PP y Vox ya tienen programa para España una vez que derroquen a Pedro Sánchez por lo civil o por lo criminal: y en ese plan ocupa un lugar preeminente una serie de proyectos faraónicos en la mejor tradición del pelotazo urbanístico que tantos beneficios le dio al partido en el pasado. Ya no se trata de Ciudades de las Ciencias, carreras de Fórmula I o competiciones mundiales de vela. Hemos pasado a otro nivel de propaganda: toros monumentales, banderas gigantes y hasta un inmenso Cristo que da miedo solo verlo en los planos. Y todo ello con un mal gusto que tira para atrás.
Patriotismo, nacionalismo y por qué no decirlo, un complejo de inferioridad preocupante que lleva a construir a lo alto para querer ser más que ninguna otra nación de Europa, se concitan en ese programa que está más que avanzado. Freud daría una explicación psicoanalítica, casi una fobia sexual, a todo ese trastorno megalítico: aquello de burro grande ande o no ande. O dicho de otra manera: yo la tengo más grande que nadie (la bandera), una expresión propia del franquismo que hoy retorna con fuerza. Si Franco se propuso levantar el Valle de los Caídos para asombrar al mundo, sus herederos políticos no han logrado quitarse de encima ese complejo de inferioridad con el que el general gobernó el país con mano de hierro. El “faraonismo” desbocado va en los genes de la derecha española.
Nuestro recorrido por la megalomanía de PP y Vox comienza con el Toro de España de El Molar, un colosal monumento nunca visto. Se trata de una escultura metálica de 300 metros de altura dedicada al toro bravo español propuesta como icono turístico nacional. Según los planes, su tamaño supera al de la Torre Eiffel. Apoyado por la Academia Española de Tauromaquia, se han propuesto diferentes ubicaciones. En Madrid, el proyecto fue rechazado en un principio por el Ayuntamiento de Martínez-Almeida. Guadalajara evaluó la propuesta y en Burgos Vox propuso destinar suelo público para levantar el mastodóntico toro bravo. El PP es socio de gobierno local en la ciudad burgalesa. Finalmente parece ser que el municipio madrileño de El Molar se postuló activamente para acoger al monstruoso animal de acero. Calificado de “absurdo” por algunos expertos por su tamaño y simbolismo, es muy posible que finalmente sea aparcado por excesivamente costoso. Aunque nunca se sabe, en el PP hay quien cree que este tipo de obras faraónicas generan empleo, atraen el turismo nacional y extranjeros (algo extraño, ¿quién va a ir allí para ver ese engendro desmesurado?) y contribuyen a cohesionar el espíritu nacional. Aunque no hay presupuesto para la obra, algunos expertos estiman que podría superar fácilmente los 100 millones de euros (una estimación basada en proyectos similares).
La siguiente parada en el tour de lo hortera es una bandera de España gigantesca, una bandera muy grande, la bandera más grande del mundo. No es la primera vez que el PP se plantea izar rojigualdas de gran tamaño en municipios gobernados por el partido como símbolo de unidad nacional. Es el caso de la bandera de la Plaza de Colón de Madrid, una enseña de 14 por 21 metros instalada en 2007. Otras ciudades como Valencia se han sumado a esa fiebre patriotera por la bandera con proyectos similares impulsados por gobiernos locales del PP. En este caso el “banderón”, que costará más de 100.000 euros, podría ondear en Talavera de la Reina. “Nosotros hemos gastado ese dinero para tener un elemento nuevo en la ciudad que se pueda visitar y también para embellecer el entorno. Para tener un atractivo que va ser bueno tanto para Talavera como para la comarca”, aseguran fuentes municipales.
Y es así como llegamos al Cristo de Boadilla del Monte (también en Madrid), otro consistorio gobernado por el PP. Esta obra promete dejar a la Cruz del Valle, hasta hoy gran símbolo del nacionalcatolicismo, en un pequeño juguete de niños. El proyecto pasa por ser una estatua monumental del mesías similar al Cristo Redentor de Río de Janeiro, aunque según dicen los propagandistas del PP superará a la escultura brasileña en varios metros. Tasado en más de 17 millones de euros, sobrepasará los 37 metros (60 metros entre los brazos abiertos). Financiado en parte por algunas congregaciones religiosas, contempla la construcción de un gran Sagrado Corazón dorado de 2,5 metros de diámetro conectado a poleas para subir y bajar. Todo un monumento al disparate.
Semejantes obras provocarán, sin duda, que se dispare el gasto público, por lo que la oposición en cada uno de estos municipios ya ha anunciado movilizaciones populares para frenar el enloquecido programa de despilfarro del PP. En un momento en que los jóvenes no pueden acceder a una vivienda por falta de ayudas oficiales, en un momento en que la Sanidad pública se resquebraja por falta de inversión, es un sarcasmo que el partido que dice querer gobernar este país se detenga en este tipo de proyectos sin otra finalidad que exacerbar el espíritu nacional. Así es la moda ultra.