El plan secreto del Hospital de Torrejón: rechazar pacientes para ganar millones con dinero público

Directivos del hospital ordenan elevar las listas de espera y seleccionar enfermos en función de su rentabilidad, en un centro público financiado con dinero público

03 de Diciembre de 2025
Actualizado el 04 de diciembre
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Fachada del Hospital Universitario de Torrejón
Fachada del Hospital Universitario de Torrejón

La investigación publicada por El País sobre el Hospital público de Torrejón de Ardoz ha destapado una práctica que rompe el principio básico de cualquier sistema de salud: tratar a quien lo necesita, no a quien deja beneficio. Las grabaciones a las que ha accedido el periódico muestran que el grupo sanitario Ribera, responsable de la gestión del centro público, ha instruido a parte de su cúpula para rechazar pacientes y reducir actividad asistencial con el objetivo de aumentar el beneficio económico.

Aunque el caso está plagado de términos técnicos y siglas, el fondo es más sencillo y preocupante: la empresa quiere ganar “cuatro o cinco millones” más, y para ello propone dos medidas concretas y directas. Primero, dejar de atender procedimientos no rentables. Segundo, elevar las listas de espera para operar menos, gastar menos y, así, aumentar el beneficio.

El consejero delegado del grupo, Pablo Gallart, expuso estas instrucciones durante una reunión interna celebrada el 25 de septiembre. El periódico ha verificado el contenido de los audios con asistentes presentes en el encuentro.

Beneficio versus asistencia: de la teoría a la orden

El modelo de gestión de Torrejón —un hospital público cuya gestión está externalizada a una empresa privada— funciona con una lógica empresarial: la Comunidad de Madrid paga a la concesionaria una cantidad de dinero anual por cada paciente asignado a su área, independientemente de cuántos servicios se presten. Por tanto, cada gasto que el hospital evita, sobre todo si es en personal, farmacia o intervenciones, se transforma en un margen de beneficio.

Ese margen, según las instrucciones recogidas en las grabaciones, debe ampliarse. “Lo único que pido es: desandemos el camino”, afirma Gallart al pedir explícitamente revertir la reducción de listas de espera lograda en años anteriores. Si aumentar actividad elevó costes, ahora toca lo contrario: hacer menos, gastar menos.

Gallart, que ya había sido director financiero del grupo, plantea que la rentabilidad depende directamente de cuánto se opera, cuántos recursos se emplean y cuántos procesos se aceptan. “La elasticidad de la cuenta de resultados a la lista de espera es directa”, llega a afirmar.

Traducido a lenguaje menos técnico: cuanto más lenta sea la asistencia, menos gasto.

Seleccionar pacientes: quién sí, quién no

Según la investigación, el grupo no solo plantea hacer menos. También plantea seleccionar qué pacientes entran por la puerta. Es decir, qué perfiles resultan “contributivos” —rentables— y cuáles no.

Las órdenes detallan que se revisen procedimientos que no generen beneficio, y que se evalúe derivar a esos enfermos hacia otros centros de la Comunidad de Madrid. En documentos consta una indicación expresa: no aceptar pacientes externos (“no cápita”, es decir, no asignados a Torrejón) que requieran diálisis peritoneal, por ser un tratamiento caro.

Esto afecta a cualquier residente en la Comunidad de Madrid que decida, amparado por la libre elección sanitaria, ser atendido en Torrejón.

El mensaje es claro: los pacientes que cuestan dinero no son bienvenidos. Una empresa pública… que funciona como privada

El Hospital de Torrejón es público a todos los efectos: pertenece al sistema sanitario de Madrid, atiende a más de 150.000 personas y está integrado en la red pública. La diferencia está en quién lo gestiona. El modelo, conocido como “Alzira”, fue implantado en la Comunidad Valenciana a finales de los noventa y copiado después por el Gobierno de Esperanza Aguirre en Madrid.

La concesionaria construye el hospital y lo gestiona durante 30 años. A cambio, recibe un pago anual fijo por cada paciente asignado. No cobra más por operar más. Por tanto, lo que gasta de menos, lo gana.

Este diseño ya había sido criticado durante años por partidos de la oposición, profesionales sanitarios y asociaciones de pacientes por incentivar el ahorro, no la calidad asistencial. Pero hasta ahora, las estrategias de beneficio no habían quedado grabadas.

Reacciones: alarma, desmentidos y silencio institucional

Tras ser contactado, Ribera evitó responder a las preguntas del diario de Prisa. El nuevo gerente del hospital, Santiago Osorio, calificó las reuniones como privadas y aseguró que “fuera de contexto” los audios podrían “malinterpretarse”. Defendió además que el objetivo del grupo es “ofrecer atención de máxima calidad” y señaló auditorías externas positivas. La Comunidad de Madrid, por su parte, asegura que no tenía conocimiento de estos planes y afirma que, de constatarse, “actuaría de inmediato”. Insiste en que el Servicio Madrileño de Salud realiza controles permanentes.

Sin embargo, tras la reunión, los mandos del centro han comenzado a estudiar qué intervenciones conviene dejar de hacer y qué pacientes conviene derivar. Es decir, no son solo palabras. Son instrucciones en fase de aplicación.

Dinero público para un modelo de ganancias privado

El hospital de Torrejón ha necesitado inyecciones millonarias por parte del Gobierno autonómico. En julio, la Comunidad aprobó pagar 32,7 millones adicionales para reestructurar su deuda. Se suman a los 88 millones abonados desde que Isabel Díaz Ayuso es presidenta.

La explicación oficial: hubo costes imprevistos, entre ellos el gasto farmacéutico en terapias nuevas. La explicación del CEO en las grabaciones: con la financiación actual, no es posible mantener el ritmo asistencial de años anteriores. Un debate de fondo: ¿qué pasa cuando la salud entra en bolsa?

El modelo privatizado de gestión sanitaria siempre ha generado controversia, pero este caso la reaviva con fuerza. Porque el asunto no es un error puntual, sino una estrategia corporativa.

Para la empresa, el paciente se convierte en un dato: un coste o una oportunidad de beneficio.
Para el sistema público, es un ciudadano con un derecho garantizado por ley.

Testimonios de profesionales que llevan años en el grupo y se muestran “escandalizados”: estas prácticas, aseguran, “ponen en peligro la salud” y “van contra la deontología médica”.

El final de la historia está en las urnas

Los audios han provocado reacciones políticas inmediatas. Óscar López, secretario general del PSOE madrileño y ministro, afirmó que “están rechazando pacientes para engordar las cuentas de resultados”. Y acusó al Gobierno autonómico de fomentar un modelo que “pone a la venta lo más sagrado: tu salud”.

El Gobierno regional, de momento, niega conocimiento. La pregunta ahora es si lo ignoraba… o si lo toleraba.

Lo que está claro, y demuestran los audios inéditos, es que en uno de los hospitales públicos de Madrid la prioridad no es curar más, sino gastar menos. Y en esa ecuación, siempre hay un perdedor: el paciente que necesita atención, pero que no sale rentable.

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