El periodista Fernando Díaz de la Guardia es un crack, término hoy popular en medios, internet y redes sociales. Convirtió su discapacidad en meta a batir. La canaliza como reto con didáctica social para inspirar a quienes entienden que la adversidad no llegó para quedarse en su cuerpo o mente.
El informador comparte su experiencia, exalta los valores de la inclusión y sale airoso de los obstáculos que nos pone la vida o creamos sin ayuda. Sufrió parálisis facial vírica en enero de 2024. Sus secuelas las minimiza, aunque precisa gafas oscuras para proteger sus ojos. Es llevadero, pero resultó impeditivo para proseguir su carrera como presentador de la cadena Mediaset, programa de actualidad “Cuatro al día”.
Díaz de la Guardia declaró a la prensa: “Mi carrera atravesaba por uno de sus mejores momentos; de repente me quedé sin mi expresión porque tenía media cara paralizada. Sufrí brote de herpes zoster en el nervio facial que afecta a la movilidad de la boca y del párpado derecho”. Añade: “al no poder parpadear -confesó- no aguanto los focos de un plató sin gafas de sol. Mi carrera como presentador de televisión se ve condicionada de momento”. Hoy ejerce tareas de producción en Canal Sur TV.
El periodista, tras sufrir al virus, fue atendido en urgencias de hospital Virgen de las Nieves de Granada. Después se trasladó a Sevilla donde vive; se rehabilita en el hospital Virgen del Rocío hispalense. En ese proceso conoció a pacientes con distintas patologías en el rostro y enfermedades incapacitantes.
El acceder a testimonios de males ajenos le ayudaron a afrontar su día a día, a sumar coraje a la recuperación. Y a usar una herramienta que conoce del periodismo: relatar su experiencia de cómo encara la adversidad. El informador, según constatamos, no se planta ahí: quiere aprender de otras personas. Quiere compartir esos testimonios enriquecedores para superar metas con ejemplos personales.
Su iniciativa, ‘Imbatibles’, fructificó con fertilidad. Eleva el valor de los testimonios ante quienes son receptores del mensaje más vivificador. Esa idea-fuerza la logra con personas conocidas por el gran público y se igualan al periodista para vencer la discapacidad o a la adversidad.
El referente que empuja a estos compañeros y compañeras de causa de Díaz de la Guardia no sólo equivale a la palabra ‘imbatibles’. Añade el valor del tesón por revolverse contra lo que cerca la discapacidad, patologías mentales, luto insuperable o llenar vacíos espirituales que forjan voluntad para salir adelante. Los ‘imbatibles’ que congrega el periodista empujan con experiencia, ejemplo y unifican su mensaje ante lo que acaban venciendo.
Palabras y actores que inspiran
Bajo el nombre y marca ‘Imbatibles’ zarpó un barco cuyo timón y alma conduce Díaz de la Guardia. Si permitimos la analogía náutica, está alerta a bordo para que la navegación emocional, mental y afectiva sea segura, contagie, inspire y ayude a cualquiera que se sienta identificado.
El periodista desarrolló este proyecto comunicativo. Se intercambian vivencias frente a la adversidad y se aprende a vivir conscientemente. Esto fructifica para distinguir qué es un problema y qué es una circunstancia.
La gira de charlas de ‘Imbatibles’ es un éxito. Los aforos se completan de personas que necesitan escuchar lo importante ante lo superficial que impera hoy. Lo que recaudan de las entradas se destina íntegramente a causas solidarias y sociales. Nadie de los partícipes percibe lucro personal.
Uno de los ponentes de las charlas es José Antonio Casanueva, el abuelo de Marta del Castillo (qepd). Sabemos que de su desdichada nieta no hay localizado lugar donde llevarle flores. También que sus padres, legitimados, luchan firmes para descubrir lo que se oculta de un crimen vil a cargo de un grupo de jóvenes con poca alma y peor conducta.
El mensaje del abuelo de Marta, sin embargo, es parsimonia, reflexión, mesura. Es pedagogía el reto de encontrar los restos de su nieta sin salirse de lo correcto. Una frase suya resume la lógica del caso que sufre: ‘tras el asesinato de mi nieta hay manos negras’. En las palabras de Villanueva no hay venganza, afrenta o el fácil ‘ojo por ojo’ que nada arregla.
La aclamada soprano Ainhoa Arteta integra plantilla de ‘imbatibles’ por derecho. Sufrió una septicemia (gran infección en sangre) que le amputó dos dedos y parálisis facial. Vivió en la UVI una temporada y vio de cerca la muerte. La experiencia que sufrió Arteta le sirve para abordar el éxito y el fracaso. Tuvo difíciles comienzos como niñera de millonarios en Nueva York, sufrió acoso y agresiones sexuales al tiempo que disfruta de la gloria.
Pedro García Aguado es dos veces crack. Uno, por ser un campeón olímpico en waterpolo. Y dos. Por superar adicciones a drogas y alcohol que le apartaron de la élite deportiva en 2003. Tras tocar fondo, entró en un centro de desintoxicación.
Después, se recordó, se miró al espejo, se pellizcó como atleta olímpico que conoció laureles y podios. Logró reinventarse como presentador de televisión en programas como "Hermano Mayor". Inclusive regresó al éxito al participar en el reality "Supervivientes" que ganó en 2024.
