Zelensky publicó hace unos días en su cuenta oficial de X unas fotos en las que aparece rodeado de símbolos nazis, en concreto el Wolfsangel, emblema de la División SS Das Reich. Esta unidad fue responsable de la masacre en el pueblecito de Oradour-sur-Glane, aún hoy en ruinas: la V República decidió conservarlo tal cual como recuerdo del horror nazi. Ahora ese símbolo ha resurgido en tierras de Ucrania, en un intento de borrar la impronta de la presencia soviética, que solo se detuvo tras la campaña dirigida por el general Rokossovsky, al costo de más de dos millones de víctimas. A estas se suman los un millón y medio de judíos asesinados en lo que Timothy Snyder denominó las "tierras de sangre". Había razón para la alarma. Otro episodio de "son nuestros hijos de puta", que ha sido el slogan de la política exterior USA con episodios tan recientes como los talibanes en Afganistan o Al Jolani en Siria. Solo que esta vez el crimen se lleva a cabo en las puertas de Europa y toca un nervio muy sensible en todo el Occidente por donde se precipitó la horda nazi.
Cuando ya nos creíamos curados de espanto ante esa iconografía, héte aquí que Zelensky viene a Madrid y se fotografía con el Primer Ministro del PSOE, partido que su administración no solo ha prohibido sino perseguido a muerte en Ucrania. Y para colmo de horror lo hace ante el Gernika de Picasso.
El Gernika no es solo un símbolo nacional excelso, un Dos de Mayo de Goya segunda versión. Es un símbolo mundial contra el fascismo y la guerra. Una leyenda en si mismo y un homenaje al pueblo español. Cuando se inauguró en la exposición de Paris de 1937, ocupó lugar de honor junto con la fuente de mercurio de Calder. Y desde ese dia saltó a todos los hogares del mundo como un Ouradour universal, el grito de un pueblo heroico, atacado por el mal y abandonado a su suerte por los poderosos del mundo.
Ya desde el primer dia le acompañó la leyenda. El oficial franquista le pregunta al cashero de por allí que quien es el autor de la masacre y el cashero, que quiere decir la verdad pero que sabe que decirla puede costarle la vida responde. "Pues no sé pero estos de por aquí aviones no tienen"
Informar sobre Gernika dejando abierto quien fue el autor valió a Kim Philby el que le abrieran las puertas del MI5. Ya se ve que la desinformación no es de hoy ni de ayer. De hecho la autoría y sus consecuencias siguieron en polémica durante todo el franquismo. Uno de los principales apologetas de la barbarie nazi, pues el bombardeo lo llevó a cabo la Legión Cóndor, fue Ricardo de la Cierva quien llegó a afirmar que no hubo mas de 25 víctimas en total, afirmación que le costó ser abucheado por los alumnos de la Escuela Diplomática del franquismo.
Finalmente debemos a Herbert Southworth haber desvelado las interioridades del evento, que siguen ofreciendo tema de interés a historiadores. Yo destacaría ahora mismo a Roberto Muñoz Bolaños cuyo "Guernica" es de máximo interés.
Yo entiendo que un episodio de Realpolitik nos fuerza a ayudar, mas aun, a arruinarnos para intentar lo imposible, esto es ayudar a la victoria de la Junta del Maidan, hija de un golpe de Estado que nunca debió producirse. Pero regalar ese símbolo de la patria mártir por la libertad a un neonazi financiado por los USA es una traición a la sangre de los justos. Mas aun si lo hace un político del partido de Prieto y Largo Caballero. Y vamos ahora con el colofón esperpéntico. Zelensky impone la Orden de Olga, primera santa ortodoxa y creadora del cristianismo del Rus, hoy la religión del mundo ruso, a una monja española, Sor Lucía Caram. ¡Y hablábamos del nacionalcatolicismo de Franco! La Transición, ha abierto un capítulo inédito, el nazifascismo.No está de más recordar que fue el Papa Pio XII quien intervino con éxito para que los voluntarios ucranianos de la División Galitzen no fuesen entregados a los soviéticos. Así terminaron en el Imperio Británico o en los USA, dónde continuaron sus hazañas hasta que la implosión de la URSS les consintió volver a Ucrania, dónde ahora son héroes de la Revolución (como la llaman ellos) del Maidan. Recordemos que los ucranianos nazis son católicos aunque sus sacerdotes puedan casarse y que los aperos de labranza con los que asesinaron a cien mil polacos en Volinia fueron bendecidos por esos mismos curas, si no célibes, si obedientes al Papa de Roma.
Contengo mis arcadas y termino con una confesión. Esto que está pasando también es personal. Mi familia pasó algún tiempo de su historia en Gernika. De hecho, al dia de hoy, todavía debe de haber en el cementerio de ese pueblo una parcela a nombre de los Zorrilla. La última vez que estuve allí, la había. Y en mi casa, figura todavía, algo fatigada pero en estado de marcha, la máquina de cine mudo con la que mi abuelo entretenía los ocios de los gernikeses y los mios. Todavía recuerdo Quo Vadis y Ben Hur en el salón de casa. La familia escapó de milagro al bombardeo porque, aunque originalmente habían decidido acercarse al mercado de ese dia, alguna circunstancia (desde luego providencial) les hizo desistir del intento. Yo rodé una película, prematura e inocente, sobre ese evento y lamento no haber dado la talla artística que exigía la tragedia. Y ya ven, de no haber sido por un presentimiento o un cuasimilagro yo no estaría hoy aquí escribiendo este artículo.
Con la nausea del caso.