Nuevo escándalo sanitario en la Andalucía del “mayor presupuesto de su historia”

Apenas un mes y medio después del escándalo sanitario más grave de la autonomía andaluza, el de los cribados fallidos de cáncer de mama en al menos 2.137 mujeres, denunciados por la asociación Amama, otro caso vuelve a poner en el foco al hospital sevillano Virgen del Rocío, el mayor y de referencia del sistema sanitario público de Andalucía. Los retrasos en la administración de un novedoso tratamiento a una veintena de enfermos de cáncer de mieloma múltiple están poniendo en peligro su “supervivencia”, según ha adelantado El País, que ha tenido acceso a tres informes internos de la Junta andaluza donde se detalla taxativamente que “la demora de la disponibilidad del tratamiento está teniendo ya un impacto negativo en sus expectativas de respuesta a la terapia y, por lo tanto, en su supervivencia”.

Este nuevo escándalo sanitario se conoce precisamente cuando el pleno del Parlamento andaluz debate la aprobación de los Presupuestos autonómicos para 2026, que saldrán adelante, con toda la oposición en bloque en contra, gracias a la mayoría absoluta del PP de Juan Manuel Moreno Bonilla. Desde el ejecutivo autonómico se enarbola una y otra vez el mantra de que se trata de la mayor dotación presupuestaria para sanidad de la historia de la autonomía. La Consejería de Sanidad gestionará el próximo año un total de 16.265,9 millones de euros, un incremento de 1.016,3 millones (+6,6%) respecto a este 2025. La Junta recalca que dos de cada tres euros de sus cuentas van destinados a políticas sociales y la mitad de estos para Sanidad.

Los médicos han optado por administrar “terapias puente”, que disminuyen los índices de supervivencia, porque la compra del fármaco necesario aún no ha sido aprobada por la Junta

Moreno Bonilla y su ejecutivo cimentan sólo en la cantidad su defensa de la sanidad pública, mientras que la oposición es muy crítica con su gestión, donde resalta que el desmantelamiento progresivo de la sanidad pública es una realidad gracias a una tendencia constante a la privatización del sistema mediante conciertos, que hasta la fecha han resultado fallidos para reducir las abultadas listas de espera quirúrgicas y diagnósticas.

Andalucía encabeza a nivel nacional la mayor espera para cirugías, 160 días de media, 41 días más que la media a nivel nacional, según los datos del Sistema Nacional de Salud, con los que la diputada socialista Ángeles Prieto respondió este miércoles al consejero de Salud, Antonio Sanz, cuando se vanagloriaba de que Andalucía es la comunidad autónoma “que más ha recortado las listas de espera”.

Este nuevo escándalo sanitario en Andalucía por los retrasos en administrar los tratamientos a una veintena de pacientes con cáncer en Sevilla se suma al de los cribados fallidos de cáncer de mama, donde actualmente existe un cruce de cifras de afectadas entre la Consejería de Sanidad y las mujeres que denunciaron el caso. Mientras Amama eleva al menos a 4.000 las mujeres afectadas, el consejero no cede un ápice en admitir más de las 2.317 anunciadas días atrás.

La Consejería de Salud obvia las quejas de los propios profesionales sanitarios por los retrasos en estos tratamientos del mieloma múltiple y se limita a asegurar que los procedimientos de emergencia se activaron “para agilizar” la compra de la terapia. Según Sanidad, actualmente ya la han recibido 15 pacientes mientras otros 14 a los que el tratamiento les ha sido autorizado aún están a la espera de recibirlo. El último informe donde se alertaba de los retrasos, emitido el pasado agosto, elevaba a 23 los enfermos que esperaban este tratamiento.

El Consejo de Gobierno de la Junta también está perfectamente informado de estos informes internos en los que se advierten del peligro vital de los retrasos para los pacientes. Uno de los tres informes de la Junta donde se alerta de esta disfunción explica que “se ha pospuesto en varias ocasiones la aféresis de linfocitos al no estar aprobado” el acuerdo de compra del fármaco necesario, lo que ha obligado a los médicos a optar por “terapias puente”, con la consiguiente “disminución de las expectativas de supervivencia libre de enfermedad”, según la información de El País.