Un parentesco literario

27 de Noviembre de 2025
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Un parentesco literario

Hay un momento de belleza extrema, de lucidez a la que nada se le escapa, que no reflejé en el artículo dedicado a Ezequías Blanco, con motivo de su presentación en el Café Comercial el lunes 21 de noviembre de 2025, porque lo más profundo necesita del paso del tiempo, que se borre, como es natural, lo superficial, lo que primero nos ha deslumbrado, y sólo nos demos cuenta al comprender, sorprendidos, que determinado momento o frase no se nos ha olvidado, sigue dando vueltas dentro de nosotros, despertando ecos e inspirándonos. Habían preguntado a Ezequías, no recuerdo quién, no lo conocía, si al ser profesor de literatura, catedrático, su mayor influencia era Cervantes. 

Respondió que no, que a los escritores les influyen siempre más sus contemporáneos, y declaró, humildemente, porque es más humilde conocerse deudo de un contemporáneo que jugar a estar a la altura de un clásico, que su faro, espejo y guía era Eduardo Mendoza. El gran Eduardo Mendoza, el pequeño Ezequías Blanco. En mi corazón, y también en mi entendimiento, los recordaré ya siempre, mientras viva, como -literariamente- hermanos.

Excelsior

 

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