El último barómetro del CIS confirma que, incluso en pleno estallido del caso Salazar, el PSOE conserva una ventaja electoral de nueve puntos sobre el Partido Popular. El estudio, basado en 4.017 entrevistas realizadas entre el 1 y el 5 de diciembre, dibuja un escenario político donde el desgaste afecta, pero no altera sustancialmente, la jerarquía del voto estimado.
Según la encuesta, los socialistas obtienen un 31,4 %, lo que supone una caída de 1,2 puntos respecto al mes anterior. El PP, lejos de capitalizar este retroceso, mantiene su 22,4 % de respaldo. Las cifras revelan un escenario peculiar: el principal partido de la oposición no crece, mientras el partido en el Gobierno retrocede ligeramente pero conserva el liderazgo.
Alvise irrumpe con fuerza
En el flanco derecho, Vox pierde 1,2 puntos y se queda en un 17,6 %, una caída significativa en un momento en el que el bloque conservador esperaba consolidarse. Mientras tanto, Sumar sube tímidamente hasta el 7,8 %, un ascenso insuficiente para compensar su estancamiento estructural.
El dato más llamativo del barómetro es el ascenso de Se Acabó la Fiesta (SALF), que alcanza un 2,4 %, 1,8 puntos más que en noviembre. La formación de perfil antisistema escala así a la sexta posición, señal de un creciente malestar social que busca nuevos canales de representación.
En la zona nacionalista e independentista, el barómetro muestra estabilidad con ERC (2,1 %), EH Bildu (1,5 %), PNV (0,9 %) y BNG (0,8 %). Junts cae tres décimas hasta el 0,8 %, mientras Aliança Catalana irrumpe por primera vez con un 0,5 %, pese a no tener representación en el Congreso.
Cerrando la tabla aparecen Coalición Canaria (0,2 %) y UPN (0,1 %), ambos con un escaño.
La vivienda sigue siendo el gran problema nacional
Más allá de los movimientos electorales, el CIS vuelve a mostrar que la vivienda es el principal dolor de cabeza para la ciudadanía. El 39,9 % de los encuestados la cita como su mayor preocupación. Le siguen la crisis económica (21,8 %) y los problemas políticos (19,1 %). En cuarto lugar se sitúa la inmigración (16,3 %), casi empatada con la corrupción y el fraude (16,2 %), reforzados por el clima generado por el caso Salazar.
La preocupación por la calidad del empleo (14,5 %) y la percepción del gobierno y los partidos como problema (13,9 %) dibujan un panorama en el que la política se percibe simultáneamente como origen y solución de las tensiones sociales.
En este contexto, la valoración de la situación económica no ayuda: un 59,3 % la considera mala o muy mala, frente al 33,3 % que la califica como buena o muy buena.
El desencanto crece
El barómetro confirma que Pedro Sánchez mantiene la delantera como presidente preferido: 23,4 % de los encuestados apuestan por él. Le sigue Alberto Núñez Feijóo, muy por detrás, con un 10,6 %, ligeramente por delante del líder de Vox, Santiago Abascal, que obtiene un 9,6 %.
Sin embargo, el dato más revelador es otro: el 24 % responde «ninguno de ellos». En un sistema político altamente polarizado, este porcentaje señala un voto huérfano en expansión y una desafección que podría alterar futuros escenarios electorales.
En valoración de líderes, ninguno aprueba, como ya es habitual en los barómetros del CIS. Sánchez alcanza la mejor nota con un 4,08, seguido de Yolanda Díaz (4,01), Feijóo (3,39) y Abascal (2,9).
El barómetro revela una paradoja: las preferencias electorales se mueven poco, pero las preocupaciones sociales se intensifican. El PSOE mantiene la ventaja, el PP no despega, Vox retrocede, y SALF escala como síntoma del malestar. En paralelo, el peso de la vivienda, la economía y la desconfianza política sitúan al país en una zona de tensión creciente.