El próximo 4 de noviembre de 2025, Sentinel-1D despegará del puerto espacial europeo en Kourou, Guayana Francesa, garantizando la continuidad de los servicios de los que dependen una amplia gama de usuarios finales en todo el mundo.
La misión Sentinel-1 utiliza un radar para crear imágenes de alta resolución, diurnas y nocturnas, de la superficie de la Tierra en todo tipo de condiciones climáticas, para el monitoreo de la tierra y los océanos, incluyendo el seguimiento del hielo marino y los derrames de petróleo, el mapeo de los cambios en el uso de la tierra, la evaluación de la humedad del suelo, el monitoreo de la deformación de la superficie terrestre y la ayuda en la respuesta de emergencia a desastres como inundaciones y terremotos.
Los datos de los satélites Sentinel-1 se integran directamente en los Servicios Copernicus. Sirven de base al Servicio de Gestión de Emergencias de Copernicus (CEMS) para la cartografía de inundaciones, al Servicio de Vigilancia Marítima de Copernicus (CMS) para la detección de derrames de petróleo y buques, y al Servicio Marino de Copernicus (CMEMS) para la monitorización de icebergs y la concentración de hielo marino, con el fin de facilitar la navegación segura. También respaldan al Servicio de Monitoreo Terrestre de Copernicus (CLMS) para la monitorización de la vegetación, los bosques y la agricultura. Cabe destacar que los datos de radar de Sentinel-1, procesados con interferometría, se utilizan en el Servicio Europeo de Movimiento del Terreno.(EGMS), parte de CLMS, para detectar y rastrear el movimiento del suelo debido a hundimientos, deslizamientos de tierra, actividad volcánica y terremotos.

Sentinel-1D se une a Sentinel-1C, lanzado en diciembre de 2024. Ambos satélites están equipados con receptores compatibles con Galileo para un posicionamiento en órbita más preciso y llevan una carga útil del Sistema de Identificación Automática (AIS) que detecta señales de buques, lo que facilita el conocimiento del dominio marítimo y la detección de actividades no autorizadas en el mar. El lanzamiento de Sentinel-1D a bordo del Ariane 6 refleja la creciente capacidad de Europa para poner sus satélites en órbita bajo sus propios términos, reforzando la resiliencia de los servicios de Copernicus y la autonomía estratégica de la UE.