La sesión de control en la Asamblea de Madrid dejó una imagen inesperada: desde la izquierda hasta Vox, todos los grupos cuestionaron la gestión de Isabel Díaz Ayuso, especialmente en vivienda, sanidad y marginalidad. La presidenta respondió con ataques ideológicos y desvíos de tema, mientras evitaba ofrecer soluciones claras a problemas que ya afectan a cientos de miles de madrileños.
Sanidad: “No es Venezuela, es Torrejón”
La diputada socialista Mar Espinar abrió el debate sanitario con una descripción directa, alejada de tecnicismos para que cualquiera pudiera entender el deterioro del sistema: “Listas de espera que crecen, paritorios sin urgencias, material desechable reutilizado. No es Venezuela, es Torrejón”.
Espinar denunció que los hospitales gestionados bajo el modelo de concesión privada funcionan “como empresas que priorizan beneficios”, y acusó a Ayuso de haber convertido la sanidad madrileña en un negocio.
“La Comunidad ha duplicado los pagos a Quirón mientras la pareja de la presidenta recibe dinero de ese mismo grupo. A eso hay que llamarlo como lo que es: un soborno”.
La presidenta evitó responder a estas acusaciones. En lugar de rebatir los datos, dirigió sus críticas hacia el Gobierno central y hacia Cataluña, acusando a la oposición de tener “obsesión” con ella.
“Mínimo coste, máximo lucro”: la denuncia de Más Madrid
La portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot, fue aún más pedagógica al explicar por qué la colaboración público-privada genera desigualdades: “Si la sanidad se gestiona como un negocio, se antepone el beneficio económico al derecho a la salud”.
Bergerot aseguró que el modelo actual divide a los pacientes “entre rentables y no rentables”, y señaló a las residencias de mayores como un ejemplo de precariedad estructural que no se ha corregido desde la pandemia. También preguntó directamente por Carlos Mur, el alto cargo que firmó los protocolos que impidieron derivar a hospitales a miles de mayores enfermos: “¿Dónde está Carlos Mur? ¿Por qué no declara ante el juez quien firmó los protocolos de la vergüenza?”.
Ayuso respondió enumerando tecnologías médicas, premios internacionales y comparaciones con otras comunidades, sin entrar en los problemas concretos mencionados por la oposición.
Ayuso esquiva la marginalidad y convierte el debate en ideología
A medida que avanzaba la sesión, la presidenta fue acumulando reproches por no contestar a las preguntas sobre pobreza, exclusión o vivienda. En lugar de abordarlas, sostuvo que la oposición “solo quiere hacer ruido” y que Madrid es “la región que más empleo crea”, sin relacionar esa afirmación con la realidad de salarios insuficientes y alquileres desorbitados.
En un momento del debate, llegó incluso a afirmar: “Les escucho y están a dos plenos de venir con el pañuelo palestino”.
Una frase que no solo encendió a la oposición, sino que desvió completamente el foco del problema planteado: el aumento de la marginalidad en Madrid.
Vox golpea con la vivienda y deja a Ayuso sin respuesta
La intervención más sorprendente fue la que cerró políticamente el pleno: la de Pilar Pérez Moñino, diputada de Vox. Su partido ha sido un aliado habitual del PP, pero esta vez lanzó una crítica que dejó a la presidenta sin margen de réplica.
Pérez Moñino describió un panorama social grave:
“El 21% de la población madrileña vive con apenas 10.200 euros al año. Muchas familias gastan más de un tercio del sueldo solo para tener un techo. Y usted llama vivienda a habitaciones donde sobreviven familias hacinadas”.
La diputada advirtió de un escenario que pocos quieren mencionar: “Madrid se está resquebrajando por dentro. Y si esto continúa, veremos reaparecer el chabolismo. La marginalidad vuelve cuando la vivienda desaparece”.
Pero el golpe definitivo llegó al recuperar una promesa que Ayuso hizo en 2019 y nunca cumplió: “¿Dónde están las 25.000 viviendas que prometió a los madrileños?”.
La presidenta no contestó.
Entonces, Pérez Moñino concluyó con la frase que marcó la sesión y que resonó en todo el hemiciclo: “Si quiere evitar la marginalidad, empiece por construir lo que debe. Tic, tac”.
Un pleno que deja un mensaje claro
La sesión terminó sin respuestas por parte del Gobierno regional, pero con una conclusión evidente:
– La izquierda denunció el deterioro de la sanidad y la precariedad creciente.
– Ayuso se refugió en ataques ideológicos y comparaciones externas.
– Y Vox, tradicional aliado del PP, colocó la crisis de vivienda en el centro del debate y dejó a la presidenta contra las cuerdas.
El ruido político fue intenso, pero las preguntas siguen abiertas: ¿Cómo frenar la marginalidad?, ¿cómo recuperar la sanidad pública?, ¿cómo garantizar vivienda accesible para quienes ya no pueden permitirse vivir en su propia ciudad?
En el aire quedó, sobre todo, el eco del final: tic. tac.