La Asamblea de Madrid vivió este jueves una de las sesiones más tensas de las últimas semanas. Las portavoces Mar Espinar, del Grupo Parlamentario Socialista, y Manuela Bergerot, de Más Madrid, cargaron duramente contra la presidenta Isabel Díaz Ayuso, a la que acusaron de “mentir, recortar y atacar derechos fundamentales”, en un debate que evidenció el creciente desgaste del Gobierno regional.
Desde su escaño, Espinar comenzó su intervención sin rodeos: “Muy buenos días, señora Ayuso. Usted ha decidido que en esta Asamblea no podamos hablar del caos del Metro, ni de los más de un millón de personas en lista de espera. Tampoco de la privatización sanitaria que, como estamos viendo en Andalucía, cuesta vidas. Porque, claro, se ofende”. La socialista criticó la censura sistemática de los temas que más preocupan a la ciudadanía y acusó a la presidenta de “querer silenciar la voz de los madrileños”.
La intervención fue subiendo de tono a medida que Espinar citaba los casos de privatización y la relación de la presidenta con la sanidad privada: “Más de 5.000 millones de euros del dinero de todos los madrileños han acabado en manos de Quirón, la empresa que está haciendo rico a su pareja. Pero la ofendidita es usted”, afirmó, provocando murmullos entre los escaños del Partido Popular.
“Usted pretende silenciar esta Asamblea”
La diputada socialista denunció que Ayuso ha convertido la Asamblea en “un espacio mudo donde no se puede hablar de los problemas reales de los madrileños”. Y añadió: “Tampoco se puede hablar de la austeridad presupuestaria en la educación pública ni del acceso a la vivienda. Ni de los bulos y amenazas de su jefe de gabinete a periodistas. Nos estamos quedando sin temas de conversación, señora Ayuso. Pero le aviso: todos los jueves traeremos aquí la voz de los madrileños”.
La parlamentaria no se detuvo ahí. Con gesto serio, lanzó una de las frases más recordadas de la jornada: “Se puede ser hombre y feminista —ahí tiene al presidente del Gobierno— y se puede ser mujer y machista: ahí está usted misma”. La declaración levantó aplausos entre los diputados de la izquierda y visibles gestos de irritación en la bancada popular.
Espinar acusó a la presidenta de “usar lo público para vivir como Dios mientras recorta derechos” y de “sacar a pasear sus dones dictatoriales para mandar a las mujeres de Madrid a abortar fuera”. Y remató: “Lo suyo, señora Ayuso, es indecente. Está utilizando el poder y el dinero de los madrileños para tapar los chanchullos de su pareja y las mentiras de su entorno”.
La socialista reprochó además la actitud de Ayuso frente a los casos judiciales que afectan a su equipo: “Toda España ha visto cómo su jefe de gabinete reconocía ante un juez haber fabricado un bulo contra el fiscal general del Estado para tapar su tren de vida. Y, mientras tanto, usted calla”.
“No hay igualdad de oportunidades en la comunidad más rica de España”
A continuación, tomó la palabra Manuela Bergerot, portavoz de Más Madrid, con un discurso centrado en la desigualdad y el abandono de los servicios públicos. “Mientras un millón de trabajadores viven en Madrid con menos de 1.100 euros al mes, un 10% de la población concentra el 70% de la riqueza. ¿De verdad cree usted que en este contexto hay igualdad de oportunidades?”, preguntó a Ayuso, quien escuchaba en silencio forzado.
Bergerot denunció que “60.000 chavales se han quedado sin beca comedor, 16.000 familias sin escuelas infantiles y 139.000 niños y niñas sin pediatra”, cifras que, según subrayó, “avergüenzan a una comunidad que presume de ser la más rica de España”. La diputada resumió el drama social con una frase lapidaria: “Cuando tus padres no pueden pagar un alquiler, cuando no tienes médico y cuando no puedes comer en el comedor escolar, no hay igualdad de oportunidades”.
La portavoz de Más Madrid también reprochó a Ayuso su postura en materia de derechos reproductivos: “El otro día la escuché y comprendí su dolor por una experiencia personal, pero no estamos hablando de eso. No hablamos de sentimientos, hablamos de derechos. Y quienes sufren acoso y violencia por abortar son las mujeres. A ellas hay que defenderlas, no a los objetores de conciencia”.
“Mentir no es ilegal, pero lo suyo es indecente”
Bergerot recordó además que el Gobierno regional sigue incumpliendo la ley: “No va a haber acoso a los objetores porque se creará un registro, igual que con la eutanasia. Lo que sí es ilegal es no presentar ese registro y no responder al requerimiento del Ministerio de Sanidad”. Y lanzó un dardo a la presidenta: “El otro día salió usted diciendo que se iba a saltar la ley, y ahora se esconde detrás de sus servicios jurídicos. Va a cumplir la ley, pero obligada”.
“Van a pasar por el aro, igual que Baleares y Aragón, porque saben que contra las mujeres no se va a ningún lado”, añadió, antes de ironizar sobre el entorno político de la presidenta: “Si le molesta el tono machito, llame al orden a su jefe de gabinete. Y si le queda tiempo, también a su portavoz. A usted lo que le molesta no es el machismo, sino las feministas”.
Ayuso se refugia en el victimismo
En su turno de réplica, Ayuso evitó responder a las acusaciones concretas y prefirió atacar al Gobierno central. “Hablan de mentiras quienes han orquestado una campaña de acoso contra mi entorno personal. Han mentido con los indultos, con la energía nuclear, con la OTAN, con la pandemia, con la Constitución”, proclamó la presidenta, tratando de desviar la atención.
Pero su discurso no logró disipar la sensación de aislamiento político. La oposición la acusa de gobernar “para unos pocos”, mientras los indicadores sociales reflejan un deterioro evidente en sanidad, vivienda y educación. En palabras de Espinar, “usted representa lo peor del Partido Popular: los más hipócritas, los más reaccionarios, los que solo buscan mantener su tren de vida recortando derechos”.
El cierre de la sesión dejó clara la fractura entre la presidenta y la oposición. Entre reproches y miradas gélidas, una frase de Espinar quedó resonando en el aire:
“Mentir no es ilegal, señora Ayuso, pero lo suyo es indecente”.
Una sentencia que resume la indignación de buena parte de los madrileños ante una presidenta cada vez más desconectada de la realidad social y más cómoda en el papel de víctima que en el de gobernante.