UGT Madrid planta cara a Inditex: las plantillas se rebelan por un reparto justo de los beneficios

El sindicato lidera una jornada de lucha europea este 28 de noviembre para exigir que la riqueza generada por miles de trabajadoras y trabajadores deje de traducirse solo en dividendos y pase también a los salarios

Carolina Albarrán
27 de Noviembre de 2025
Actualizado a las 12:05h
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Carolina Albarrán, responsable del Grupo Inditex en UGT Madrid

Este viernes, 28 de noviembre, coincidiendo con el Black Friday —el día más lucrativo del año para el sector textil—, las plantillas de Inditex de toda Europa darán un paso sin precedentes: salir a la calle de forma coordinada en siete países para exigir algo tan elemental como justo. Que la riqueza que generan sus manos llegue, por fin, a sus nóminas. Que el “éxito” del gigante gallego del retail deje de ser un relato abstracto y se convierta en reconocimiento real.

En Madrid, la convocatoria estará encabezada por UGT, y una de las voces que más está impulsando esta jornada de lucha es Carolina Albarrán, responsable del zaraGrupo Inditex en UGT Madrid. Su denuncia es clara, directa y comprensible: “Estamos hoy aquí para reclamar que el reparto de beneficios debe ser de todas y todos. Inditex debe entender que sus resultados astronómicos no son un milagro, sino la consecuencia directa del trabajo diario, incansable y esencial de cada persona en las tiendas”.

Su mensaje no va dirigido solo a la dirección, sino también a quienes a veces observan estas reivindicaciones desde fuera sin dimensionar lo que significan. Albarrán lo explica sin tecnicismos: si la empresa gana miles de millones, es porque miles de trabajadoras y trabajadores sostienen ese beneficio con sus horarios partidos, con festivos trabajados, con su presencia en cada temporada, cada reposición, cada Black Friday. Y, sin embargo, mientras la cúpula directiva se reparte bonus millonarios, en las tiendas las nóminas apenas se mueven.

Una protesta europea inédita

La movilización de este viernes no es una rabieta ni una acción puntual. Es el resultado de años de reuniones, cartas y peticiones ignoradas en el seno del Comité de Empresa Europeo (CEE) de Inditex. Todas las organizaciones sindicales que lo integran —de Alemania, Italia, Portugal, Bélgica, Luxemburgo, Francia y España— han trasladado la misma inquietud: el agradecimiento verbal no basta. Quieren una participación extraordinaria en los beneficios, un mecanismo estable y proporcional que dé respuesta a una evidencia: Inditex no es solo gestión empresarial, Inditex son sus plantillas.

Los sindicatos europeos llevan tiempo insistiendo en la misma idea. Mientras la compañía presume de cifras históricas, quienes permiten que esas cifras existan reciben únicamente pequeños bonus puntuales o incentivos aislados. La desigualdad entre lo que cobra la dirección y lo que perciben quienes atienden a clientes, ordenan almacenes o sostienen la logística es abismal. Albarrán lo resume así: “No estamos pidiendo limosna, estamos pidiendo lo que nos corresponde por derecho”.

“La paciencia se ha agotado”

Las declaraciones de Albarrán reflejan el sentimiento mayoritario de quienes integran las plantillas de Inditex en toda Europa: “La paciencia se ha agotado. A partir de hoy, UGT estará en la calle, luchando sin descanso, hasta conseguir un acuerdo que reconozca el esfuerzo de nuestra gente”. Y añade una idea clave para entender esta protesta: lo que se exige no es una cifra caprichosa, sino proporcionalidad. Si la empresa es, año tras año, la más rentable del país, ¿por qué quienes generan esa riqueza reciben tan poco a cambio?

En su mensaje hay un trasfondo que explica muy bien la indignación de la plantilla: “El modelo actual no puede seguir permitiendo que los que tienen mucho sigan teniendo más, mientras ignora a quienes generan esa riqueza”. Esta frase sintetiza el corazón del conflicto. No se trata solo de salarios. Se trata de dignidad laboral, de un reconocimiento estructural y no decorativo.

Siete países, trece ciudades, una misma demanda

Por primera vez desde su creación en 2018, el CEE de Inditex impulsa una movilización simultánea en 13 ciudades europeas. En España tendrá lugar en la Gran Vía de Madrid (Stradivarius) y en el Paseo de Gracia de Barcelona (Zara). En Bruselas, Luxemburgo, Lisboa, Viana do Castelo, París, Roma, Milán, Palermo, Constanza, Stuttgart y Múnich, la imagen será la misma: delegaciones sindicales, trabajadoras y trabajadores, reclamando lo que llevan años pidiendo sin respuesta.

La fecha elegida —el Black Friday— no es casual. Es el día en que se disparan las ventas, la carga de trabajo y la presión. Donde se exhibe la “fortaleza” de la empresa. Y también donde más evidente se hace la contradicción: millones en beneficios, pero salarios que no reflejan ni de lejos ese éxito.

Un conflicto que implica mucho más que dinero

La protesta del 28 de noviembre es también una llamada de atención sobre un patrón que se repite en muchas grandes multinacionales: la precarización progresiva de quienes están en primera línea, mientras las altas esferas económicas y financieras se blindan con salarios y bonus cada vez más elevados.

UGT ha revelado que 27 directivos de Inditex cobraron una media de 5 millones de euros cada uno el último año, y que existe un plan de incentivos que reparte millones en acciones gratuitas y bonus extra entre cientos de mandos. Mientras tanto, en tiendas y logística, las mejoras reales son mínimas.

Albarrán insiste en que nadie cuestiona que la empresa gane dinero. Al contrario:  “Queremos que Inditex siga ganando, pero que reparta la riqueza con quienes la generamos”. La clave, dice, está en que durante años la plantilla ha renunciado a tiempo personal, ha sacrificado salud y conciliación, y aun así lo que llega son “migajas” en comparación con la riqueza generada.

Un mensaje nítido: sin plantillas, no hay éxito

La reivindicación que este viernes sonará en media Europa parte de una verdad tan simple como rotunda: ninguna empresa funciona sin su gente. Ningún escaparate, ninguna venta récord, ningún informe financiero existiría sin quienes trabajan detrás del mostrador, en el almacén, en la caja, en la logística, en los turnos interminables de campañas como el Black Friday o la Navidad.

Por eso esta movilización importa más allá de Inditex. Porque plantea una pregunta que recorre todo el mercado laboral europeo: ¿quién se beneficia realmente del crecimiento empresarial? ¿Las personas que sostienen cada jornada laboral o solo quienes aparecen en los informes anuales?

Un viernes decisivo

Este 28 de noviembre puede marcar un antes y un después. Será la primera protesta europea coordinada de las plantillas de Inditex, pero no será la última si no hay avances. “Vamos a intensificar la presión hasta lograr un reparto justo y equitativo”, advierte Albarrán.

La pelota está ahora en el tejado de la empresa. En su capacidad para escuchar, negociar y reconocer que, detrás de cada cifra récord, hay miles de personas reclamando algo tan básico como justicia.

Porque, como repiten en UGT Madrid, “sin las plantillas, este éxito no existiría”. Y ha llegado la hora de demostrarlo.

Carolina Albarrán es responsable del Grupo Inditex en UGT Madrid

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