La plantilla de Inditex irrumpe en el Black Friday: Europa se levanta para exigir un reparto justo de los beneficios

Los sindicatos impulsan una movilización europea sin precedentes este 28 de noviembre para reclamar que la riqueza generada por el trabajo cotidiano llegue también a los salarios

27 de Noviembre de 2025
Actualizado a las 15:51h
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La plantilla de Inditex irrumpe en el Black Friday: Europa se levanta para exigir un reparto justo de los beneficios

El Black Friday, el gran escaparate mundial del consumo, será este año escenario de un mensaje muy distinto al habitual. En lugar de celebraciones por las ventas récord, la jornada estará marcada por la protesta. Las plantillas de Inditex en siete países europeos han decidido convertir este viernes 28 de noviembre en un punto de inflexión: un día para hacer visible que, detrás de cada cifra millonaria, hay miles de trabajadoras y trabajadores que llevan años reclamando algo tan sencillo como razonable: participar de los beneficios que ayudan a generar.

En Madrid, la concentración está convocada frente a la tienda de Stradivarius de la Gran Vía. La movilización la encabeza UGT, y una de las voces más firmes en esta reivindicación es Carolina Albarrán, responsable del Grupo Inditex en UGT Madrid. Su mensaje es directo: “Los resultados astronómicos de Inditex no son producto de la magia, sino del esfuerzo constante de quienes estamos en las tiendas. Es hora de que ese esfuerzo se traduzca en un reparto de beneficios justo”.

La protesta se celebrará de manera simultánea en 13 ciudades de Europa: Madrid, Barcelona, Bruselas, Luxemburgo, Lisboa, Viana do Castelo, París, Roma, Milán, Palermo, Constanza, Stuttgart y Múnich. Es la primera vez que el Comité de Empresa Europeo (CEE) del grupo textil convoca una acción conjunta de esta magnitud. Esta coordinación refleja una demanda que ha crecido con fuerza en todos los países donde el gigante de la moda opera: la necesidad de pasar del reconocimiento simbólico al reconocimiento real.

Años de peticiones ignoradas

El conflicto no nace de repente. Desde 2018, año en que se constituyó el CEE de Inditex, las organizaciones sindicales de los distintos países han planteado una idea común: las palabras de agradecimiento no bastan. Quieren un mecanismo estable que permita que toda la plantilla, y no solo los cuadros directivos, participe en los beneficios extraordinarios de la empresa.

Durante estos años, sindicatos de Alemania, Italia, Portugal, Bélgica, Luxemburgo, Francia y España han llevado la misma propuesta a cada reunión: un reparto extraordinario de beneficios que reconozca la corresponsabilidad del conjunto de la plantilla en los buenos resultados del grupo. Sin embargo, la respuesta de la dirección siempre ha sido la misma: silencio. Ni compromisos, ni mesas de diálogo, ni apertura a discutir la propuesta.

Esa falta de interlocución ha terminado por agotar la paciencia de los sindicatos. Albarrán lo resume así: “No estamos pidiendo nada imposible. Solo pedimos proporcionalidad. Si Inditex es la empresa más rentable del país, lo lógico es que su plantilla reciba una parte justa de esa riqueza”.

Un desequilibrio difícil de justificar

Los datos que manejan las organizaciones sindicales son contundentes. UGT recuerda que 27 directivos de Inditex cobraron una media de cinco millones de euros cada uno el último año, gracias a un modelo retributivo que incluye acciones gratuitas y bonus vinculados al rendimiento bursátil. A ello se suma un plan de incentivos diseñado para que más de 700 directivos se repartan millones adicionales en acciones durante los próximos ejercicios.

Ese reparto extraordinario contrasta con la realidad de quienes sostienen el grueso de la actividad diaria: las plantillas de tiendas y logística. Para ellas, afirman desde UGT, los beneficios apenas se traducen en mejoras reales en la nómina. “Llevamos años renunciando a descanso y conciliación, asumiendo cargas de trabajo cada vez mayores, y lo que llega son migajas en forma de pequeños bonus puntuales”, denuncian.

La exigencia de un reparto justo no es, por tanto, un capricho: responde a una desigualdad creciente dentro del propio grupo. Mientras la dirección consolida compensaciones millonarias, la plantilla reclama un reconocimiento económico alineado con la riqueza que genera.

Un Black Friday distinto

Elegir el Black Friday como día de protesta no es casual. Es una de las jornadas del año donde más se evidencia el peso del trabajo en tienda y el esfuerzo extra que requiere sostener campañas de ventas masivas. Al mismo tiempo, es el día donde más se celebran los éxitos comerciales de la empresa.

Que la movilización coincida con esa fecha tiene un mensaje evidente: sin quienes trabajan en tiendas, no hay récord que celebrar. No hay colas, ni ventas, ni cifras que presentar a los mercados. Por eso, la protesta busca precisamente mostrar la contradicción de un modelo en el que quienes generan buena parte del beneficio se quedan al margen de su reparto.

Una reivindicación clara y comprensible

A diferencia de otros conflictos laborales envueltos en términos técnicos o negociaciones complejas, esta protesta tiene un planteamiento que cualquier persona puede entender: si una empresa gana mucho gracias al esfuerzo de su plantilla, es lógico que esa plantilla reciba también una parte significativa de ese beneficio.

Albarrán insiste en esta idea de forma sencilla: “No pedimos limosna. Pedimos lo que es nuestro por derecho”. La responsable sindical subraya que se ha llegado a este punto tras años de diálogo frustrado. Lo que se reclama ahora es un acuerdo estable que permita a toda la plantilla participar del resultado económico que contribuye a generar año tras año.

Un movimiento que va más allá de Inditex

La movilización del 28 de noviembre no es solo un conflicto interno en una multinacional. Refleja un debate más amplio que recorre toda Europa: cómo se reparte la riqueza en las grandes compañías. Cada vez más trabajadores cuestionan modelos en los que los beneficios se concentran en las cúpulas mientras los salarios permanecen estancados.

Por eso, esta acción europea puede marcar un precedente. La unidad sindical en distintos países, la elección estratégica del Black Friday y el eco mediático de una movilización coordinada pueden abrir una nueva etapa en las relaciones laborales dentro del sector textil.

Un viernes que puede cambiar el rumbo

La empresa aún no ha dado señales de querer abrir diálogo. Pero el nivel de organización sindical y el malestar creciente en la plantilla indican que este 28 de noviembre será solo el primer paso si no hay avances.

“El éxito de Inditex no existiría sin su gente”, recuerda Albarrán. Y es precisamente ese mensaje, repetido estos días en asambleas, carteles y comunicados, el que este viernes resonará en plazas y calles de media Europa.

Un recordatorio claro de que, detrás de cada escaparate brillante, hay miles de personas defendiendo lo más básico: un reparto justo de la riqueza que generan.

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