Viajar, soñar el Mediterráneo

El Mediterráneo añade factores clave para elegirlo como destino viajero marino. Una es visitar múltiples destinos sin deshacer maletas, la variedad de experiencias a bordo, encontrar nuevas amistades

19 de Octubre de 2025
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Viajar, soñar el Mediterráneo

El siglo XXI añade movilidad a quienes habitamos el planeta. Hay muchos más aeropuertos, puertos, carreteras y estaciones ferroviarias que facilitan el viaje a las personas y a las mercancías. Además, el fenómeno low cost, la competitividad empresarial del transporte, la longevidad humana y la accesibilidad nos multiplican moviéndonos por el mundo.

Compartimos un dato de la OMT, órgano especializado de la ONU en turismo. Durante el año de 2023 se registraron 1.286 millones de llegadas de turistas internacionales a nivel mundial. Supuso un 34% más con respecto a 2022 y un espectacular 88% de los niveles previos a la pandemia de Covid-19.

Las rutas por donde se movieron, en el pasado, viajeros y productos llevaban seda y artesanía desde Asia a Europa pasando por Oriente Medio. Más adelante las distintas metrópolis del Viejo Continente se llenaron de puertos y navíos que intercambiaban culturas y negocios con la vecina África del norte, lo que amplió imperios territoriales (fenicios, griegos, romanos….)

Igualmente, por el mar prosiguieron moviéndose especias, metales y alimentos desde la península ibérica hasta América, Asia, Oceanía y el sur africano. Hasta la llegada del avión para mover pasajeros y paqueterías el transporte unía pueblos separados por tierras o mares.      

No obstante, las ventajas de la navegación marítima favorecen volúmenes y pesos, bajo coste y un horizonte internacional que conecta continentes. Añadamos a los días actuales la sostenibilidad, eficiencia y seguridad. Es más flexible transportar y viajar en modernos navíos que antes.

Cuando podemos pagar menos por un billete aéreo de bajo coste que por el taxi que nos lleva al aeropuerto constatamos que es fácil moverse por el mundo en radios cortos internacionales. Pero ahí el viaje pierde la magia de respirar aire puro, ver revolotear aves marinas o nadar a peces.

El Mare que sigue Nostrum

Las denominadas Autopistas del Mar Mediterráneo son rutas marítimas de corta distancia y alta calidad que buscan conectar puertos estratégicos de Europa, especialmente en el Mediterráneo occidental y oriental,

Estas rutas marítimas conectan puertos importantes como los de España, Francia, Italia y Grecia con el objetivo de reducir la congestión y las emisiones del transporte por carretera, según lo propuesto por la Unión Europea en el Libro Blanco de 2001.

Estas autopistas conectan puertos mediterráneos de forma rápida (entre 12, 24 y 36 hasta 72 horas) y con regularidad casi diaria. Los barcos que se usan son los llamados ro-ro o ro-pax. Los servicios marítimos forman parte de una cadena intermodal.

Debe especificarse que los camiones y semirremolques que transportan los navíos han embarcado después de un trayecto por carretera o tren. Continúan su camino por vía terrestre una vez desembarcados. La sostenibilidad medioambiental, el ahorro de tiempo del viaje y dinero por el exiguo coste del transporte marítimo están garantizados.

Durante 2023 se registraron 1.286 millones de llegadas de turistas internacionales a nivel mundial. Supuso un 34% más con respecto a 2022 y un espectacular 88% de los niveles previos a la pandemia

Las autopistas del mar en el Mediterráneo se sumaron a los servicios históricos que conectaban el continente con los territorios insulares de varios estados europeos: Marsella con Córcega, Barcelona y Valencia con las Baleares, los puertos italianos con Cerdeña y el territorio continental griego con sus numerosas islas.

Desde que entró el siglo XXI se han estrechado relaciones internacionales muy potentes servidas por estas autopistas del mar, como son las que conectan España con Italia, Turquía con los puertos del norte del Adriático. Más recientemente, a Turquía con puertos del Mediterráneo occidental, especialmente Sète, en el sur de Francia.

Mención aparte merece el paso del Estrecho de Gibraltar, sobre todo la conexión entre los puertos de Tánger (Ville y Med), Tarifa, Málaga, Motril, Almería y Algeciras con más rutas que unen el sur europeo con el norte africano.

A esa ruta se añaden las conexiones que hay desde el sur de Francia (Marsella) más Génova y Civitavecchia (Italia) con Tánger Med, puerto marroquí que irrumpe con números al alza de pasajeros, vehículos y carga. 

