores, falta equilibrio con los derechos de inquilinos y compradores.

  9. “53% de la vivienda protegida de España”. Es una afirmación polémica que el discurso no documenta en detalle (definiciones, periodos, fuentes y tipos de vivienda). Sin ver la metodología, debe tomarse como un dato del Gobierno regional, pendiente de contraste estadístico.

Lo que sigue faltando

  • Parque público estable: no hay un plan con cifras, calendario y financiación para elevar el parque público en alquiler social a niveles europeos (5-15%). El objetivo de 500 AVS más (2.100 en la legislatura) es insuficiente frente a la demanda y los desahucios.

  • Asequibilidad verificable: no se definen rentas máximas vinculadas a ingresos del hogar ni duraciones mínimas (20-30 años) de protección en alquiler.

  • Movilización de vacíos: no hay una estrategia explícita (incentivos o desincentivos) para que viviendas vacías salgan al mercado con topes de precio.

  • Evaluación independiente: no se fija un sistema público, anual y auditable que publique costes, plazos, beneficiarios y precios reales de alquiler o venta por programa.

Términos claros, sin tecnicismos

  • Vivienda protegida: vivienda con condiciones de precio y acceso fijadas por la administración. Puede ser de compra o de alquiler. Si la gestiona una empresa durante décadas, no es parque público en propiedad.

  • Edificabilidad: metros cuadrados máximos que se pueden construir en una parcela. Subirla permite más pisos en el mismo suelo.

  • Densidad: número de viviendas por área. Más densidad abarata ciertos costes, pero exige servicios (colegios, centros de salud, transporte).

  • Colaboración público-privada: la administración cede o adjudica suelo o derechos a empresas que construyen y explotan la vivienda a cambio de condiciones. Si las condiciones no blindan precios y plazos largos, el beneficio social se reduce.

Un plan cojo en lo esencial

Con el discurso íntegro, el plan gana detalle operativo y coherencia interna: hay palancas urbanísticas, promesas de plazos más cortos y una narrativa de “más oferta”. Aun así, no cambia lo fundamental: sin parque público robusto, sin topes de renta ligados a ingresos y sin garantía de permanencia de la protección, el acceso seguirá siendo demasiado caro para buena parte de jóvenes y familias. La Comunidad impulsa más obra, pero no asegura más derecho.

Si la meta es que quien trabaja en Madrid pueda vivir en Madrid, el próximo paso debería ser comprometer —con números y fechas—:

  1. Un plan plurianual para elevar el parque público en alquiler social.

  2. Condiciones estrictas y a largo plazo en toda “protegida” que reciba suelo o ayudas.

  3. Una evaluación independiente anual que permita comprobar, sin discursos, cuánto baja de verdad el precio que paga la gente.

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