Santos Cerdán dará explicaciones

La ex mano derecha de Pedro Sánchez ha acudido hoy al juzgado de Tafalla a cumplir con su obligación de comparecer cada 15 días tras su salida de prisión

01 de Diciembre de 2025
Actualizado a las 14:40h
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La prisión provisional de Cerdán ya roza la ilegalidad, según su defensa

La liturgia judicial, a menudo seca e inmutable, a veces se convierte en un poderoso símbolo político. En la mañana de hoy, el Juzgado de Primera Instancia de Tafalla fue el escenario de una de esas escenificaciones. Santos Cerdán, exsecretario de Organización del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y pieza central en el aparato orgánico del partido hasta hace poco, acudió a su primera comparecencia quincenal tras su salida de prisión. El evento no duró más de siete minutos, pero su significado y las implicaciones de su silencio resonarán en la esfera pública mucho más tiempo.

Cerdán, que regresó a Milagro, su localidad natal, tras ser liberado de Soto del Real, se presentó a primera hora, cumpliendo con la formalidad impuesta por el juez del Tribunal Supremo, Leopoldo Puente. La rapidez y el carácter casi furtivo de la visita (el coche parando en la puerta, la entrada sin declaraciones, la salida exprés) subrayan una estrategia calculada de máxima opacidad, un intento de reducir un asunto de alta política a una mera diligencia administrativa.

La única frase que rompió el protocolo, "daré explicaciones a su debido tiempo", es menos una promesa de transparencia que un ejercicio de contención estratégica. Es un mensaje dirigidoa los actores políticos y judiciales: la verdad está embalsamada, aguardando un calendario que no es el mediático.

Detrás de este mutismo se esconde la compleja decisión judicial que lo devolvió a la libertad. El magistrado Puente justificó el levantamiento de la prisión provisional al considerar "seriamente mitigado" el riesgo de destrucción de pruebas. Este matiz es la clave de bóveda del auto. 

La figura de Cerdán, el hombre fuerte de la estructura sanchista, no puede desvincularse de la salud institucional del partido que ayudó a dirigir. Su aparición en Tafalla, en una rutina que se repetirá cada quince días, actúa como un recordatorio periódico de que el caso no ha sido purgado del todo de la memoria política del PSOE.

El "debido tiempo" al que alude el ex secretario no es solo personal; es el plazo que se ha abierto para la política española. Es el periodo de gracia que el sistema judicial ha otorgado antes de que las explicaciones, cuando lleguen, obliguen a una redefinición de responsabilidades y estructuras. Pero, sobre todo, el "debido tiempo" puede ser interpretado como una advertencia hacia alguien, un recordatorio de que los cimientos se convierten en barro con unas pocas horas de conversación ante un juez.

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