Otro deportista de alta competición, Cisco García, inspira con palabras y experiencias en ‘Imbatibles’. Sufrió un grave accidente de snowboard el 28 de diciembre de 2015 en Austria que le causó una lesión medular y lo dejó parapléjico.
El accidente ocurrió al caer de un salto de entre 10 y 12 metros, impactando de espalda con el suelo. A pesar de la gravedad del suceso y las consecuencias que le confinan a una silla de ruedas ha sabido rehacerse como tenista paralímpico, escritor y orador motivacional.
José Peña es otro actor de ‘Imbatibles’ con un humor que da envidia a pesar de lo que su cuerpo y mente acarrean. Fue diagnosticado con una enfermedad degenerativa a los 27 años que le causó ceguera. Desde entonces ha hecho los deberes de superación y oficia como el único boxeador ciego de mundo en los cuadriláteros.
Los laureles del tesón los tiene intactos José Peña. Rehacerse así deja en la cuneta lo traumatizante que es no ver cuando se disfrutó de la vista. La ceguera a Peña no equivale a tirar la toalla, significa dar ganchos al contrario para ganar la pelea.
Irene Villa encarna lo mejor del ser humano. A los 12 años sufrió un atentado de ETA, el 17 de octubre de 1991. Un bombazo de los terroristas le amputó sus piernas y tres dedos de una mano. Su madre también perdió un brazo y una pierna. A pesar del grave trauma físico y emocional, Villa superó el atentado. Es irredenta. No le falla su empuje
Se rehízo, con relatos íntimos y sinceros, como autora de seis libros, esquiadora y esgrima adaptada paralímpica y conferenciante. Estudió Comunicación Audiovisual, Humanidades y Psicología. Desde hace años está felizmente casada y es madre de tres menores. Es una mujer-coraje.
Más laureles, más proactividad
La iniciativa que brotó de la mente creativa de un periodista ya tiene el retorno de lo imbatible. En 2025 logró el Premio de honor al mejor proyecto de superación de Publifestival Internacional, principal encuentro de comunicación social en español.
Una de las claves del formato de ‘imbatibles’ es que desarrolla entrevistas públicas con personas que doblegaron adversidades o que, como vimos en los ejemplos indicados, han hecho de la superación su modo de vida.
Es original que tanto los entrevistados como el público desconocen a priori qué va a suceder durante las entrevistas. Los invitados reciben mensajes sorprendentes que les ayudan a conocer su vida a través de sus emociones. Y entre los espectadores hay personas que desconocen que también saldrán al escenario para contar su propia historia.
La interactuación funciona espléndidamente en ‘imbatibles’. Hasta el punto que aplausos, sonrisas, lágrimas emocionales y reforzarse, cualquiera que participe en sus estos eventos, para –repetimos- conocer lo importante y descartar lo superficial en la corta vida humana.
Las sesiones de ‘imbatibles’ son vivas como cabe imaginarse. Todo bascula bajo la positividad. Sus organizadores no pretenden contar penas, ni dar consejos paternales. Al contrario, se intercambian experiencias para asumirlas cada cual como mejor considere. Valorar la vida y la salud, algo que olvidamos demasiadas veces, se pondera gracias a testimonios de personas que afrontan la adversidad en modo ejemplarizante.
Díaz de la Guardia repite cada vez que tiene ocasión que en la vida perdemos todos. ‘Cada segundo que pasa no vuelve’, como enfatizaba el inolvidable escritor Luis Sepúlveda. Pero el periodista va más allá: ‘No hay nadie invicto …. todos podemos sentirnos imbatibles frente a la adversidad o al menos intentarlo. Se trata de conocer ejemplos que sirvan para abrir la mente en positivo; para valorar lo mucho que tenemos porque la vida es ahora’. Es ese imperativo ‘ya’ que reescribe a Sepúlveda.
Los actos que inició el informador andaluz a la postre inculcan valores como clave sustantiva, excitan e invitan a la reflexión que conducen emociones de relatos inspiradores. Hablamos, sobre ‘imbatibles’, de maridar entretenimiento, motivar a personas para superarse en sus vidas y animarlas a buscar su soporte para la felicidad. La meta más recurrente.
Quienes asistieron a estos eventos admiten que cambiaron la mentalidad preexistente, tomaron conciencia de sus potencialidades y generaron un compromiso personal. También, pierden el pánico -que demasiados tenemos- para aprender de los errores y adaptan su cotidiano a la realidad cruda. La que crea más vitalidad, empatía y energía que imaginemos.
Las charlas de ‘imbatibles’ comparten un ambiente divertido y para reflexionar sobre lo que raramente pensamos. Usar relatos y sucedidos amenos conduce hasta lo que obvia cualquiera de sí mismo.
La audiencia de ‘imbatibles’ sale inspirada, motivada y reforzada en cuanto a la inclusión, la igualdad, la diversidad, la empatía y la fortaleza humana bajo la clave de la educación en valores. Sin saberlo todo somos imbatibles. Todo es cuestión de practicarlo: ¡Nunca nos rindamos!