El laboratorio de ideas de Espinosa de los Monteros: otra máquina de fabricar bulos

El político que salió de Vox por discrepancias con Abascal no contó con la presencia de Miguel Tellado en la inauguración de su 'think tank'

28 de Septiembre de 2025
Actualizado a las 9:44h
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Espinosa de los Monteros durante la inauguración de su laboratorio de ideas
Espinosa de los Monteros durante la inauguración de su laboratorio de ideas

Iván Espinosa de los Monteros, tras su salida de Vox envuelta en polémica, ha creado uno de esos laboratorios de ideas que tanto gusta a la extrema derecha de hoy. Envuelto en una abundante propaganda y con un nombre rimbombante con reminiscencias de la Grecia clásica, el think tank parece alumbrar brillantes ideas en beneficio del país y de la humanidad, pero en realidad de sus mentes y ordenadores salen ideas tan grotescas y esotéricas como que el Gobierno nos está fumigando para provocar una sequía, tal como denuncia el periodista Antonio Maestre.

Espinosa de los Monteros presentó el pasado jueves la plataforma política Atenea, en un acto al que han asistido pocos miembros en activo del que fuera su partido (Javier Ortega Smith e Inés Cañizares) y al que han acudido miembros destacados del PP, como Juan Bravo y Cayetana Álvarez de Toledo. No estuvo, eso sí, el secretario general del PP, Miguel Tellado, que anunció su presencia y no acudió finalmente para preparar el encuentro de dirigentes de su partido en Murcia este fin de semana, según fuentes del PP. Esa fue la versión oficial, porque lo que pasó realmente fue que el jefe Feijóo le dijo al bueno de Tellado que no se dejara caer por el acto de Espinosa para que no se dé por hecho que ya está prácticamente fichado por el PP, lo que implicaría sin duda un giro a la derecha, una voxización o ultraderechización del partido. O quizá el plantón de Tellado a Espinosa tuvo más que ver con la presencia de personajes de la fauna madrileña como el empresario Víctor de Aldama, investigado por, entre otros asuntos, el caso Koldo. O la asistencia del líder de Desokupa, Daniel Esteve. El caso es que, por hache o por be, la mano derecha de Feijóo no acudió. No era pertinente. No era un buen negocio.

En su intervención, Espinosa, que sigue afiliado a Vox, quiso dejar claro que con su plataforma no intenta ocupar un lugar entre un partido político y otro, “ni mucho menos acomodarse en uno de ellos”, sino ayudar a acabar con el Gobierno de Pedro Sánchez y a poner en marcha una agenda reformista que desmonte el andamiaje político e ideológico del “sanchismo”.

Pero para ello ha incidido en la necesidad de que cesen las hostilidades entre el PP y Vox, porque ambos, “les guste o no”, están obligados a entenderse para formar un nuevo gobierno e investir un nuevo presidente o, de lo contrario, ha advertido, no se puede descartar otro ejecutivo de izquierda.

“Si lo que de verdad importa es España, no nuestro pequeño interés particular, tenemos que demostrar esta capacidad de generosidad”, recalcó, y subrayó que Atenea nace para contribuir a diseñar una España mejor, dar voz a quien sabe identificar los problemas de hoy y ofrecer soluciones sensatas. Pretende colaborar con todos los partidos, al menos, puntualizó, con los que se sitúen en la “no izquierda”, y destacó que su colaboración será más valiosa cuanto más independiente sea, por lo que Atenea no aceptará dinero público ni financiación de ningún partido.

En su plataforma, ni los promotores ni los miembros cobrarán retribución alguna. No quieren ser como otros proyectos, cuyos nombres no ha precisado, pero que nacieron con buenas intenciones y luego, se plegaron a intereses económicos o financieros, “incluso, a veces, a intereses extranjeros”.

Espinosa estuvo acompañado por su mujer, Rocío Monasterio, que, junto a Ortega Smith y Santiago Abascal, fueron los cuatro rostros visibles de Vox en sus inicios, y que también abandonó la primera línea política. Entre los asistentes destacó la presencia del comisionista Víctor de Aldama, investigado en los casos de hidrocarburos y Koldo, que dijo que acudía en apoyo de su “amigo Iván”. Amigos poco recomendables, debió pensar Feijóo.

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