Los programas de televisión independientes puestos en marcha por TVE para contrarrestar el poder mediático de las cadenas en manos de la derecha no han gustado a los poderes fácticos. Tampoco al juez Peinado. Un juzgado del municipio madrileño de Pozuelo ha citado para el próximo 3 de noviembre a las 10.00 horas al director de TVE, Sergio Calderón, por la demanda de conciliación presentada por el magistrado instructor del caso Begoña Gómez contra el periodista Ernesto Ekaizer y el ex vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias después de que este le llamara “prevaricador” en la televisión pública.
Estamos, sin duda, ante un intento de amedrentar o callar a los periodistas críticos con la instrucción llevada a cabo por el controvertido juez. Hoy es el programa Malas Lenguas, mañana pueden ser los informativos de Silvia Intxaurrondo o Xabier Fortes los perseguidos o cancelados. La mordaza ha comenzado y pronto veremos periodistas autocensurándose para no tener problemas con la judicatura. Pocas veces en democracia se ha visto que un juez tan mediático reaccione sentando en el banquillo a un periodista. También eso está cambiando en España, quizá por influencia de la guerra cultural y por las querellas de la extrema derecha, que trata de judicializar la política y de paso silenciar a todo aquel que no se comporte como lo que los líderes ultras entienden debe ser “un buen español”.
La demanda de Peinado, a la que ha tenido acceso RTVE, se refiere a unas declaraciones que Pablo Iglesias hizo el pasado 21 de agosto en el programa de TVE Malas Lenguas. “Yo creo que quizá tenga razón la gente que dice que Peinado es un prevaricador”, aseguró. A ello añadió que “este señor se va a ir de rositas” porque “se pactó la reforma y el reparto del Consejo General del Poder Judicial con el PP” y “está blindado, como toda la derecha judicial”. No tardó en mover ficha el juez Peinado, sin duda respaldado por el sector conservador de la Justicia española. Estamos por tanto ante el comienzo de una guerra entre jueces y periodistas y también ante un intento de que el ente público Televisión Española vuelva a ser una cadena sumisa bajo las riendas del franquismo sociológico.
Hacen falta programas como Malas Lenguas y si alguna vez llega al poder el PP, con la ayuda de su muleta Vox, ese programa y otros serán definitivamente cancelados o liquidados con lanzallamas o motosierras, tal como ha dicho ese diputado de Santiago Abascal. Volveremos a las corridas de toros, a programas religiosos y a las galas de Julio Iglesias. “En este país hay un brazo armado de la Justicia que no hizo la Transición, que se resiste a las reformas y los cambios y que reaccionan a la consigna de el que pueda hacer que haga [tal como sugirió Aznar para acabar con el sanchismo]”, asegura la periodista Esther Palomera. En realidad, lo que está en juego, una vez más, es la libertad de expresión, gravemente amenazada por la ola ultraderechista que arrecia en todo el mundo. Basta con ver lo que esta ocurriendo en Estados Unidos, donde Trump es capaz de despedir a un presentador de la ABC como Jimmy Kimmel crítico con su gestión.
De momento, Iglesias y Ekaizer tendrán que pasar por el juzgado. La Sección Civil y de Instrucción del Tribunal de Instancia de Pozuelo de Alarcón, en un decreto, admite a trámite la demanda de conciliación de Peinado. Cabe recordar que ninguna de las partes debe acudir presencialmente, sino que basta con que estén representadas por abogados. El titular del Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid advirtió de que, si no se avenían a conciliar en los términos expuestos, se querellaría contra ambos por injurias y calumnias.
Peinado les reclama que “se avengan a reconocer que la imputación de prevaricación es rotunda y radicalmente falsa, del mismo modo que la afirmación de que su actuación jurisdiccional responda a fines espurios, intereses políticos o motivaciones personales”. Y les reclama el pago, de forma solidaria, de una indemnización de 60.000 euros en concepto de “daños morales y perjuicios causados por la difusión de informaciones falsas, injuriosas y atentatorias contra su honor”.
Les pide igualmente que reconozcan que dichas palabras “constituyen una vulneración del derecho fundamental al honor”, “atentando contra su reputación personal y profesional mediante imputaciones falsas de extrema gravedad”. Asimismo, solicita que se comprometan a “eliminar cualquier contenido audiovisual o digital (fragmentos del programa, publicaciones en redes sociales, etc.) que contenga las afirmaciones señaladas” y que en Malas Lenguas se emita un “mensaje de disculpa” de Iglesias.
Por último, el instructor les insta a “no volver a realizar, ni emitir manifestaciones difamatorias, vejatorias, injuriosas o calumniosas vinculadas” a su persona.
Ese mismo día, el mismo juzgado celebrará otro acto de conciliación con el periodista Ernesto Ekaizer y el director de RTVE, tras la demanda presentada por Peinado previa a una querella por presuntas injurias y calumnias. El juez reclama que reconozcan que es falso que haya dicho en público que pretende “acabar con Pedro Sánchez”. La guerra entre jueces y periodistas está servida. Otro paso más hacia la degradación de nuestra democracia.