Al PSOE de Pedro Sánchez le ha impactado un torpedo nuclear en la línea de flotación porque ya no cuelan las teorías de la conspiración ni el relato de la supuesta persecución de un enemigo que sólo en Ferraz ven. El problema para la dirigencia actual del sanchismo es que los escándalos internos de acoso sexual han tocado una línea roja que hasta ahora se había conseguido silenciar.
Un dirigente regional ha señalado de manera extraoficial a este medio que “el partido se va al carajo, se va a la mierda”. “Estábamos ciegos o, más bien, nos tenían cegados, pero esto no lo aguanta nadie. Hay que dar un impulso nuevo y para eso se tienen que echar todos a un lado, se tienen que ir todos, Pedro el primero”.
Fue una conversación cordial, tomando un café, pero en su expresión se notaba preocupación, lo cual suponía una sorpresa al ser una persona que ha pasado ya por muchas crisis internas. “El problema está en que todo el mundo sabe casos de mucha gente, incluso de personas que están en puestos de gran responsabilidad tanto dentro del partido como del Estado”.
Ante esta afirmación, la pregunta era obvia: si creía que iban a salir más casos de acoso o abusos sexuales. “Yo apostaría a que sí, pero no sólo a mujeres, sino también en el ámbito de militantes gays y lesbianas. Pero lo que más debería preocupar a quien se tendría que haber preocupado es la cuestión de la prostitución. Quien más quien menos dentro del partido conoce casos, no sólo de hombres, sino también mujeres”.
“Todos los casos de corrupción que han salido ya. Lo de los audios de Leire es demoledor. Las detenciones, las entradas en prisión de personas que han sido las manos derechas de Pedro, las declaraciones, las imputaciones… y el temor está en que nadie puede poner la mano en el fuego y afirmar que ya no va a salir nada más. Yo estoy desconcertado. Apoyé a Pedro porque estaba harto de un aparato que se había corrompido. Creí en él porque era la sangre fresca que llevábamos muchos años reclamando, un hombre que no había estado en el aparato y que tenía la intención de regenerar no sólo el partido, sino también la democracia. Sin embargo, cada día que pasa me voy dando cuenta de muchas cosas que personas de dentro, muchos que le apoyaron en el 14, me habían advertido pero que yo no me creía que eso pudiera ser cierto. Han destruido el partido porque, ahora mismo, el partido no trabaja para los trabajadores, trabaja exclusivamente para Pedro. Y eso es socialismo, sí, pero el soviético”, afirma encendiéndose un cigarrillo con la resignación de quien ya está harto de todo.
Tras la llegada de Pedro Sánchez a la Secretaría General del PSOE era cuestión de tiempo que el partido explotara. Sin embargo, el relato que Sánchez ha logrado imponer ha calado entre quienes tienen el poder de derribarlo: los militantes que lo auparon creyéndose la propaganda y las palabras de quien ha demostrado ser un charlatán de feria medieval. Ahora todo ha estallado y los errores acumulados sin buscar solución funcionan como un acelerador de fuegos.
El mensaje de la teoría de la conspiración ya no tiene el calado que desde Ferraz se pretende porque los hechos y las investigaciones judiciales van desmontándolo. El victimismo crónico de Sánchez cada vez cuela menos entre los militantes. Entre los votantes, el monstruo de un gobierno del PP y Vox cada vez asusta menos.
“Estamos perdidos porque no hemos sabido hacer un diagnóstico correcto. Los socialistas nos podemos vanagloriar de que hemos sido los gobernantes que más han ampliado derechos para los ciudadanos, pero en la tesitura actual la gente está dispuesta a quedarse con los derechos que tiene en la actualidad con tal de mejorar su calidad de vida. Es más, creo que hay personas que no reaccionarían si sus condiciones económicas mejoran aunque eso les supusiera perder unos pocos derechos. Eso es lo que no se está viendo. Se habla de la extrema derecha como si fuera a aparecer un kraken a comerse a todo el mundo y se contrapone con el PSOE porque nosotros defendemos y ampliamos derechos. Lo lastimoso es que nosotros, como socialistas, no podemos presumir de haber mejorado la vida de la gente. Llevamos en el Gobierno desde hace más de siete años y la gente, las familias, no han visto que su vida sea más positiva, sino al contrario”, reflexiona con resignación.
El problema para el PSOE es quién podría dar el paso para promover un movimiento interno que dé un vuelco al partido. Sánchez está blindado por los estatutos y reglamentos que ha aprobado desde que volvió en 2017 y no tiene intención de dimitir ni de convocar un congreso extraordinario. No se da por aludido porque sigue pensando que es víctima de una conspiración y ahora ya está empezando a ver enemigos internos. Eso es muy peligroso y nadie está a salvo. Mientras tanto, como bien ha señalado este dirigente socialista, el PSOE se va al carajo.