Trump, el señor de la guerra que quiere el Nobel de la Paz

El presidente de Estados Unidos convence a su pueblo de que grandes ciudades como Nueva York y Chicago están en estado de guerra

06 de Octubre de 2025
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La paradoja del antisemitismo: los verdaderos enemigos de los pueblos semitas son los propios líderes sionistas. Trump con Netanyahu en una imagen de archivo
Trump con Netanyahu en una imagen de archivo | Foto: The White House

Donald Trump está obsesionado con el premio Nobel de la Paz. En los próximos días se conocerá el nombre del ganador del galardón y Trump está seguro de que él se lo merece más que nadie, “aunque se lo darán a otro que no ha hecho nada”. Presume el magnate neoyorquino de haber acabado con 7 guerras y se pone la medalla de haber llevado la paz a Gaza, aunque allí prosigue el genocidio del pueblo palestino premeditado y organizado por Netanyahu.

Trump saca pecho de que ha llevado la paz al mundo, sin embargo, asegura que las grandes ciudades de Estados Unidos “están en guerra, una guerra desde dentro”. ¿Contra quién? Contra los insurgentes subversivos, contra los inmigrantes, contra los comunistas, contra el crimen organizado. El truco consiste en crear enemigos ficticios mientras él se sigue dedicando a sus negocios corruptos. De modo que los norteamericanos se encuentran en estado de guerra y aún no se han enterado.

Trump y el secretario de Guerra, Pete Hegseth, arengaron la pasada semana a generales y almirantes del Ejército en una inusual junta en la que instaron a recuperar los buques acorazados o antiguos cánones estéticos y a convertir las “ciudades peligrosas” de EE.UU. en campos de entrenamiento militar.

Las alocuciones de ambos se enmarcan en la idea de la actual Administración estadounidense de reimponer una “estética guerrera” en el Ejército que conecta con un concepto de la masculinidad tradicional y que busca dar portazo a las políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) en las Fuerzas Armadas.

“Estamos sufriendo una invasión desde dentro. Es lo mismo que una invasión extranjera, pero en muchos sentidos es más difícil porque no llevan uniforme”, dijo Trump ante los 800 altos cargos militares venidos de todo el mundo a una base de la Infantería de Marina en Quantico, a las afueras de Washington, informa EFE.

Las palabras del presidente llegaron después de que anunciara que desplegará tropas en la ciudad de Portland para proteger las instalaciones del Servicio de Control de Emigración y Aduanas (ICE) que han encarado protestas en los últimos días por los arrestos de migrantes impulsadas por su Gobierno. Pero otras grandes metrópolis como Nueva York y Chicago están también en estado de guerra.

"Estamos en una guerra desde dentro", asegura el presidente a los norteamericanos

La Administración Trump, que ha enviado ya tropas a Los Ángeles, Washington y Memphis, ha declarado además como organización terrorista al deslavazado y esquivo grupo Antifa como parte de su ofensiva contra lo que considera ataques de la “izquierda radical”, exacerbada tras el asesinato del activista ultraconservador y aliado suyo Charlie Kirk.

Trump también dijo que está considerando resucitar el obsoleto concepto del acorazado, un tipo de navío de ataque masivo que desapareció tras la II Guerra Mundial y que ya no produce ninguna Armada. “Creo que deberíamos comenzar a pensar en los acorazados (…) Cuando veo a esos navíos que iban acompañados por destructores. No había nada que los pudiera detener (…) Algunos dirán que es tecnología obsoleta. Pero, no sé. (…) Es algo que estamos, de hecho, considerando”, aseguró el mandatario.

El republicano, empeñado en revivir los astilleros estadounidenses, realizó la propuesta, considerada totalmente a contracorriente debido al enorme coste de estos buques o a su vulnerabilidad en un contexto estratégico completamente diferente al del siglo pasado, ante unos generales a los que ya advirtió con el despido “si no son verdaderos guerreros”. 

Fue en esa línea en la que habló el secretario de Guerra de EE.UU., Pete Hegseth, que aseguró que su cartera se ha convertido en el “departamento woke”. “Pero eso se acabó. Se acabaron los meses de la diversidad, las oficinas de diversidad e inclusión, los hombres vestidos de mujer y la obsesión por el cambio climático. Se acabó la división, las distracciones y las ideas absurdas sobre género”, clamó Hegseth, que ha despedido a varios altos cargos militares y llegó a decir que quería reducir en al menos un 20% el número de generales de cuatro estrellas.

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