Ábalos llega al Supremo con la posibilidad de seguir el mismo camino que Santos Cerdán

Por el momento, tanto Ábalos como Koldo García mantienen la prohibición de salir del país, la retirada del pasaporte y la obligación de comparecer cada quince días ante la justicia. Sin embargo, la Fiscalía no descarta solicitar prisión preventiva

15 de Octubre de 2025
Actualizado a la 13:21h
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Ábalos y Koldo en una imagen de archivo. estupor
Ábalos y Koldo en una imagen de archivo.

El que fuera una de las figuras más influyentes del socialismo español, José Luis Ábalos, vive hoy sus horas más delicadas. El exministro de Transportes y ex mano derecha de Pedro Sánchez se presentó hoy ante el Tribunal Supremo, donde el juez Leopoldo Puente ha anunciado que revisará su situación de libertad. La cita llega tras el último informe de la Guardia Civil, que ha sembrado nuevas sospechas sobre gastos personales del exministro y sobre el manejo de fondos en metálico vinculados al entorno socialista.

Ábalos, que llegó solo en taxi a la sede del alto tribunal a las 09:15 de la mañana, compareció después de que el juez rechazara su intento de sustituir in extremis a su abogado, José Aníbal Álvarez, alegando “diferencias irreconciliables”. El magistrado interpretó aquel movimiento como un “fraude de ley”, un intento de retrasar la vista prevista en el marco del artículo 505 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que permite al juez valorar un eventual endurecimiento de las medidas cautelares.

Por el momento, tanto Ábalos como su exasesor, Koldo García, mantienen la prohibición de salir del país, la retirada del pasaporte y la obligación de comparecer cada quince días ante la justicia. Sin embargo, la Fiscalía no descarta solicitar prisión preventiva en función del desarrollo de la audiencia, es decir, seguir el mismo camino de Santos Cerdán, quien ya está en prisión preventiva en Soto del Real

Informe explosivo de la UCO

La nueva comparecencia del exministro se produce tras la entrega al juez del último informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que no solo cuestiona los gastos de Ábalos, sino también la coherencia de ciertos pagos en efectivo del PSOE. Según el documento, existen desajustes entre los movimientos financieros y la documentación aportada por el partido, así como indicios de un sistema interno de comunicación cifrada entre los investigados.

Los agentes describen un lenguaje en clave que parece sacado de una novela de espionaje: “chistorras” para referirse a billetes de 500 euros, “soles” para los de 200, y “lechugas” o “folios” para los de 100. Un código que, según los investigadores, se habría usado para encubrir movimientos de dinero opacos.

Aunque por ahora no existen acusaciones formales de malversación o cohecho, el hallazgo ha reavivado las sospechas sobre la gestión de fondos durante la etapa en la que Ábalos dirigía el Ministerio de Transportes, una de las carteras con mayor presupuesto del Gobierno.

Contraataque de Koldo 

Mientras tanto, Koldo García, exasesor del ministro y protagonista inicial del llamado caso Koldo, ha pasado al contraataque. Mañana comparecerá también ante el juez Puente, pero su defensa ha solicitado el archivo de la causa alegando que el magistrado está investigando hechos no autorizados por el suplicatorio concedido por el Congreso de los Diputados.

El argumento jurídico es de calado: la Cámara Baja autorizó investigar unos hechos concretos, no abrir una causa general contra la persona de Ábalos. “No puede utilizarse el procedimiento de aforamiento para iniciar una investigación genérica que persiga un ‘muestreo’ de la vida del investigado en busca de cualquier posible delito”, sostiene, según EFE, el escrito de la defensa.

En otras palabras, el equipo legal de García acusa al juez de extralimitarse en sus competencias, vulnerando el derecho constitucional al juez ordinario predeterminado por la ley.

De estratega del PSOE a símbolo de desgaste

Hace apenas tres años, José Luis Ábalos era el hombre fuerte y la mano derecha de Pedro Sánchez. Secretario de Organización del PSOE, arquitecto de la moción de censura de 2018 y figura clave en la negociación de los apoyos parlamentarios del Gobierno, Ábalos representaba la confianza plena del presidente. Su caída fue tan rápida como su ascenso.

El caso Koldo (una investigación sobre presuntos cobros irregulares en contratos de mascarillas durante la pandemia) lo arrastró al epicentro de un escándalo que ha dañado la imagen del partido. Aunque Ábalos niega haber participado en irregularidades, su nombre se ha convertido en sinónimo de la erosión moral del poder socialista.

Desde el PSOE reconocen en privado el malestar interno que provoca su persistencia mediática. “Cada vez que reaparece Ábalos, el partido vuelve al pasado”. En Ferraz prefieren pasar página, pero la sombra judicial amenaza con prolongar el daño.

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