La consejera de Sanidad de Ayuso oculta 17 años de trabajo en Quirón pese a la obligación legal de declararlos

Fátima Matute omite en su perfil oficial su larga etapa en el grupo sanitario privado, vulnerando la ley madrileña de transparencia que exige publicar la trayectoria profesional completa de los altos cargos

09 de Octubre de 2025
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Fátima Matute, consejera de Sanidad en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid celebrado en el Ayuntamiento de Navalcarnero
Fátima Matute, consejera de Sanidad en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid celebrado en el Ayuntamiento de Navalcarnero

La consejera de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Fátima Matute, mantiene ocultos 17 años de trabajo en el grupo sanitario privado Quirón en su ficha oficial del Portal de Transparencia autonómico, a pesar de que la legislación madrileña obliga expresamente a todos los altos cargos a hacer pública su “trayectoria profesional completa”. Se trata de una omisión llamativa, no solo por la duración de ese periodo, sino por la relevancia de la empresa en la gestión sanitaria madrileña y por los posibles conflictos de interés que su silencio puede implicar.

Según consta en el Portal de Transparencia, Matute se presenta como médica radióloga del Hospital Clínico San Carlos desde 2003, donde dice haber desarrollado la mayor parte de su actividad profesional. También menciona su puesto como vicepresidenta de la sociedad científica Segeca y un curso de gestión sanitaria realizado en el IESE. Pero en ningún momento menciona que, desde 2006, trabajó para Quirón, primero en el Hospital de la Luz, en el distrito de Chamberí, y más tarde, desde 2021, como directora asistencial de Diagnóstico por la Imagen en Health Diagnostic, una empresa del mismo grupo sanitario.

Matute: "Es como si usted me dice que trabaja en El País, pero no especifica que trabaja en el Grupo Prisa"

Una omisión contraria a la ley

La Ley de Transparencia de la Comunidad de Madrid, aprobada en 2019, obliga a todos los consejeros y altos cargos a hacer pública la totalidad de su experiencia profesional, precisamente para garantizar que la ciudadanía pueda detectar posibles conflictos de interés. Además del currículum completo, la norma exige publicar las declaraciones de bienes, las retribuciones, los gastos derivados del cargo o la agenda de reuniones oficiales.

La organización Civio, experta en materia de transparencia, recuerda que el texto legal fue redactado con el objetivo de evitar este tipo de vacíos. “Nos empeñamos en incluir el adjetivo completa para impedir interpretaciones ambiguas que permitieran ocultar información”, señala Eva Belmonte, codirectora de la entidad. “El lenguaje impreciso da margen a las administraciones para silenciar datos relevantes”.

Pese a esta claridad normativa, un portavoz de la Consejería de Sanidad ha restado importancia a la omisión, asegurando que Matute “nunca ha ocultado su experiencia profesional, ni en el ámbito público ni en el privado”, y que su perfil en el Portal de Transparencia “sigue un modelo breve”. Según la Consejería, su historial está disponible en otras plataformas, como LinkedIn, aunque la ley no contempla sustitutos alternativos al portal oficial.

Una relación opaca con Quirón

La relación entre el Gobierno madrileño y el grupo Quirón ha sido objeto de críticas continuas por parte de la oposición. Este conglomerado sanitario gestiona cuatro hospitales públicos de la región —la Fundación Jiménez Díaz, el Rey Juan Carlos de Móstoles, Villalba y Valdemoro— y recibe miles de millones de euros anuales por estos contratos. Entre 2019 y 2024, las adjudicaciones y prórrogas vinculadas al grupo se han disparado, superando los 5.000 millones de euros en conjunto.

El PSOE y Más Madrid denuncian que este modelo de gestión privada sale más caro que la gestión pública directa y carece de mecanismos de control eficaces. La controversia se ha intensificado tras conocerse la investigación judicial sobre la pareja de Isabel Díaz Ayuso, Alberto González Amador, acusado de un presunto soborno a un directivo de Quirón a través de su consultora sanitaria.

Matute se defiende atacando

Preguntada por esta omisión durante una rueda de prensa, la consejera respondió con un tono desafiante, asegurando que cuenta con 33 años de trayectoria profesional en el ámbito sanitario y que su nombramiento es fruto de esa experiencia. “No me sorprende que a algunos les extrañe que un médico del Sistema Madrileño de Salud llegue a consejero de Sanidad”, afirmó. Sin embargo, su defensa derivó en declaraciones polémicas: “Estamos acostumbrados a que un portero de puticlub termine de asesor o que una señora sin estudios sea catedrática”.

Matute también arremetió contra la ministra de Sanidad, Mónica García, a quien acusó de mentir en su currículum. Y, lejos de reconocer la falta de información en su perfil, trató de justificar la omisión con un ejemplo irónico: “Es como si usted me dice que trabaja en El País, pero no especifica que trabaja en el Grupo Prisa”.

La polémica vuelve a poner el foco en la falta de transparencia del Gobierno madrileño y en la creciente confusión entre los intereses públicos y privados dentro de la sanidad regional. En un contexto donde los fondos públicos fluyen hacia empresas con vínculos personales y políticos, la omisión de Matute no parece un simple descuido: es una muestra más de la opacidad que envuelve la gestión sanitaria de Ayuso.

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