La Sección Sindical de UGT-FICA en Stellantis Madrid ha mostrado su firme rechazo a la decisión de España y Francia de mantener el veto a la fabricación de vehículos con emisiones de CO₂ a partir de 2035. La organización considera que esta medida, sin una planificación adecuada, pone en serio peligro el futuro de las plantas españolas y los miles de empleos que dependen del sector.
“El apoyo de España a este veto supone un ataque directo a la línea de flotación de nuestras fábricas”, ha señalado Juan Manuel Gómez Rey, secretario general de UGT-FICA en Stellantis Madrid y miembro del Comité Europeo de Stellantis. “No estamos en contra de avanzar hacia una movilidad más limpia, pero exigimos que la transición sea justa y ordenada, no un salto al vacío que destruya empleo industrial”.
Una industria estratégica que no puede quedar desprotegida
El anuncio del Gobierno llega en un momento especialmente delicado. Las plantas españolas, como las del grupo Stellantis, afrontan planes de reestructuración derivados de los cambios estratégicos que los grandes grupos automovilísticos europeos están adoptando ante la irrupción de fabricantes asiáticos.
Desde UGT-FICA en Stellantis Madrid recuerdan que, a esas marcas, mayoritariamente asiáticas, “no se les están imponiendo controles ni condiciones equivalentes”, lo que deja al sector europeo en una posición de clara desventaja competitiva.
“La industria europea lleva décadas generando empleo, riqueza y estabilidad. No podemos permitir que se vea castigada por decisiones políticas que no se acompañan de medidas compensatorias”, ha insistido Gómez Rey.
La automoción representa cerca del 10% del PIB español y sostiene cientos de miles de puestos de trabajo directos e indirectos. Además de la fabricación, engloba una extensa red de actividades relacionadas, como la distribución, el transporte, los talleres o los servicios de posventa. “Cada empleo industrial perdido en este sector tiene un efecto multiplicador negativo en toda la economía”, recuerdan desde el sindicato.
Transición sí, pero con justicia y realismo
UGT-FICA Stellantis Madrid defiende una transición ecológica gradual, planificada y con ayudas reales para las plantas europeas. A juicio del sindicato, mantener el veto en 2035 sin ofrecer alternativas viables es “una decisión contraria a los intereses de España y de la clase trabajadora”.
“Queremos un modelo sostenible, pero no a costa de destruir el tejido industrial que tanto esfuerzo ha costado levantar”, explica Gómez Rey. “La reducción de emisiones es un objetivo compartido, pero requiere tiempo, inversión y apoyo. No se puede imponer un calendario inamovible sin tener en cuenta la realidad productiva”.
UGT-FICA Stellantis Madrid alerta: “El veto a los coches con CO₂ en 2035 pone en riesgo miles de empleos”
El dirigente sindical también ha subrayado que la red de carga para vehículos eléctricos “sigue siendo claramente insuficiente” y que, en la actualidad, las ventas solo se mantienen gracias a las subvenciones públicas. “Si no se actúa con previsión, cuando nuestras fábricas estén preparadas para competir en igualdad de condiciones, ya será demasiado tarde”, advierte.
Llamamiento al Gobierno y a la Unión Europea
Por todo ello, UGT-FICA Stellantis Madrid ha pedido al Gobierno que reconsidere su postura y priorice la defensa del empleo y de la competitividad industrial frente a decisiones apresuradas. El sindicato solicita además que se impulsen ayudas específicas para la reconversión tecnológica, la formación de trabajadores y la mejora de las infraestructuras eléctricas.
“España puede y debe mantener su compromiso con la innovación y la sostenibilidad, pero sin poner en riesgo el empleo ni el futuro de las familias que dependen de la automoción”, afirma Gómez Rey.
El responsable sindical concluye con un mensaje claro: “No nos oponemos al cambio, pedimos que se haga con cabeza y justicia. La transición ecológica debe ser una oportunidad, no una condena para la industria española”.
Una transición justa para no dejar a nadie atrás
UGT-FICA Stellantis Madrid insiste en que el objetivo común debe ser una transición verde que no deje a nadie atrás. La descarbonización del transporte es necesaria, pero debe realizarse de manera equilibrada, con políticas que protejan a los trabajadores, a las plantas productivas y al conjunto del tejido industrial.
“Si se hace bien, España puede liderar el cambio hacia una automoción más limpia y competitiva. Pero si se hace mal, perderemos miles de empleos cualificados y capacidad productiva irreemplazable”, concluye Gómez Rey.