Carreteras cortadas, rescates y barrancos desbordados. Zonas catastróficas. El temporal que azota el Este peninsular, un rastro virulento de Gabrielle, el último huracán caribeño, ha reavivado la pesadilla de la dana del pasado 29 de octubre. El alcalde del municipio valenciano de Aldaia, Guillermo Luján, ha descrito cuál es la situación real en esta localidad que ya fue muy castigada por las riadas de hace un año: “Los vecinos están en pánico”. Y no es para menos. En las últimas horas han descargado 57 litros por metro cuadrado en 35 minutos desde las 13.00 horas de la tarde.
La fobia a las lluvias empieza a ser un grave problema de salud pública en las comarcas afectadas. Genera ansiedad, ataques de pánico, depresión. Los habitantes de L’Horta Sud han tomado conciencia de que viven en un área peligrosa, como si se tratara de un cinturón de fuego en el caso de los terremotos. Muchos han optado por vender sus cada e irse a vivir lejos del Barranco del Poyo. En la Comunidad Valenciana hay personas que ya no soportan ver llover, relata la periodista Loreto Ochando. Les recuerda el drama del pasado año y temen que vuelva a suceder. La imagen de los coches aparcados en los puentes de las autopistas, por miedo a que queden anegados en los aparcamientos subterráneos, lo dice todo. Pérdidas humanas, carreteras y vías del tren cortadas, viviendas y campos arrasados. Cuantiosísimas pérdidas económicas que causarán un agujero a las arcas del Estado.
La comarca valenciana de La Safor está registrando precipitaciones de gran intensidad y ha superado los 200 litros por metro cuadrado en el observatorio de Gandia-Parpalló Borell, acumulados en menos de cinco horas, según ha explicado la Associació Valenciana de Meteorología (AVAMET). La Generalitat Valenciana ha decretado la alerta roja y ha enviado mensajes de precaución a los teléfonos móviles de la población en las tres provincias. El cambio climático no era ninguna broma ni un juego de ecologistas utópicos. El cambio climático era esto.
Bruselas ha advertido de que España se encuentra entre los países con mayores pérdidas por fenómenos climáticos extremos. La Comisión Europea aseguró ayer lunes que España se encuentra entre los países con mayores pérdidas debidas a fenómenos extremos relacionados con el tiempo y el clima, según recoge un informe elaborado por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). En concreto, el documento constata que España es el cuarto país de la Unión Europea con más pérdidas económicas debidas a fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, que ascienden a 2.279 euros per cápita entre 1980 y 2023, sólo por detrás de Eslovenia (8.733 euros), Luxemburgo (2.684 euros) e Italia (2.330 euros).
Además, los expertos recuerdan que en 2023 las condiciones de calor y sequía en España redujeron las cosechas de verano y provocaron un aumento de los precios de los tomates, el brócoli y las naranjas españoles entre un 25% y un 35%, lo que afectó a la asequibilidad para los consumidores, mientras que en 2023 y 2024, los precios del aceite de oliva alcanzaron máximos “sin precedentes” después de que las sequías y las altas temperaturas afectaran “gravemente” a la cosecha española.
La delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, lanzó este lunes a los valencianos un “mensaje de tranquilidad” y les aseguró que “pueden tener la certeza” de que la coordinación entre administraciones es “total y plena” para hacer frente al temporal que mantiene en alerta roja a parte de las provincias de Valencia y Castellón. La sociedad española empieza a tomar conciencia del desafío colosal al que nos enfrentamos. Incendios forestales, inundaciones, desertización. Y cada año será peor, según alertan los científicos. La situación empieza a ser crítica y, o la UE toma decisiones ya, o el desastre está asegurado. Por desgracia, los negacionistas y los partidos de extrema derecha están consiguiendo intoxicar a la opinión pública. La ciencia es el camino para luchar contra la crisis climática. El fanatismo medievalista solo nos conduce a más fuego, más barro y más destrucción.