Con el rostro cansado pero la voz firme, Reyes Rigo y Asunción Estriégana pisaron este lunes suelo español tras varios días bajo custodia de las autoridades israelíes. Junto a otros cuatro activistas —José María Lozano Maneiro, Julio César Martínez Argent, Charles Rodríguez Dosantos y Julie Petonnet-Vicentin—, las dos españolas han llegado a la Terminal 4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas poco antes de las nueve de la mañana, procedentes de Doha.
Entre aplausos, banderas palestinas y pancartas en las que se leía “Fin al genocidio en Gaza”, fueron recibidos por familiares y compañeros de la flotilla, entre ellos la coordinadora de Podemos en Baleares, Lucía Muñoz. Rigo, mallorquina de 56 años, formaba parte de la Global Sumud Flotilla, interceptada el 1 de octubre por el ejército israelí cuando navegaba en aguas internacionales rumbo a Gaza con ayuda humanitaria. Estriégana participó en la segunda misión, la Flotilla Libertad-Thousands Madleens, interceptada el 8 de octubre.
“Nos llevaron a una cárcel para terroristas”
“Queremos denunciar al Estado genocida israelí que nos ha secuestrado en aguas internacionales y nos ha llevado a una cárcel para presos terroristas”, declaró Rigo nada más aterrizar. La activista relató que fue acusada falsamente de agredir a una funcionaria de prisiones, aunque finalmente alcanzó un acuerdo con la Fiscalía israelí para ser deportada tras cumplir diez días de prisión y pagar una multa de 2.600 euros.

Durante su comparecencia ante el tribunal, denunció haber recibido malos tratos: “Nos golpearon, nos empujaron y el quinto día atacaron a mi amiga. Intenté protegerla y me cogieron por la cabeza hasta tirarme las gafas”, explicó. También aseguró que las celdas estaban masificadas, con catorce mujeres en un espacio para cinco, sin agua y con comida “en mal estado”.
Estríegana y el resto del grupo fueron deportados días después, pero Rigo fue la última española en quedar detenida. Su regreso a España, según confirmó el Ministerio de Asuntos Exteriores, se produjo tras una gestión diplomática coordinada entre la embajada española en Israel y el consulado en Tel Aviv.
“Nada comparado con lo que sufren los palestinos”
A pesar del cansancio y las heridas emocionales, Rigo insistió en centrar la atención en la situación en Gaza: “Nada de lo que hemos pasado se compara con lo que sufren nuestros hermanos palestinos. Mujeres, niños y hombres viven encarcelados en un Estado genocida”. La activista llamó además a participar en la huelga general y las movilizaciones convocadas para el próximo día 15 en solidaridad con Palestina.
Entre quienes esperaban su llegada también se encontraban miembros de organizaciones como Marea Palestina y activistas que participaron en anteriores expediciones. Entre cánticos de “Viva Palestina libre” y “Que viva la lucha del pueblo palestino”, los seis activistas se fundieron en abrazos con sus familias.
La liberación de Rigo y Estriégana marca el fin de la retención de los ciudadanos españoles que participaban en las flotillas humanitarias hacia Gaza. Aun así, las denuncias por el trato recibido y las acusaciones de detención ilegal dejan abiertas las heridas de una misión que pretendía llevar ayuda a una población que, un año después del inicio de la ofensiva israelí, sigue atrapada entre los escombros y el bloqueo.
“Volveremos a navegar”, decía el lema escrito a mano en las camisetas blancas que lucían a su llegada a Madrid. Y Rigo lo confirmó antes de despedirse rumbo a Palma: “Mientras haya un solo niño palestino sufriendo, seguiremos navegando”.