PAREJA EN CRUCERO
 

La irrupción de cruceros

El turismo de cruceros ha crecido espectacularmente los últimos años, especialmente desde que sufrimos el Covid-19. Entonces cayó el mercado mundial por la pandemia. Tras la caída del turismo, los Estados Unidos (EEUU) confirman su liderazgo en este mercado. Lo relativizan últimamente las trabas aduaneras a extranjeros, descenso del turismo con ese destino por su carestía más los impuestos. Estas cargas fiscales fuerzan a las navieras a abanderar sus buques en países de conveniencia o paraísos fiscales y contratar tripulaciones en países subdesarrollados.  

Las rutas más circuladas de los cruceros en el país líder son por el Caribe. Se añaden las que circundan la costa este y oeste de los EEUU. Se calculan en varios miles los cruceros que atracan en puertos norteamericanos. Estos transportan más de 20 millones de pasajeros.

El segundo mercado de los cruceros se ubica en el Mediterráneo con unos 15 millones de pasajeros, más otros tantos en los de líneas regulares del sur europeo entre países y ciudades. Hasta hace pocas décadas un viaje en crucero estaba reservado a una élite social. Sólo podían los más adinerados.

Hoy por hoy, con buques más grandes y maniobrables con más servicios, seguridad y velocidad a los trayectos se minimizan costes y se popularizan las distintas rutas que recorren el antiguo Mare Nostrum entre islas y puertos griegos o turcos, península balcánica, Italia, Francia, España, Túnez, Marruecos y Egipto.

El Mediterráneo añade factores clave para elegirlo como destino viajero marino. Una es visitar múltiples destinos sin deshacer maletas, la variedad de experiencias a bordo, encontrar nuevas amistades. Al no haber huracanes, ni tifones, se complementa la seguridad de un mar tranquilo.

Inclusive, sumamos la buena relación calidad-precio, al incluirse alojamiento, comida, prácticas deportivas, gimnasio y entretenimiento garantizado con espectáculos. Por último, debe considerarse la inmersión cultural en la historia, gastronomía y paisajes de las metrópolis y países visitados.

A las claras. Viajar en crucero posibilita que, por menos de 1.000 euros por persona dependiendo destinos y temporadas puedan recorrerse varios puertos internacionales viajando mientras se duerme. Las distintas calidades a bordo, destinos y servicios concertados elevan la cifra hasta el capricho que tenga cada pasajero.

Obviamente, en cada puerto y país se vive y disfruta la historia con mayúscula. Al tiempo se sueñan e imaginan tiempos pretéritos. Mientras dura la navegación se intuyen los destinos en puertos que tienen miles de años y que comunican al género humano intercambiando lenguas, negocios, culturas y religiones.

Aunque encontramos distintos perfiles entre quienes habitúan probar o repetir vacaciones en crucero predominan quienes tienen entre 40 y 65 años, se informan de los destinos a priori, están emparejados y tienen trabajos a tiempo completo. Su interés por disfrutar del destino traspasa los documentales o teleseries.

Aunque las multitudes de cruceristas las asociamos al verano, una tendencia al alza en concertar rutas entre abril y junio y desde septiembre hasta noviembre. Tal opción es más económica, por regla general, para cada pasajero y confirma la democratización de viajar en crucero.

A bordo pueden compartirse incentivos de empresa que fidelizan, amores, negocios, eventos, lunas de miel, reconciliaciones, descubrir la Historia, practicar el net/coworking, desconectarse del cotidiano más rutinario o atacar la merecida escapada que merece hasta capricho.     

Las autopistas del mar que usan la mayoría de cruceristas completan rutas conocidas de antaño y actualizan las diseñadas para implementar sostenibilidad. Así se hacen buenos los deseos de la Unión Europea en su Libro Blanco de 2001. Por último, damos pistas de destinos.      

Principales puertos de pasajeros, cruceros y deportivos del Mediterráneo:

España (Barcelona, Valencia, Mallorca, Málaga, Cartagena y Cádiz), Francia (Marsella y Cannes) Italia (Civitavecchia, Apulia, Génova, Sardegna, Nápoles, Palermo y Venecia), Malta (Valetta), Chipre (Limasol y Larnaca), Israel (Haifa), Gibraltar, Croacia (Duvrovnik y Split) Grecia (Pireo,  Mykonos, Rodas, Heraklion, Corfú, Katákolo y Corfú), Túnez, Egipto (Port Said y Alejandria), Turquía (Estambul, Kuşadası y Bodrum) y Marruecos (Tánger).   

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