El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, y su nuevo consejero de Sanidad, Antonio Sanz, se han instalado definitivamente en el terreno de la realidad paralela para intentar sobrellevar sin mancharse el escándalo de los cribados fallidos de cáncer de mama, que afectan al menos a 2.000 mujeres en la comunidad andaluza. Este domingo, 19 de octubre, que se celebra el Día Mundial del Cáncer de Mama, y con los los colectivos de mujeres afectadas y la oposición política en pleno en pie de guerra por la política errática y privatizadora del ejecutivo andaluz, Moreno Bonilla ha lanzado un mensaje a todas luces paradójico a las mujeres afectadas por esta dolencia, sobre todo a estas alturas de un problema sanitario descomunal detectado en el sistema sanitario público andaluz y reconocido por el propio ejecutivo autonómico, que ya ha costado el puesto a la tercera consejera de Salud del mandato de Moreno Bonilla al frente de la Junta.
“La prevención salva vidas”, ha asegurado el presidente andaluz en un mensaje en la red social X para conmemorar este día, mientras pone el foco también en el esfuerzo de miles de profesionales sanitarios que cada día luchan por atajar esta enfermedad, pese a las limitaciones y falta de trabajadores, la externalización del servicio puesta en marcha por el Gobierno andaluz con contratos millonarios para las aseguradoras privadas y un malestar creciente de sindicatos, trabajadores, oposición política en pleno y una ciudadanía en general que ya se ha manifestado recientemente de forma multitudinaria el pasado abril en Sevilla para reclamar una sanidad pública y de calidad.
Hasta tres noes gritó el presidente andaluz a la oposición en un pleno cuando le recriminaron la privatización de las mamografías
Moreno Bonilla ha asegurado este domingo que “hoy es un día de esperanza” y añade que “son muchos los profesionales sanitarios andaluces que se vuelcan todos los días en investigar y mejorar el diagnóstico y el tratamiento”. Desde el nombramiento definitivo de su número dos como sustituto de Rocío Hernández al frente de la Consejería de Sanidad, tanto Moreno Bonilla como Sanz han mutado en dos personas completamente diferentes a cómo afrontaron los primeros días la crisis del cribado de mama, destapada por la Asociación Amama de Sevilla. Primero minimizaron el asunto asegurando que “son tres o cuatro” las mujeres afectadas, después negaron la mayor en pleno parlamentario sobre la privatización de un servicio que, desde 2022 está en manos de una empresa sanitaria vinculada a la aseguradora Asisa, con la que el ejecutivo andaluz de Moreno Bonilla mantiene estrechos vínculos de colaboración. Lejos queda ya aquel Sanz que hace apenas una semana jaleaba con un “ahora qué, ahora qué” a la bancada de la oposición parlamentaria cuando el presidente andaluz se remitía a protocolos de la etapa socialista para defender lo indefendible, que no se había informado a tiempo y correctamente a las mujeres afectadas para no crearles “ansiedad” y según los protocolos, algo que se ha evidenciado que no es cierto en absoluto. Ahora, el nuevo titular de Sanidad quiere mostrar una actitud más dialogante y lejos del papel de cancerbero que hasta ahora venía ejerciendo como número dos de Moreno Bonilla.
Pese a todo, Sanz aún no ha concertado ningún encuentro con Amama, la asociación de Sevilla que destapó el escándalo ni tampoco con los sindicatos representados en la Mesa de Sanidad, responsables de concretar las necesidades reales de la sanidad pública andaluza en estos momentos, determinantes para llevar a cabo el plan de choque anunciado dos veces de forma ampliada en apenas 48 horas por el ejecutivo andaluz, con el que quiere contratar a 705 profesionales y más de 60 radiólogos.