Abascal mantiene en el poder a Carlos Mazón

Vox sabe que cuanto más dure en el poder el 'president' de la Generalitat más votos de descontentos recabará de aquí a las próximas elecciones autonómicas, en las que puede dar el sorpasso al PP

30 de Octubre de 2025
Actualizado a las 7:58h
Guardar
Mazón, ayer durante el funeral de Estado por las víctimas de la dana
Mazón, ayer durante el funeral de Estado por las víctimas de la dana

El funeral de Estado celebrado en Valencia en memoria de las víctimas de la dana terminó tal como se esperaba: con gritos de “Mazón asesino, cobarde, traidor y rata”. Hay que tener las espaldas muy anchas y la cara muy dura para asistir a un acto tan emotivo donde no eres bien recibido, para aguantar con el gesto de frío psicópata, para seguir en política cuando sabes que en cada evento político te van a echar en cara los muertos por tu propia incompetencia. El president de la Generalitat tendría que haber dimitido al día siguiente de la catástrofe climática, pero se ha aferrado al poder gracias al apoyo y sustento no solo de Feijóo, sino de Vox, que en ningún momento a lo largo de este traumático año ha pedido su dimisión por su nefasta gestión de la riada. Al contrario, los ultras han reafirmado su apoyo al inepto y han seguido culpando de la crisis al Gobierno de Pedro Sánchez.

El portavoz nacional de Vox, José Antonio Fúster, dijo en su día: “Lo que haga el PP y Mazón es cosa del PP y Mazón”, dejando claro que no se sumarían a las peticiones de dimisión. Vox ha reiterado su compromiso con la reconstrucción de Valencia y ha evitado criticar directamente al barón popular por la tragedia. Esta política de la tolerancia y el avestruz contrasta con la mantenida por otras fuerzas políticas como PSOE, Compromís, ERC y asociaciones de víctimas, que en todo momento han exigido la dimisión del hombre que estaba de comilonas en el restaurante El Ventorro aquella tarde fatídica del 29 de octubre, cuando murieron 229 personas por culpa de una gestión negligente de la emergencia.

Es cierto que las encuestas reflejan un desgaste electoral del PP y un ascenso de Vox, que podría capitalizar el descontento popular sin romper la coalición. Y ahí radica, quizá, la razón por la que el partido de Abascal no ha dado el paso adelante para derribar a Mazón: mientras él continúe en el poder, el desgaste del PP será constante y continuo. Con Mazón en la Presidencia de la Generalitat, la sangría de votos de los populares está garantizada hasta las próximas elecciones. Algunos sondeos incluso apuntan a la posibilidad de sorpasso, es decir, que Vox sea la fuerza más votada en la Comunidad Valenciana por encima incluso del PP.

En el mundo del fútbol, cuando un equipo quiere mofarse del rival tras una goleada, los aficionados se dirigen al banquillo del entrenador adversario, o al presidente, y le cantan eso de “Fulanito, quédate”. Eso es justamente lo que ocurre con Vox: quiere que Mazón siga en el cargo porque cada día que pasa con él sentado en el Palau de la Generalitat es un puñado de votos más para la formación ultraderechista. Así es la antipolítica: cuando fallan los partidos tradicionales, ahí están los embaucadores fascistas para sacar rédito con su demagogia populista.

Vox ha mantenido un discreto poder de influencia sobre el Gobierno autonómico del PP. Están sin estar, deciden sin decidir, ganan sin jugar. Mientras los diputados voxistas se distancian tácticamente de las decisiones más polémicas, reciben contrapartidas o prebendas bajo manga o entre bambalinas. Mazón ha aprendido a dar de comer al monstruo sin que el monstruo salga en la foto junto a él. Vox le presta su apoyo en las votaciones en Les Corts y él le hace regalos jugosos para su “guerra cultural”. Las concesiones de Mazón a la extrema derecha han sido numerosas: recortes a la Academia Valenciana de la Llengua (AVL); eliminación de ayudas a oenegés y entidades culturales; promoción de la caza en colegios; criminalización de la inmigración; y revisión de la Ley de Concordia para blanquear la memoria del dictador Franco. Todo eso ya se lo ha dado el president a su socio en la sombra. No lo necesita en un gabinete de coalición bajo los focos mediáticos, le basta con tener a la bestia cerca cuando está en apuros. Un puñado de pienso (en forma de concesiones políticas) y a seguir tirando una semana más.

Vox nunca ha pedido la dimisión de Carlos Mazón, lo que refuerza su papel como socio de gobierno en la Comunidad Valenciana. Aunque la presión social y política es intensa, ha optado por mantener la alianza y redirigir las críticas hacia el Ejecutivo central. Vox sustenta a Carlos Mazón mediante un acuerdo parlamentario que permitió al PP formar Gobierno en la Comunidad Valenciana tras las elecciones de 2023. Aunque han surgido tensiones, los ultras siguen siendo clave para la estabilidad del Ejecutivo autonómico. Todo ese vodevil que en su día montó Abascal para escenificar su ruptura con los gobiernos regionales del PP no ha sido más que eso: puro teatro. Nunca ha habido tal ruptura. Vox es el socio imprescindible del Gobierno valenciano, aunque su apoyo no sea incondicional. La relación se basa en una alianza estratégica. Si Mazón sigue en el cargo no es solo por la tolerancia de Feijóo. Es gracias a Santiago Abascal, que le ha prestado una muleta impagable en el peor momento, cuando cientos de miles de valencianos, la ciudadanía movilizada que se revolvía contra el president en manifestaciones multitudinarias, pedía su cese al grito de “Mazón a prisión”.

Lo + leído