Rosalía se sentó en el sillón de Broncano y reventó las audiencias (20,4% de share y más de 2,7 millones de espectadores, una auténtica barbaridad). Ni Pablo Motos, con sus hormigas, consiguió frenar el exitazo.
La diva, convertida ya en un fenómeno mundial, presentó su nuevo disco entre risas y complicidades con el gurú del humor juvenil de Telepedro. Habló de temas personales como la espiritualidad, los pensamientos negativos, el deporte y su familia. Reveló que le encanta hacer pesas y se midió en un pulso con el presentador, ganando con facilidad. Además, le echó humor al confesar que atraviesa por una etapa de celibato voluntario (un mes sin relaciones sexuales por culpa del trabajo), lo que dio pie a una divertida reinterpretación de las clásicas “preguntas Broncano”. Incluso se permitió contar su último sueño erótico, mostrando así su faceta de muchacha normal de su edad. Todo ello, por supuesto, cantando a capela, un regalo para los oídos de los espectadores.
Tras la histórica entrevista, ya no queda ninguna duda. Rosalía es de izquierdas. Es una mujer moderna y comprometida, transgresora y tolerante, un ejemplo para las nuevas generaciones. Un referente o icono de la democracia en un momento de crisis de identidad de toda una generación que se abraza al fascismo. Una auténtica bendición mientras los jóvenes se hacen ultraconservadores por cientos. La cantante nunca se ha definido públicamente como progresista (tampoco lo hizo anoche en La Revuelta), pero su discurso artístico y social suele alinearse con valores izquierdistas como el feminismo, la libertad creativa y la crítica a las estructuras tradicionales. Aun así, su posicionamiento político explícito es ambiguo y evita etiquetas partidistas. No hay más que repasar la entrevista con Broncano para entender que Rosalía no es precisamente facha.
Feminismo y empoderamiento
Sobre esos asuntos giran sus canciones. Ha sido considerada un icono feminista, aunque algunos estudios señalan que su feminismo está mediatizado por la industria cultural y el mercado. También hace gala de una evidente libertad estética y espiritual. Y aunque en su último disco, Lux, Rosalía explora temas como la espiritualidad, el anonimato y la transformación personal y vital, alejándose de los discursos políticos convencionales, en más de una ocasión ha dejado asomar la patita roja. En el análisis académico La neoliberalización del feminismo en la industria cultural, se estudia cómo Rosalía ha sido construida como un icono feminista dentro del mercado musical, destacando su capacidad para redefinir el papel de la mujer en el flamenco y en la música urbana. Además, ella ha defendido que “ser mujer no debería condicionar el éxito ni el respeto artístico”, y ha criticado el machismo en la industria musical.
En su disco Motomami, Rosalía mezcla el español normativo con expresiones del español puertorriqueño, dominicano y anglicismos, lo que ha sido interpretado como una reivindicación de la diversidad lingüística y cultural. El mestizaje, una de las dianas de la ultraderecha en su batalla cultural contra la democracia. “Me gusta estas nuevas palabras del lenguaje”, le dijo a Broncano. Rosalía ha declarado que “la música no tiene fronteras ni pasaporte”, defendiendo la hibridación como forma de libertad creativa. Y ha criticado el pensamiento reaccionario: aunque su estética evoca lo sacro y lo castizo, su uso es subversivo y contemporáneo. Las bromas sobre lo bien que le cae Rosalía a algunos obispos (el famoso “bisbe” del que habló la estrella en su entrevista con Broncano) no son más que eso: bromas que la diva hace sobre una religión mal entendida.
En una entrevista recogida por Artículo 14, se destaca que Rosalía ha tenido que demostrar “el doble” por ser mujer en un género tradicionalmente masculino, lo que ella misma ha señalado como una forma de discriminación estructural. Investigadores en sociología han analizado cómo Rosalía encarna un feminismo mediatizado que, aunque se inserta en la lógica del mercado, visibiliza el empoderamiento femenino en espacios tradicionalmente dominados por hombres.
Aunque la celebrity no se ha posicionado como una artista de izquierdas, sus declaraciones y su obra artística reflejan una postura crítica frente a las estructuras de poder, una defensa de la libertad individual y una sensibilidad feminista que la sitúan en el espectro cultural progresista. Antes de acabar su entrevista, Rosalía confesó que se había sentido como nunca con Broncano. “Me lo he gozado. Nunca había estado en un programa tan a gusto. Se siente como estar en el sofá de tu casa, literal, hablando con un amigo. Y eso es muy valioso” afirmó. Una frase que algunos han interpretado como un dardo envenenado para Pablo Motos. Lo dicho: la niña nos ha salido más roja que la sangre.