Feijóo planta a Sánchez: “No cuente conmigo para nada”, y se entrega por completo a Vox

El líder de la oposición sostiene que los porcentajes de privatización citados por el presidente no cuadran, y exige elecciones ante un Gobierno que, según él, ha agotado su crédito.

12 de Noviembre de 2025
Actualizado a las 18:06h
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Alberto Núñez Feijóo en la réplica a Pedro Sánchez
Alberto Núñez Feijóo en la réplica a Pedro Sánchez 

En el pleno del Congreso, Feijóo arrancó su réplica al presidente con una frase rotunda: «Gracias, presidenta. Señorías, ha terminado el líder de la oposición al Partido Popular y ahora me toca a mí». A partir de ahí, su intervención desplegó una doble estrategia: mostrar errores en las cifras aportadas por Sánchez y convertir el debate en una cuestión de confianza institucional.

El líder de la oposición no replicó a la comparecencia de Pedro Sánchez; se limitó a leer su discurso sin salirse del guion.

Privatización y porcentajes en liza

Feijóo acusó a Sánchez de «hacer un repaso de algunas comunidades autónomas, mezclar porcentajes que nada tienen que ver» y luego hablar de privatización. Y para evidenciarlo, presentó dos datos concretos: que en la Junta de Andalucía la privatización alcanzó el 4,4 % y en la Generalitat de Catalunya el 22 %. Según su relato, eso contradice la narrativa oficial del presidente.

El problema es que no hemos podido hallar fuentes fiables que confirmen esos porcentajes exactos. Algunos artículos señalan que el Gobierno y los grupos de la oposición sí se acusan mutuamente de favorecer la sanidad privada o de privatizar la pública. Por ejemplo, Sánchez ha reprochado al PP que «priorice la sanidad privada ante la falta de pruebas de cáncer de mama en Andalucía».

Por tanto, aunque Feijóo haya usado esos números, la verificación independiente es incompleta. Conviene que los lectores lo tengan presente: la cifra puede usarse como herramienta política, pero no está completamente validada.

Un ataque personal disfrazado de institucional

Continuó Feijóo señalando: «Yo estudié en la Universidad Pública de Santiago. ¿Y usted, en qué universidad pública ha estudiado, señor Sánchez?». En ese momento, el tono del debate se desplazó de lo institucional a lo personal.

Y una de sus frases más contundentes: «Un país no se detiene de repente, un país se desgasta poco a poco». Feijóo quiso instalar la idea de que estamos ante una degradación progresiva de las instituciones por parte del Gobierno.

Pobreza, vivienda, jóvenes y desgaste social
El líder de la oposición dio voz a los datos sociales: “De las grandes economías de Europa, ninguna tiene más pobreza infantil que España. El dato de pobreza infantil es escandaloso: más del 34 %”.

Últimos datos de pobreza infantil en España

La tasa de pobreza en España alcanza el 25,8% de la población, lo que equivale a unos 12,5 millones de personas. Aunque esta cifra supone 200.000 menos que el año anterior y representa el nivel más bajo en diez años, la pobreza infantil sigue siendo una de las más altas de Europa.

Estas son algunas de las conclusiones del XV Informe anual “El Estado de la Pobreza en España”, elaborado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES) con datos correspondientes a 2024.

Feijóo denunció también que «las familias con menos ingresos llevan años reduciendo el consumo de carne y pescado», que «muchas parejas que trabajan los dos no salen del umbral de pobreza» y que «la clase media está siendo eliminada». Con este relato, apuntó al desgaste social que, en su visión, provoca este Gobierno. Pero olvidó que buena parte de esa responsabilidad recae en las políticas de las comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular, con el apoyo de la extrema derecha de Vox, y no únicamente en el Gobierno de España.

Buena parte de esa responsabilidad recae en las políticas de las comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular, con el apoyo de la extrema derecha de Vox, y no únicamente en el Gobierno de España

En materia de vivienda, introdujo elementos de fuerte impacto: «Las rentas más bajas dedican el 43 % de su sueldo al alquiler, doce puntos más que la media de la Unión». Y lanzó: «Hace veinte años, dos de cada tres menores de 35 años eran propietarios mediante hipoteca; hoy, solo uno de cada tres». Y aquí también desbarró, olvidando que es su propio partido político, con Ayuso a la cabeza, el que se niega a aplicar la Ley de Vivienda. Además, se oponen sistemáticamente a poner en marcha medidas que frenen la especulación inmobiliaria y eviten, como sucede ahora, que la vivienda se convierta única y exclusivamente en un bien especulativo para lucrarse y hacer negocio.

Aquí también se impone la verificación independiente. Las tendencias están documentadas, pero los porcentajes exactos pueden variar según fuente.

Bloqueo legislativo y cuestionamiento del Parlamento

Feijóo acusó al Ejecutivo de paralizar leyes: mencionó tres textos —la Ley del Suelo, la Ley Antiocupa y la Ley de Propiedad Horizontal— que, según él, el Gobierno no ha sometido a debate del Congreso tras su aprobación en el Senado. Su argumento es que se está usurpando la labor del Parlamento.

Añadió que «la mayoría de esta Cámara ha votado a favor de eximir del pago del IRPF a los jóvenes durante los primeros años», pero que el Gobierno no lo ha aplicado. Concluyó que «cuando un Parlamento no puede sostener un Gobierno ni legislar, la lógica democrática y el interés nacional exigen dar la palabra al pueblo».

Promesa de bajada de impuestos para la vivienda

Feijóo prometió una medida estrella: una «bajada histórica del IVA del 10 % al 4 % para jóvenes que compren vivienda nueva o de segunda mano», que «pagarán ese 4 % a plazos, junto con su hipoteca: precio aplazado a 10, 15 o 20 años».

Es una propuesta concreta, pero su viabilidad depende de la mayoría parlamentaria, de la financiación pública y del coste fiscal. Falta que el equipo del PP precise cómo se financiará esa bajada y qué impacto tendrá en la recaudación.

Feijóo en manos de Vox 

Para Feijóo, el presidente ha perdido la confianza del Parlamento, de los ciudadanos y de la comunidad internacional. «Su tiempo se ha acabado», sentenció. Y lanzó una alternativa: «Yo le aseguro que voy a ofrecer algo distinto: autonomía en las decisiones, claridad en los compromisos, respeto a las normas democráticas, lealtad institucional, limpieza, igualdad y credibilidad ante nuestros aliados».

Sin embargo, el lector debe preguntarse: ¿cuáles de sus cifras están validadas? ¿Son realmente el 4,4 % y el 22 % los datos correctos de privatización que afirma? ¿Es cierto el 34 % de pobreza infantil que menciona? En política, los números son armas que refuerzan un discurso, pero también merecen contrastarse.

En este debate parlamentario, la responsabilidad de los ciudadanos es exigente: examinar, verificar y no dejarse llevar solo por la contundencia de la voz, sino por la solidez del dato. Çünkü, como advierte Feijóo, “un país se desgasta poco a poco”; y quizá más lo hace cuando se quedan en la duda los términos de la discusión.

Con este marco, la réplica de Feijóo pone sobre la mesa tres retos: la certeza de las cifras, la eficacia de las propuestas y la legitimidad institucional. Y será al votante —y a la prensa— a quienes corresponda exigir respuestas.

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