Noelia Towers (Barcelona, 1992) pertenece a esa rara estirpe de artistas que consiguen unir la fuerza del presente con la elegancia del clasicismo. Sus cuadros, cargados de tensión emocional y belleza cinematográfica, sitúan a la mujer en el centro de una escena que oscila entre el deseo y la vulnerabilidad, entre el poder y la fragilidad. Ahora, la prestigiosa plataforma Artsy la ha incluido en su selección The Artsy Vanguard 2026: 10 artists moving culture forward, una lista que cada año destaca a quienes están transformando la cultura visual global.

La voz pictórica que llega desde Barcelona a Chicago
En poco más de una década, Towers ha pasado de exponer en espacios independientes de Barcelona a ocupar un lugar en el radar internacional del arte contemporáneo. Actualmente vive y trabaja en Chicago, donde desarrolla una obra que dialoga con la pintura clásica pero que incorpora una mirada abiertamente contemporánea.
Sus lienzos, intensos y escenográficos, evocan fotogramas detenidos en el tiempo. Noelia Towers pinta como si cada cuadro contuviera una historia por contarse: mujeres que miran al espectador con la calma de quien sabe que tiene el control, aunque la escena sugiera lo contrario. Su obra es, en palabras de la propia artista, “un intento por entender cómo la mirada condiciona el poder y el deseo”.
La selección de Artsy Vanguard 2026 la coloca entre las diez figuras más prometedoras del panorama mundial, junto a nombres emergentes de Asia, África y América Latina. Pero el suyo resalta por un motivo particular: su pintura no se ampara en la moda ni en la provocación, sino en una exploración profunda de lo humano.

Una pintura entre la carne y el cine
La técnica de Towers combina un realismo intenso con atmósferas casi fílmicas. En su obra Veiled (2024), una de las piezas más comentadas del año, la artista plantea una figura femenina cubierta por un velo translúcido que deja entrever tanto como oculta. El espectador es invitado a participar en ese juego de revelación y misterio, donde la intimidad se mezcla con la narrativa visual del cine.
Cada pincelada parece colocada como una decisión de cámara: los ángulos, la luz, la textura. Towers domina el claroscuro con un dramatismo que recuerda al barroco, pero con la frialdad emocional de un plano contemporáneo. Ese equilibrio entre lo clásico y lo moderno, entre el óleo y la lente cinematográfica, constituye una de las claves de su éxito.
En palabras de Artsy, su trabajo “mueve la cultura hacia adelante porque redefine la representación de la feminidad desde una posición de fuerza, sin abandonar la emoción”.

Feminidad, deseo y mirada
Noelia Towers no pinta mujeres decorativas ni idealizadas. Pinta cuerpos que piensan, rostros que observan, presencias que cuestionan. En sus cuadros, la mujer es sujeto, no objeto. “Pinto lo que se siente cuando una es mirada”, declaró en una entrevista reciente. “La pintura me permite controlar esa mirada y devolverla, convertirla en espejo”.
Su obra explora la frontera entre poder y vulnerabilidad, entre lo que se muestra y lo que se esconde. A menudo, sus figuras parecen atrapadas en un instante de duda o desafío, pero siempre conservan una dignidad silenciosa que subraya su independencia.
Towers pertenece a una generación que ha crecido viendo películas tanto como visitando museos, y eso se nota. En sus composiciones hay algo de guion cinematográfico, de montaje visual. Sin embargo, su lenguaje sigue siendo el de la pintura: óleo, color, textura y tiempo. “El cine puede cortar; la pintura obliga a quedarse”, ha dicho.

De Barcelona al mundo
Formada inicialmente en entornos autodidactas, Noelia Towers comenzó a exponer en galerías europeas antes de establecerse en Estados Unidos. Su traslado a Chicago amplió su horizonte creativo: el contacto con otras escuelas figurativas y con el pensamiento feminista contemporáneo terminó de definir su voz.
En la actualidad trabaja con galerías como de Boer (Los Ángeles) y Stems Gallery (Bruselas), que han mostrado su obra en ferias internacionales. Cada exposición amplía su círculo de seguidores, tanto entre coleccionistas como entre críticos que la consideran una de las pintoras figurativas más sólidas de su generación.
Un futuro que ya ha comenzado
La elección de Artsy confirma algo que el mundo del arte intuía desde hace tiempo: Noelia Towers está destinada a marcar una época. No se trata solo de la calidad técnica de su pintura, sino de su capacidad para articular discurso visual en un momento saturado de imágenes superficiales.
En un mercado donde la velocidad y lo digital dominan, Towers elige la lentitud del óleo, el tiempo del gesto y la vulnerabilidad como fuerza. Esa coherencia estética y ética es lo que la ha convertido en una de las artistas más observadas de cara a 2026.

“Pintar es mi forma de entender el poder”, afirmó en una reciente conversación. “El poder de mirar, de ser mirada y de decidir cómo quiero que se me vea”.
Su trabajo abre preguntas sobre la representación, la intimidad y el deseo, pero también sobre el papel de la mujer en la historia del arte. Si el siglo XX fue el de la ruptura de las normas, el XXI parece ser el de la redefinición de la mirada, y Noelia Towers está en el centro de esa revolución silenciosa.
Una artista que interpela al espectador
Mirar una obra de Noelia Towers no es un acto pasivo. Sus personajes nos observan de vuelta, nos juzgan y nos obligan a reconsiderar nuestra posición ante la imagen. Es un diálogo de tú a tú entre artista y espectador, entre fuerza y ternura.
Esa capacidad de generar diálogo y emoción, de transformar la vulnerabilidad en poder, es lo que explica su ascenso meteórico y su inclusión entre los nombres que marcarán el futuro del arte contemporáneo.
Noelia Towers no solo pinta: reconstruye la mirada, y lo hace con una sinceridad que desarma. Su arte no busca la perfección, sino la verdad. Y eso, en tiempos de artificio, la convierte en una de las voces más necesarias del presente.
Galería
Fuentes y referencias
- Artsy — The Artsy Vanguard 2026: 10 artists moving culture forward
- Artsy — Perfil de Noelia Towers
- de Boer Gallery (Los Ángeles) — artista representada
- Stems Gallery