La infame campaña machista contra la directora general de la Guardia Civil

Las redes sociales se llenan de memes, injurias e insultos contra Mercedes González por su indumentaria en un acto oficial

06 de Noviembre de 2025
Actualizado a las 14:15h
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Mercedes González en una imagen de archivo
Mercedes González en una imagen de archivo

Mercedes González, directora de la Guardia Civil, está sufriendo un intolerable ataque machista de las fuerzas reaccionarias tras asistir a un acto solemne con un conjunto que muchos compararon con un pijama. González acudió a un acto de la Benemérita en homenaje a los caídos vestida con un pantalón de cuadros blancos y verdes y un jersey de punto con cuello de pico. Enseguida, las hordas de trols fascistas se lanzaron sobre ella en redes sociales con frases como “iba tremendamente inapropiada y con falta de respeto terrible a la institución”. Hasta Jusapol País Vasco se ha pronunciado: “Vergonzosa vestimenta de la directora de la Guardia Civil en el homenaje a los guardias civiles caídos en acto de servicio. Luego ves a los guardias civiles, cada uno con una uniformidad diferente y compruebas el desprestigio de esta institución en manos socialistas”, informa Vózpopuli.

La etiqueta #VaEnPijama se viralizó en X (antes Twitter), con críticas que iban desde la “falta de respeto” hasta la “vergüenza institucional”. Muchos usuarios y algunos colectivos policiales expresaron su descontento, argumentando que el atuendo no estaba a la altura del respeto que merecía el evento. Sin embargo, más allá de la oportunidad del vestuario de una mujer que, dicho sea de paso, suele acudir elegante y exquisita a cada acto oficial, todo apunta a que nos encontramos ante una nueva campaña de sexismo en la que se juzga a una mujer por su ropa más que por su diligencia, competencia o desempeño profesional.

¿Era realmente un pijama? Esa es la gran pregunta. No lo era. Aunque el conjunto fue percibido como tal por algunos, se trataba de ropa formal de calle, con un estilo relajado y en tonos verdes, que González ha usado en otras ocasiones como parte de su imagen institucional.

Begoña P. Ischad y A. Moya escriben en Estrella Digital: “En pleno siglo XXI, seguimos midiendo la valía de una mujer en el poder por el largo de sus mangas o el tejido de sus pantalones. A Mercedes González, directora general de la Guardia Civil, le han bastado unas horas para convertirse en objeto de burla en redes sociales no por su gestión, sino por su ropa”.

Una fotografía suya, publicada por ella misma, durante un acto institucional interno (sin invitados, sin prensa, sin alfombra roja) ha bastado para desatar una ola de comentarios crueles, muchos de ellos abiertamente machistas, sobre su manera de vestir. “Un estilismo sencillo, funcional y absolutamente coherente con su entorno. Sin ostentación, sin artificios, sin pretensión de protagonismo. En cualquier hombre habría pasado inadvertido. En una mujer, sin embargo, se ha convertido en motivo de escarnio”, añaden los articulistas del citado medio.

Campaña de difamación

El machismo era esto: atacar a una mujer profesional por su aspecto físico. Basta con recordar los insultos que se suelen lanzar contra mujeres alternativas por el color de su pelo, sus tatuajes o su indumentaria más o menos arriesgada o moderna. “Viste como una perroflauta” o “payasa” son improperios habituales en estos casos. El machismo se manifiesta de muchas formas, y una de las más persistentes es el juicio sobre el aspecto físico de las mujeres, especialmente cuando ocupan cargos públicos o espacios de poder. Este tipo de crítica no solo es injusta, sino que también perpetúa estereotipos que limitan la igualdad de género.

En la política y el liderazgo empresarial, mujeres en puestos de responsabilidad son juzgadas por su ropa, peinado o maquillaje, mientras que a los hombres se les evalúa por sus ideas o decisiones. En los medios de comunicación se da más cobertura a la apariencia de una mujer que a su trabajo o logros. Titulares como “el vestido de la ministra” eclipsan debates importantes.

En redes sociales, comentarios despectivos, memes y burlas sobre el físico de mujeres públicas se viralizan con rapidez, reforzando la idea de que su valor está en cómo lucen. Todo ello desvía la atención de lo importante: sus capacidades, propuestas o acciones; refuerza la idea de que las mujeres deben cumplir estándares estéticos para ser respetadas; y desincentiva la participación de mujeres en espacios públicos por miedo al escrutinio. Es preciso denunciar este tipo de comentarios. Y apoyar a las mujeres por sus méritos profesionales, no por su apariencia.

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