El sistema de tramitación de visados del espacio Schengen funciona "como una carrera de obstáculos para defensores y defensoras de los derechos humanos de diferentes partes del mundo, lo que impide a muchos de ellos participar en foros clave de toma de decisiones". Así lo revela un informe publicado hoy por Amnistía Internacional, que afirma que dichos obstáculos contradicen los derechos y valores que los Estados Schengen afirman defender.
El informe Closing the door? How visa policies in Europe’s Schengen area fail human rights defenders, (“¿Se les cierra la puerta? Las políticas de visados en el espacio europeo Schengen fallan a los defensores y defensoras de los derechos humanos”) documenta los numerosos obstáculos que afrontan las personas activistas de 104 países —principalmente de África, Asia y Oriente Medio— que solicitan visados de corta duración para viajar a la zona con el fin de realizar trabajo de incidencia, establecer contactos o alejarse temporalmente de los riesgos que corren a causa de su trabajo.
A la mayoría de estos defensores y defensoras de los derechos humanos se los racializa como personas negras, asiáticas o musulmanas, y las repercusiones negativas en su movilidad constituyen discriminación indirecta, según el análisis de la organización.
“La imposibilidad de acceder a visados Schengen significa que las opiniones y testimonios de los defensores y defensoras de los derechos humanos de países del Sur Global quedan excluidos de foros en los que se toman decisiones que afectan profundamente a su vida”, ha afirmado Erika Guevara Rosas, directora general de Investigación, Incidencia, Política y Campañas de Amnistía Internacional.
“Si bien los Estados del espacio Schengen tienen la potestad de decidir quién ingresa en su territorio, las repercusiones de su sistema de tramitación de visados para los defensores y defensoras de los derechos humanos de 104 países ilustran una discrepancia clara entre el compromiso que han adquirido, a través de sus directrices y otros acuerdos de defender a quienes defienden los derechos humanos, y lo que de verdad hacen.”
“Garantizar que los defensores y defensoras de los derechos humanos tengan acceso a visados Schengen de corta duración de manera fiable, predecible, transparente y oportuna es indispensable para hacer realidad su derecho a defender los derechos sin discriminación.”
Obstáculos para obtener visados de corta duración
El Código de visados de la UE, el instrumento legislativo que regula los visados Schengen de corta duración, permite que se puedan aceptar, en función de cada caso concreto, las solicitudes de visado que no cumplen todos los requisitos. Sin embargo, quienes reciben y tramitan las solicitudes de visado, especialmente los proveedores de servicios externos, a menudo parecen desconocer esta flexibilidad del Código, lo que da lugar a numerosas barreras, como el rechazo de las solicitudes antes incluso de que lleguen a la fase en la que se adopta una decisión formal sobre ellas.
Una de las primeras barreras para obtener un visado Schengen es, sencillamente, averiguar dónde hay que presentar la solicitud de visado. Muchos Estados Schengen no tienen representaciones diplomáticas ni acuerdos con otros países en todos los países con restricciones de visado. Esto significa que los defensores y defensoras de los derechos humanos pueden verse obligados a viajar a otro país para presentar la solicitud, lo que puede resultar prohibitivamente caro o suponer un riesgo para su seguridad.
El tiempo que se tarda en conseguir una cita y conocer la decisión, sumado a la duración de la validez de los visados, son otras de las barreras que se presentan en la carrera de obstáculos que los defensores y defensoras deben superar para viajar a países del espacio Schengen. En algunos casos, los visados se expiden demasiado tarde o por un período demasiado corto que no contempla el tiempo que se tarda en viajar hacia y desde un lugar, ni los posibles retrasos en los vuelos.
Quienes solicitan los visados suelen tener que presentar una larga lista de documentos justificativos, entre los que con frecuencia figuran pruebas de recursos económicos, así como sobre situación laboral, nóminas o títulos de propiedad de bienes inmuebles. Esta tarea resulta especialmente dificultosa para las personas activistas, sobre todo las más marginadas y discriminadas.
Una defensora de los derechos humanos perteneciente a la comunidad dalit de Nepal declaró a Amnistía Internacional: “Piden extractos bancarios a quienes desean visitar un Estado Schengen. Imagina lo que implica esto para quienes viven en una situación en la que ni siquiera pueden ganarse el sustento diario. Algunas personas que desean realizar trabajo de incidencia a nivel internacional podrían no tener esos extractos, porque son defensores y defensoras de los derechos humanos, y la mayor parte de la labor que llevan a cabo es de carácter voluntario”.
Estos obstáculos discriminan de manera indirecta a quienes defienden los derechos humanos, ya que las políticas de visados Schengen afectan de manera desproporcionada a las personas solicitantes racializadas. Aunque la legislación sobre visados aparentemente no discrimina por motivos raciales, ya que no menciona explícitamente la raza o el origen étnico como motivos que justifiquen un trato diferente, existe una estrecha correlación entre los países con restricciones de visado y las poblaciones racializadas, como negras, asiáticas o musulmanas.
Flexibilidad existente y avances
En junio de 2024, la Comisión Europea publicó una versión revisada del manual de tramitación de solicitudes de visado de la UE —un conjunto de directrices que explican cómo aplicar el Código de visados de la UE— que incluye ejemplos prácticos de cómo se pueden facilitar las solicitudes de visado de los defensores y defensoras de los derechos humanos.
Amnistía Internacional acoge con satisfacción esta novedad y pide a los países del espacio Schengen que garanticen la adecuada difusión y plena aplicación del manual de aplicación del Código de visados de la UE revisado, asegurándose de que los funcionarios encargados de la tramitación de visados en todo el mundo, incluidos los proveedores de servicios externos, reciban una formación completa sobre cómo facilitar el desplazamiento de los defensores y defensoras de los derechos humanos.
La organización también insta a los países del espacio Schengen a recopilar datos desglosados sobre raza y etnia para poner fin a la discriminación en el sistema de visados, así como a elaborar y aplicar un procedimiento que facilite el acceso a los visados para defensores y defensoras de los derechos humanos, incluida la tramitación acelerada de las solicitudes. Además, los países Schengen deben expedir con mayor regularidad visados de larga duración y entradas múltiples como herramientas clave de protección que posibiliten viajar cuando surja la necesidad sin tener que pasar cada vez por los mismos obstáculos burocráticos.
El espacio Schengen está compuesto por 29 países; la mayoría de ellos son Estados miembros de la UE y hay otros que no lo son, como Suiza y Noruega. Todos los países Schengen se rigen por el Código de visados de la UE para la expedición de visados Schengen de corta duración.
Amnistía Internacional habló con 42 organizaciones internacionales, radicadas tanto en el espacio Schengen como en países con restricciones de visado, que han facilitado los viajes de cientos de defensores y defensoras de los derechos humanos a lo largo de los años. La organización también recopiló testimonios de 32 personas defensoras de los derechos humanos con experiencia directa en los procesos de obtención de visados.
 
    