Cecily Brown: la fuerza del color que atrapó al mundo del arte

Sus obras muestran la intensidad y el caos de una artista que reinventó la pintura contemporánea

21 de Septiembre de 2025
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Cecily Brown, High Society, 1998. Oil on linen, 76 × 98 in. (193 × 248.9 cm)
Cecily Brown, High Society, 1998. Oil on linen, 76 × 98 in. (193 × 248.9 cm)

Recorrer una exposición de Cecily Brown era adentrarse en un universo donde cada pincelada parecía latir con vida propia. Desde los primeros lienzos de gran formato hasta sus obras más recientes, la artista británica desplegó un torrente de color y movimiento que desafiaba al espectador a permanecer indiferente. Sus cuadros no eran meras representaciones; eran territorios donde se mezclaban cuerpos, paisajes, objetos y emociones en una danza febril, cargada de erotismo y violencia contenida, recordando en su intensidad a maestros como Francis Bacon, de quien fue cercana desde muy joven.

Cecily Brown para la revista Vanity Fair fotografiada por Todd Eberle
Cecily Brown para la revista Vanity Fair fotografiada por Todd Eberle

Infancia y primeros pasos

Nacida en Surrey en 1969, Cecily Brown creció en un entorno impregnado de arte e intelecto. Hija de una madre escritora y un padre crítico y comisario de arte, su infancia estuvo marcada por la libertad creativa y la exposición temprana a la pintura y la literatura. Según Brown, su decisión de dedicarse al arte surgió a los tres años, influida por un contacto temprano con Francis Bacon, cuya amistad y orientación marcarían su trayectoria. La combinación de rigor intelectual y sensibilidad artística que recibió en su hogar fue determinante para desarrollar un estilo que fusiona la tradición pictórica con la energía de la contemporaneidad.

Durante su adolescencia, Brown abandonó la educación convencional para concentrarse en el arte. Tras formarse en la Escuela de Arte de Surrey y en Londres, bajo la tutela de la pintora Maggi Hambling, vivió años difíciles trabajando en tareas domésticas mientras desarrollaba su pintura. Este periodo forjó su carácter resiliente y la determinación que más tarde la situaría en el centro del arte internacional.

‘Untitled’ (Vanity), Cecily Brown
‘Untitled’ (Vanity), Cecily Brown

Nueva York: laboratorio creativo

A mediados de los años 90, Brown se trasladó a Nueva York buscando un entorno más propicio para su obra. La ciudad, con su vibrante escena artística y su luz especial, ofreció a la artista el escenario ideal para experimentar y evolucionar. En su estudio en Manhattan, trabajó de manera compulsiva sobre lienzos de gran tamaño, creando escenas donde el caos y la sexualidad eran protagonistas. Su primer gran reconocimiento en la ciudad llegó con la exposición en la galería Deitch Projects, y más tarde la prestigiosa Gagosian Gallery la incorporó a su catálogo, consolidando su éxito.

En este periodo, Brown también exploró la animación y técnicas mixtas, con obras como Four Letter Heaven (1995), un corto erótico premiado en el Festival de Telluride. Sin embargo, fue la pintura lo que definiría su legado, con lienzos que, como Spree (1999) o High Society (1998), combinaban la influencia de Rubens, Goya o Willem de Kooning con una mirada contemporánea y potente.

Retrospectivas memorables

Las exposiciones de Cecily Brown han sido verdaderos hitos en museos y galerías de todo el mundo. Entre ellas, destacan retrospectivas que ya no pueden visitarse, pero que dejaron una huella indeleble en la historia reciente del arte:

  • MACRO de Roma (2003) y Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid (2004): las primeras muestras de importancia internacional, que permitieron al público europeo descubrir la intensidad y complejidad de su trabajo.
  • Drawing Center, Nueva York (2016): la primera monográfica de la institución sobre la artista, con ochenta dibujos y bocetos que mostraban la relación entre la pintura y el dibujo en su proceso creativo.
  • Paula Cooper Gallery (2020): obras realizadas durante el confinamiento por la pandemia, inspiradas en las naturalezas muertas de Frans Snyders, donde la presencia de figuras difusas y escenas eróticas invitaban a la reflexión sobre la vida y la muerte.
  • Blenheim Palace (2020-2021): la primera gran exposición monográfica con obras creadas en Nueva York, que permitió al público acercarse a la artista en un entorno histórico y monumental.

Cada una de estas exposiciones, aunque ya clausuradas, permitió comprobar cómo Brown reinterpretaba la tradición pictórica, trasladando la fuerza de los antiguos maestros a un lenguaje contemporáneo y personal, marcado por la gestualidad y la energía cromática.

Girl on a swing (2005). Cecily Brown
Girl on a swing (2005). Cecily Brown

Temáticas y evolución

Aunque la violencia, el sexo y el caos marcaron los primeros años de Brown, su obra más reciente —como las piezas mostradas en Returning and Revisiting— evidencia un giro hacia reflexiones más íntimas y cotidianas. Obras como Saboteur Four Times (2019) muestran el retorno a temas explorados anteriormente, reinterpretados en un juego de repeticiones y variaciones, mientras que piezas como Selfie, creadas durante el confinamiento, reflejan su interés por la observación y la cotidianidad, sin perder la intensidad expresiva que caracteriza su pintura.

Brown ha descrito sus Black Paintings como una forma de desafiarse a sí misma, explorar la simplicidad y generar sorpresa en el espectador. Sus lienzos, a menudo monumentales, buscan detener al público, invitándole a mirar y descubrir detalles que emergen tras una primera impresión, mostrando cómo la pintura puede ser simultáneamente impactante y profundamente introspectiva.

Cecily Brown,“Madrepora (Alluvial)”, 2017. Gouache, watercolor, and pastel on paper. 40 × 60 in. (101.6 × 152.4 cm). Private collection © Cecily Brow
Cecily Brown,“Madrepora (Alluvial)”, 2017. Gouache, watercolor, and pastel on paper. 40 × 60 in. (101.6 × 152.4 cm). Private collection © Cecily Brow

Legado de una artista imprescindible

Aunque las exposiciones de Cecily Brown ya no pueden visitarse, su impacto sigue presente. Sus lienzos no solo destacan por la maestría técnica y el color vibrante, sino por su capacidad de involucrar emocionalmente al espectador, proponiendo un diálogo entre el arte del pasado y las inquietudes del presente. Como ha señalado la propia artista, su interés por temas universales —la vida, la muerte, el erotismo, la violencia y la belleza— hace que su obra siga siendo relevante y estimulante incluso cuando las salas de exposición están vacías.

Cada retrospectiva, cada catálogo y cada obra de Brown ha consolidado su posición como una de las figuras más importantes de la pintura contemporánea. Sus exposiciones pasadas, aunque clausuradas, continúan siendo referencia para amantes del arte, coleccionistas y críticos que buscan comprender cómo una artista ha sabido combinar la tradición, la innovación y la fuerza expresiva para crear un lenguaje pictórico único.

En definitiva, recorrer el universo de Cecily Brown es comprender cómo la pintura puede ser una experiencia vital, un espacio donde la historia del arte dialoga con la creatividad individual y donde el color y la forma se convierten en vehículos para explorar la condición humana. Las exposiciones han cerrado sus puertas, pero las emociones y reflexiones que despertaron permanecen intactas en la memoria de quienes las disfrutaron.

 

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