Bofetada de Zohran Mamdani a Donald Trump en Nueva York

Zohran Mamdani irrumpe en la Alcaldía de Nueva York con un mandato claro: bajar el coste de la vida

05 de Noviembre de 2025
Actualizado a las 8:22h
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Bofetada de Zohran Mamdani a Donald Trump en Nueva York
Zohran Mamdani se convirtió en el alcalde número 111 de NYC

Nueva York votó cambio. Con 34 años, Zohran Mamdani se convirtió en el alcalde número 111 de la ciudad y en el primero de confesión musulmana y origen sudasiático. Una bofetada a Donald Trump en toda regla y en su ciudad. Ganó con el 50,4% de los votos frente al 41,6% de Andrew Cuomo —exgobernador demócrata que se presentó como independiente— y dejó al candidato republicano, Curtis Sliwa, en el 7,1%. La participación superó los dos millones de papeletas, una cifra no vista desde finales de los sesenta. Más allá de la épica, el mensaje fue simple y comprensible: hacer la ciudad vivible para la gente corriente.

Resultados de la elecciones a alcalde de NYC
Resultados de la elecciones a alcalde de NYC

 

Qué ha pasado y por qué importa

Mamdani llegó como outsider: un diputado estatal de Queens que empezó con apoyos humildes y un equipo de voluntariado enorme. Su campaña fue directa y sin tecnicismos: congelar los alquileres regulados hasta 2030, hacer gratuitos y más rápidos los autobuses y crear cuidado infantil universal para menores de cinco años. Tres ideas fáciles de recordar que conectaron con el hartazgo por el precio de la vivienda y el coste de la vida.

Zohran Mamdani se convirtió en el alcalde número 111 de NYC
Zohran Mamdani se convirtió en el alcalde número 111 de NYC

Su victoria es doble. En lo simbólico, rompe techos de cristal en una ciudad marcada por el 11-S. En lo político, recompone la coalición demócrata clásica. Conservó a los progresistas de Manhattan y Brooklyn, pero sumó con fuerza a jóvenes de barrios gentrificados (Bushwick, Williamsburg) y a trabajadores inmigrantes —taxistas, tenderos, repartidores— en Queens y el Bronx. Mejoró, además, en zonas de mayoría negra y latina respecto a las primarias.

Campaña negativa

Cuomo concentró dinero y apoyos mediáticos. Los Super PACs —comités que pueden recaudar y gastar sumas muy elevadas a favor o en contra de candidatos— invirtieron más de 40 millones de dólares en anuncios que presentaban a Mamdani como “demasiado radical” o que cuestionaban su posición sobre Gaza. La respuesta del ganador fue didáctica: denunció la islamofobia y refrendó que los ataques eran la reacción de quienes temen pagar más impuestos para financiar servicios públicos. Le funcionó: se quedó con más de un millón de votos, algo inédito desde 1969.

 

Un programa en palabras 

La clave de su éxito ha sido el lenguaje. Donde otros hablan de “reformas estructurales”, Mamdani lo traduce a medidas tangibles:

Alquileres congelados: no subir las rentas de viviendas con control de precios hasta 2030 y acelerar nueva construcción asequible.

Autobuses gratis y más rápidos: eliminar el coste del billete y priorizar carriles reservados para reducir tiempos de viaje.

Cuidado infantil universal: plazas públicas sin coste para familias con niños pequeños, con financiación mixta Ciudad-Estado.

No son promesas fáciles de cumplir —varias dependen del Estado de Nueva York y de autoridades de transporte—, pero han sido explicadas con una claridad que rara vez se ve en campañas locales: cuánto cuesta vivir, cuánto tardas en ir al trabajo, cuánto pagas por una guardería.

Una coalición nueva para una ciudad más cara

Durante décadas, los demócratas neoyorquinos ganaban sumando liberales blancos, votantes negros y latinos y parte del voto judío ortodoxo. En esta elección, Cuomo dominó con holgura en distritos ortodoxos y en sectores muy acomodados del Upper East Side y parte del Upper West Side. Mamdani barrió en el “cinturón brownstone” de Brooklyn (Brooklyn Heights, Park Slope, Fort Greene), en el norte de Manhattan y en amplias zonas de Queens y el Bronx. En barrios como Brownsville o Kingsbridge, donde en primarias pinchó, dio la vuelta a los márgenes. El hilo común: asequibilidad.

Zohran Mamdani se convirtió en el alcalde número 111 de NYC
Zohran Mamdani se convirtió en el alcalde número 111 de NYC

Choque con Trump

El triunfo tiene lectura nacional. Donald Trump, nacido en la ciudad, trató de frenar a Mamdani respaldando a Cuomo en el último minuto y advirtiendo de recortes de fondos federales si ganaba el demócrata de 34 años. Nueva York respondió lo contrario: más participación y un apoyo mayoritario al candidato que defiende vivienda asequible, transporte público gratuito y más servicios para quien menos tiene. El propio Mamdani le contestó en su discurso: “si hay una manera de asustar a un déspota, es desmantelando las condiciones que le dieron poder”.

Quién es y de dónde viene

Nacido en Kampala (Uganda) en 1991, hijo de la cineasta Mira Nair y del académico Mahmood Mamdani, el nuevo alcalde abraza sin matices su identidad: musulmán, joven y socialista democrático. Ese último término, a menudo malinterpretado, se refiere a una corriente que impulsa servicios públicos robustos financiados con impuestos progresivos y que, en Estados Unidos, se articula en torno a los Socialistas Democráticos de América (DSA). No es comunismo; es un programa que recuerda al New Deal de Roosevelt: inversión pública para ampliar derechos y oportunidades.

Parte de su agenda requerirá negociación. El transporte depende en gran medida de la Autoridad Metropolitana (MTA), donde el Estado tiene un papel clave. La política de vivienda se entrecruza con normas estatales. Aun así, el Ayuntamiento tiene margen: presupuesto, suelo municipal, regulación urbana y capacidad de pactar con Albany. Además, algunas medidas ya han sido avaladas por consultas ciudadanas, lo que le da palanca política.

Un estilo nuevo, sin renunciar a la seriedad

Mamdani ha dominado las redes con mensajes creativos —como el vídeo en el metro anunciando “próxima y última parada: Ayuntamiento”— y, a la vez, ha cuidado la imagen institucional: traje y corbata, tono firme y didáctico, mano en el corazón. La forma y el fondo apuntan a lo mismo: cercanía sin estridencias.

El 1 de enero tomará posesión. Tendrá enfrente a intereses poderosos —inmobiliario, finanzas, parte del establishment político— y la presión del Gobierno federal si la Casa Blanca decide castigar a la ciudad. Tendrá, también, una ciudadanía movilizada, especialmente joven, que le ha puesto el listón alto. Su éxito dependerá de transformar lemas claros en políticas medibles: más viviendas a precio razonable, desplazamientos más rápidos y baratos, cuidar sin arruinar a las familias.

Nueva York ha elegido a su alcalde más joven en un siglo para algo muy concreto: que vivir en la ciudad deje de ser un lujo. Mamdani ha demostrado que, cuando las propuestas se explican en un lenguaje sencillo y tocan la vida real —el alquiler, el bus, la guardería—, la política vuelve a ilusionar. Ahora le toca gobernar con esa misma claridad.

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