Hay “canibalismo interno” en el PSOE. No lo decimos nosotros, lo dice El País, que siempre fue el periódico oficial del socialismo. Según el rotativo de Prisa, no se trata de un movimiento “estructurado” u organizado, aunque distintas fuentes socialistas ven que hay quienes se están posicionando para el futuro. Es decir, que hay gente que ha pasado a la acción para terminar de rematar al líder.
En la mente de todos están quiénes son los que conspiran contra el sanchismo. Se sabe desde hace tiempo. A la cabeza están Felipe González y García-Page, que no han parado de malmeter desde que Sánchez se hizo con la secretaría general del PSOE. Y luego están los otros pesos pesados, los que toman posiciones. Jordi Sevilla, exministro y exasesor económico de Moncloa, ha afirmado que el actual líder está en “fase terminal”. Juan Carlos Rodríguez Ibarra, expresidente de Extremadura, ha denunciado la deriva populista del PSOE y reclamado un relevo generacional. Ramón Jáuregui, exministro y eurodiputado, se ha mostrado muy crítico con la estrategia de pactos de Sánchez y con la falta de transparencia interna. Y hay más nombres (hasta medio centenar): Urquizu, Bofill, Freixas, Elorza... decenas de exdirigentes y militantes que participaron en la cumbre de socialistas críticos celebrada en Madrid en septiembre de 2025. Los antisanchistas son, si no mayoría, sí legión.
La cumbre de socialistas críticos celebrada en Madrid en septiembre de 2025 (de la que dieron cuenta El Mundo, The Objective y La Voz de Madrid, entre otros medios de la derecha), reunió a medio centenar de exdirigentes y militantes del PSOE que cuestionan el liderazgo de la dirigencia y plantean un futuro “postsanchista”. La reunión tuvo lugar en un restaurante cercano al Congreso de los Diputados. Fue convocada de manera discreta, pero finalmente trascendió a la prensa como un “ruido de sables” interno contra Sánchez. Los asistentes coincidieron en que el PSOE se ha “echado en brazos del populismo” y que el ciclo político está agotado. Entre los rostros más destacados estuvieron, además de los ya citados, Virgilio Zapatero, exministro de Educación, Juan José Laborda, expresidente del Senado, Soraya Rodríguez, ex portavoz socialista en el Congreso y Nicolás Redondo. Allí se habló de fin de ciclo. De regeneración interna (reclamaron un relevo con “gente nueva” y mayor transparencia); de populismo (denunciaron que el PSOE se ha entregado al “totalitarismo comunista” y ha perdido su identidad socialdemócrata); de derecho a la crítica interna. Varios asistentes pusieron de manifiesto que ya no existe miedo a discrepar públicamente con la dirección. Felipe no estuvo presente, pero de alguna manera sí estuvo. Entre bambalinas, tras el decorado, asesorando a los díscolos. En espíritu y alma.
Aunque no se planteó un candidato alternativo, el encuentro consolidó la idea de que el partido debe abrir una nueva etapa. Hasta la fecha no parece que el grupo esté capacitado para derrocar el sanchismo desde dentro. Falta una cara con el carisma suficiente como para plantar batalla en unas primarias. Pero conviene no olvidar que Felipe González ha dicho públicamente que su candidato siempre fue Eduardo Madina.
Por Ferraz corre el runrún de que los últimos titulares letales de la prensa de la caverna provienen de ese mundo nostálgico de un socialismo que ya no es. El caso Leire, por ejemplo. Muchos en la sede central madrileña están convencidos de que ese turbio asunto es “fuego amigo”. Un dosier filtrado por los críticos para terminar de darle la puntilla al líder. Leire Díez era conocida como la “fontanera del PSOE” que junto a un grupo de empresarios maquinaba para hundirle la vida a los enemigos del sanchismo (tanto de dentro como de fuera del partido). Alguien que operaba en la sombra gestionando contactos y favores dentro de Ferraz. Según las investigaciones, el ex secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, aparece como nexo en la trama, lo que sugiere vínculos directos con la estructura interna. El caso arrancó con audios en los que Díez hablaba en nombre del PSOE, lo que ha alimentado la idea de que parte de la información salió de la casa para precipitar su caída.
El plan consiste en que Leire termine derrumbándose y cantando supuestas cosas secretas y confidenciales que habló con Sánchez y solo con Sánchez. Sin duda, los sectores críticos del partido socialista ven en este escándalo una maniobra para ajustar cuentas internas, especialmente en un momento de crisis por los casos Ábalos, Koldo y Salazar. Cabe recordar que la Audiencia Nacional instruye una causa bajo secreto por fraude, falsedad documental, malversación, tráfico de influencias y prevaricación. Y que Leire Díez se encuentra en una situación comprometidísima tras su detención por la UCO. Finalmente, el juez no la ha enviado a prisión al considerar que no existe riesgo de destrucción de pruebas “dadas las aportaciones realizadas en la propia denuncia y documentación anexa y pese a los numerosos indicios existentes en las actuaciones y la gravedad de los hechos que se imputan a la investigada”. ¿Qué le ha dicho Leire al juez? ¿A qué pactos ha llegado con la Fiscalía? ¿Es ya una testigo protegida? Quedan muchas incógnitas por despejar, pero quedémonos con que la máquina del fango contra Pedro Sánchez ya está en marcha y puede empezar a producir escándalos en cualquier momento. El presidente, a quien ayer se vio tranquilo y relajado en su última rueda de prensa del año, sabe que ha dejado demasiados cadáveres en el camino. Ábalos, Santos Cerdán, Koldo, Leire, Antxon Alonso, el expresidente de la SEPI… La cuenta atrás para el golpe definitivo quizás haya comenzado ya.
